28 : Sin vuelta atrás.

424 50 11
                                    

Capítulo 28: Sin vuelta atrás.

El frío hizo que su piel se erizara, recordándole que se encontraba aún en mitad de la calle. Momo había entrado al pub desde hace un rato, pero ella se había quedado allí afuera, con el silencio envolviéndola y la brisa azotando sus mejillas sin piedad, coloreándolas de un tenue escarlata.

La mezcla de emociones que sentía en esos momentos era inexplicable, quizá por eso era que se había quedado un rato más afuera. Eran demasiadas revelaciones juntas y ella ya había arruinado las cosas lo suficiente como para volver a dar un paso en falso. Estaba decidida a hacer lo correcto para no mentirse nuevamente a sí misma, y el tiempo no era un punto a su favor.

Estaba ebria, era apenas un poco más de medianoche y ella aún tenía que hablar seriamente con el que, hasta dentro de un par de horas, sería su ex prometido.

Después tendría que rogarles a los dioses para que le diera tiempo de llegar a la casa de Sana antes de que la rubia tomara un avión a un destino que aún permanecía desconocido para ella.

Había llegado al punto en el que incluso no le importaba realmente que Sana tuviera que irse. Sana podía irse si quería. Es más, eso era lo que se merecía. Merecía que Sana se fuera tan solo por el hecho de haberse permitido llegar tan lejos con Daniel sabiendo que estaba enamorada perdidamente de la rubia, pero si Sana se iba y le pedía que la siguiera ella lo haría.

La seguiría hasta el fin del mundo si era necesario.

Si Sana se iba y le pedía que la esperara ella lo haría.

La esperaría por meses, la esperaría por años, aferrándose al recuerdo de su cálida sonrisa mientras contaba uno a uno los días hasta su regreso.

Y si Sana se iba y le pedía que la olvidara...

Si Sana le pedía que la olvidara ella la seguiría esperando.

Solo quería poder hablar una vez más con Sana. Poder perderse una vez más en ese borgoña que era su adicción, y borrar todo rastro de tristeza en ellos. Necesitaba sincerarse enteramente con ella y consigo misma, aunque eso no borrara el daño que causó inconscientemente con sus acciones.

Lo mínimo que podía hacer era intentarlo. Lo mínimo que se merecía Sana era que ella lo intentara.

Suspiró profundamente, dejando salir lentamente el aire de sus pulmones mientras un escalofrío recorría su espalda. Cada movimiento del segundero acortaba el tiempo que tenía disponible, y ese tiempo era demasiado valioso como para desperdiciarlo.

A pesar de la cantidad considerable de alcohol que se encontraba distribuido copiosamente por su organismo, su mente estaba más centrada de lo que había estado en años. Ya no había espacio en sus pensamientos para la duda.

Aunque doliera, con el pecho recordándole el peso del miedo a la incertidumbre, lo haría.

Caminó hacia la entrada del pub, atravesando el umbral para llenarse un poco de la calidez que había en el lugar. Pidió permiso un par de veces mientras atravesaba el lugar, para tomar asiento junto a Daniel, quién la veía con preocupación.

- ¿Cariño? – preguntó Daniel - ¿Estás bien?

- Me siento un poco indispuesta – mintió parcialmente Jihyo - ¿Puedes llevarme a casa?

- Claro, vamos.

Era una mentirosa, pero no podía arriesgarse a armar una escena en ese lugar.

Las palabras de Momo resonaban en su cabeza, haciendo eco en los lugares más recónditos de su cerebro. Tenía unas inmensas ganas de golpear a Daniel por lo que le había hecho a Sana, pero ella también tenía parte de la culpa en lo que había pasado al no haberle dicho que no cuando debía hacerlo, empeorando las cosas. Además, la violencia sin duda no era la solución a ese desastre.

You are my sickness - SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora