Capítulo 22: Compromiso.
Saludó a un par de enfermeras que estaban junto a la recepción de emergencias, mientras caminaba por los inmaculados pasillos del hospital en dirección a la sala de lockers, para buscar su maletín antes de dirigirse a su consultorio.
A pesar de que había pasado toda la noche de guardia, se sentía llena de energía. La noche anterior había estado bastante movida, con un par de accidentes caseros que se complicaron más de lo debido, y una colisión vehicular que, afortunadamente, no pasó de unos cuantos heridos con contusiones moderadas, por lo que se había mantenido en actividad constante durante casi toda la guardia.
Para otros médicos posiblemente una noche así hubiese drenado sus energías.
Pero Sana se sentía revitalizada después de una jornada como aquella.
Miró su reloj de pulsera, escuchando a lo lejos el incremento del bullicio del hospital, lo que anunciaba la llegada de los pacientes que acudían por control rutinario. Si se apuraba todavía alcanzaría a tomar un buen desayuno con calma en la cafetería. Incluso podría tener un poco de charla matutina con Momo y Mina, así que se apresuró a abrir su locker para tomar su maletín.
Un súbito portazo la hizo girarse bruscamente.
Lo que sucedió luego no lo podía haber imaginado.
Frente a ella se encontraba Daniel, quien parecía bastante alterado y que, sin siquiera mediar palabras, se acercó a ella tomando su cara bruscamente para acercarla a él, robándole un beso con brusquedad, lleno de violencia e intimidación.
¿¡Qué coño le pasaba al cara de hurón!?
Reaccionando se deshizo del fuerte agarre de Daniel, para preparar su mano en una certera bofetada que impactó de lleno en la mejilla del rubio, volteando su rostro por el golpe.
Sana respiraba erráticamente, mientras intentaba comprender qué era lo que acababa de pasar.
Sin duda Daniel había perdido la cabeza. Sana había aguantado sus múltiples insinuaciones, una y otra vez, pero eso que acababa de hacer su colega era demasiado. Daniel se había pasado de la raya.
- ¿¡Qué diablos te pasa Daniel!? – preguntó Sana, incapaz de moderar su tono de voz ante la acción de Daniel.
- ¿¡Qué diablos te pasa a ti!? – le espetó Daniel, con furia, mientras se llevaba una mano a la mejilla afectada por la bofetada - ¿¡Crees que no me he dado cuenta de la manera en la que miras a Jihyo!?
Sana se quedó fría.
Se quedó tan fría, que por un par de segundos se olvidó de respirar.
¿La manera en la que ella miraba a Jihyo? ¿Entonces Sana era tan obvia? ¿Su sentir hacia Jihyo era tan obvio que hasta Daniel podía verlo?
Por un microsegundo pensó en enfrentar a Daniel y decirle que, efectivamente, ella estaba enamorada de Jihyo, pero eso solo complicaría las cosas. Daniel la veía con sus ojos verdes inyectados en rabia, dedicándole una mirada de desprecio que Sana no había conocido en todos los años que llevaban trabajando juntos, con las venas del cuello marcadas posiblemente por la ira.
Era como una bomba a punto de estallar.
Y Sana no sabía absolutamente nada de explosivos.
Tenía que negarlo. Tenía que intentar calmar a Daniel de alguna manera antes de que el rubio cometiera otra locura, o al menos hasta que alguien pudiera acudir a ayudarla.
- Daniel... - empezó a decir Sana, que pronto fue callada por el reclamo de Daniel.
- ¿¡Crees que soy idiota Minatozaki!? – inquirió Daniel, escupiendo cada sílaba de su apellido – Solo te diré algo. ¡Ella no es como tú!.
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You are my sickness - Sahyo
أدب الهواة-R E S U B I E N D O- ****** Los largos pasillos del hospital y las incontables guardias nocturnas eran el día a día de Sana. Con apenas tiempo para descansar, podría decirse que había descuidado su vida personal para dedicar ese tiempo extra en ayu...