24: Calma

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Capítulo 24: Calma

El sonido constante de la alarma matutina inundó sus oídos, estrujando sus tímpanos como si el sonido se encontrara amplificado, mientras hacía acopio de todas sus fuerzas para abrir sus ojos, arrastrándose entre las sábanas hasta alcanzar con una de sus manos el botón de su reloj de mesa, eliminando el molesto sonido.

Cerró sus ojos nuevamente por unos segundos, intentando que su cabeza dejara de dar vueltas. El dolor empeoraba a medida que se despertaba, pasando a ser una especie de presión constante que venía de ambos lados de su cabeza, impidiéndole quedarse dormida nuevamente.

Necesitaba una aspirina urgente.

Poco a poco el olor a café recién hecho inundó su nariz, llamándola hacia la cocina y haciéndola sonreír. Sin duda para ese dolor de cabeza del demonio que traía una taza de café bien cargado sería el suplemento ideal para activarla.

El olor a café recién hecho.

¿Quién demonios estaba haciendo café si ella aún estaba tirada en su cama?

Se levantó sobresaltada, abriendo sus ojos de golpe y con su cabeza recriminándole duramente su acción con una punzada de dolor que sintió hasta en lo más profundo de sus entrañas. A su mente venían apenas pequeños flashbacks acerca de lo que había sido su noche anterior, retazos llenos de alcohol y bailes indecorosos en un club lleno de gente ebria y sudorosa.

Observó su camisa desabrochada y nuevos episodios llegaron a su mente.

Una imagen vívida de Tzuyu sobre ella.

Luego una imagen vívida de ella llorando aferrada al torso de Tzuyu.

Era un completo desastre.

Apelando a su fuerza de voluntad se levantó de la cama, para dirigirse al baño a hacer milagros con su alma. Se lavó los dientes de manera quisquillosa, intentando hacer desaparecer el aliento a dragón que le había quedado producto de sus excesos con el tequila la noche anterior, y se metió debajo de la regadera para darse, protestando, un largo baño de agua fría.

Solo a ella se le ocurría volverse loca con los tragos un día de semana.

Le dolía tanto la cabeza que casi ni podía pensar en Jihyo.

Aunque ahora tenía más problemas. Seguramente en el transcurso del día sería sometida a un intenso interrogatorio por parte de Jisoo, quién seguramente tuvo que haberse preocupado a horrores por su actitud. Adicionalmente, también tenía que asegurarse de que Tzuyu no estuviera molesta con ella por lo que estuvieron a punto de hacer, y eso significaba que tendría que tener una larga charla con ella, quién seguro se encontraba igual de preocupada por Sana.

Y, encima de todo, tenía que rogar no encontrarse de frente con Jihyo en el hospital.

¿Qué se supone que le tendría que decir? Un "Querida amiga, me alegro por tu compromiso con Daniel. Espero que sean muy felices porque solo soy tu amiga y siempre querré lo mejor para ti, como amiga" sonaba de la mierda.

Era tan patético que hasta se friendzoneaba múltiples veces con la única frase que se le había ocurrido.

Definitivamente no quería ir al hospital.

Salió de la ducha sintiéndose cada vez peor, mientras ubicaba uno de los uniformes del hospital, poniéndoselo a duras penas e intentando mantener la coordinación de sus manos. Recogió un poco su desorden, guardando los tacones que había usado la noche anterior, lanzando la camisa y el blazer al cesto de la ropa sucia, y hurgando en su bolso de mano el teléfono celular y su identificación, para guardarlas en el bolsillo de su uniforme.

You are my sickness - SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora