Capítulo 26: Una última canción.
Se abotonó la sencilla camisa blanca que había escogido minutos atrás, completando su atuendo con un suéter verde oscuro que le daba un poco de color al resto de su vestimenta, conformada por un jean ajustado negro y unas converse del mismo color.
Tenía sin duda otras opciones un poco menos informales, pero para Sana eso estaba bien. Para un viernes de tragos casuales con sus amigas en el pub de siempre su atuendo no desentonaba en absoluto.
Miró su reflejo en el espejo para encontrarse con un par de ojos borgoña devolviéndole la mirada con expresión neutral. Sus ropas se amoldaban correctamente a su figura, resaltando sus atributos y dándole cierta libertad de movimiento. Con un poco de maquillaje pudo ocultar las profundas ojeras que había adquirido en el transcurso de las semanas anteriores, suavizando el pesar que a veces podía atravesar como un relámpago sus ojos.
A pesar de todo se veía un poco mejor. Al menos en las últimas semanas no había tenido mucho chance para pensar en Jihyo.
A Jihyo ni siquiera la había vuelto a ver.
Luego de su conversación con Mina tomó la decisión de cortar violentamente cualquier contacto con Jihyo, y eso involucró el evadirla completamente. Sana dejó de correr por las mañanas en el parque e incluso eliminó completamente sus visitas a la cafetería. Su rutina se limitaba a llegar muy temprano al hospital para encerrarse en su consultorio, tomar un desayuno rápido y trabajar en su consulta sin parar.
A las horas del mediodía recibía una llamada de Mina o de Momo. Esa era la señal para salir casi a la carrera de su consultorio para almorzar con sus amigas en alguno de los múltiples restaurantes que se encontraban relativamente cerca del hospital. Allí solían conversar un rato de sus pacientes y otras trivialidades, hasta que la hora de regresar a su consulta se acercaba.
Se había acostumbrado a llegar veinte minutos tarde a la consulta de la tarde todos los días, porque así evitaba a una siempre puntual Jihyo que, justo cuando Sana se disponía a bajarse del auto, tenía que estar entrando a su consultorio.
Había repetido la misma rutina por tres semanas, desapareciendo prácticamente del mapa para Jihyo.
Era mejor así.
Sabía que Jihyo había ido a buscarla al consultorio varias veces, pero afortunadamente siempre estaba ocupada con algún paciente. El mensaje que le había pedido a Sunmi que le diera era siempre el mismo, que estaba muy ocupada para atenderla en ese momento y que luego, al desocuparse, iría a buscarla.
Por supuesto. Sana nunca hacía eso último.
No podía ver a Jihyo. No sabía cómo reaccionaría al verla, y estaba prácticamente segura de que sus piernas flaquearían tan solo con escuchar su voz. Mantenerse cerca de ella solo le causaría más daño y ella estaba cansada de llorar por algo que no podía ser.
Incluso había eliminado por completo sus guardias nocturnas. No podía arriesgarse a que Jihyo se apareciera más temprano que de costumbre por el hospital para buscarla por el área de emergencia, y mucho menos quería encontrarse frente a frente con Daniel.
Seguramente Daniel estaba esperando ansioso el momento para restregarle en cara el anillo de compromiso de Jihyo, como si la pediatra fuese alguna especie de trofeo.
El cambio en su rutina había sido repentino, eso no podía dudarlo. Pero al menos ahora respiraba con un poco más de paz.
Dolía. Por supuesto que dolía. Pero al menos ya su pecho no se agitaba cada vez que entraba al hospital, y las lágrimas al correr solo lavaban un poco su tristeza, en vez de arder como carbones encendidos bajando por su rostro.
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You are my sickness - Sahyo
Fanfic-R E S U B I E N D O- ****** Los largos pasillos del hospital y las incontables guardias nocturnas eran el día a día de Sana. Con apenas tiempo para descansar, podría decirse que había descuidado su vida personal para dedicar ese tiempo extra en ayu...