La historia de como un joven príncipe se perdió en el bosque debido a que buscaba huir de su asfixiante vida, y en el camino se encuentra con un lobo llorón que quiere comer.
☼︎ Dekukatsu
☼︎ Au sin quirks/ Fantasy Au
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Katsuki vio confundido al hombre enfrente suyo. Se veía como un pordiosero. Talvez era hombre que lo perdió todo y terminó vagando por el bosque.
A pesar de tener una apariencia extraña, aquel desconocido no emitía aires de desconfianza, o que tuviera malas intenciones. Solo tenía hambre.
De la canasta sacó la mitad del pan que el había comido, y se lo extendió al desconocido. El hombre aceptó gustoso el pedazo de pan, y fue en cuestión de segundos que lo hizo desaparecer.
De solo mirarlo a los ojos supo lo que él hombre quería. Más comida. Entonces, a regañadientes, sacó unas cuantas frutas.
De nuevo, el hombre las recibió feliz.
Katsuki lo observó comer la fruta con más calma. De vez en cuando lo recorrió con la mirada, analizando las ropas que el mayor portaba.
Su ropa estaba desgastada, su cabello largo parecía un nido de pájaros y su barba... no podía decir con exactitud que parecía su barba.
— ¿Se puede saber que hace un joven tan encantador caminando por la zona peligrosa del bosque? — preguntó el hombre. El joven príncipe lo miró altanero, pues así lo habían criado.
— Eso no te incumbe, viejo.
— ¿Viejo?. En realidad soy más joven de lo que aparento, pero ese no es el caso. De seguro las mujeres y hombres del pueblo te advirtieron de no venir por este camino, así que, ¿Qué haces aquí, princesita?.
— No me diga "princesita", y si me dijeron que no viniera por aquí, pero era necesario.
— Oh... ¿Se puede saber hacia dónde vas, princesita?.
— Yo- a la cabaña de... De mi abuela.
— Vaya, vaya. Que mujer más afortunada. Ningún nieto seria tan valiente y devoto para ir por este camino, solo para ir donde su abuela.
El príncipe, cansado del hombre, se levantó, sacudió la nieve de su capa y acomodo su canasta de alimentos. Pronto se haría de noche.
— ¿Ya te vas?.
— Si.
El hombre lo miró con las cejas levemente alzadas. Vio cómo el joven rubio se iba por aquel camino "peligroso", así que, sin nada que hacer y buscando divertirse, corrió detrás del joven.
Katsuki trató de ignorarlo una vez el hombre peliverde empezó a caminar a su lado, se sentía frustrado, ¿porqué aquel viejo lo seguía?. Se detuvo en seco al sentir unos dedos rozar su fría y rojiza mejilla, consecuencia del frío.
— ¿Qué crees que haces?.
— Oh, lo siento. Es extraño ver a un joven tan lindo como tu... Cabellos tan rubios que hacen competencia al sol mismo, piel blanca como la nieve... Y, ojos rojos como la sangre misma.
Katsuki se sintió halagado por aquellas palabras. Le encantaba recibir cumplidos, en el castillo eran como su pan de cada día.
Aún con esos pensamientos, pudo visualizar como todo a su alrededor comenzaba a volverse oscuro. La noche caía de a poco, y el seguía en medio del bosque con un descarado hombre de cabellos y ojos verdes.
— Mira, princesa. Pronto la noche caerá por completo, y te perderás entre los árboles como muchos otros lo han hecho.
En un movimiento rápido agarro de la mano al rubio, hablaba sin parar mientras se desviaban del camino que originalmente debían seguir.
— ¿A dónde crees que me llevas?, debo ir con mi abuela, y tu, viejo descarado, me desvías de mi destino.
— Primero; no soy un viejo descarado, soy joven, solo que esta barba no me ayuda mucho. Segundo; solo busco llevarte a una cueva que hay cerca de esta zona, así no morirás de frío en medio camino.
El joven príncipe dudaba de sus palabras, pero al ver una cueva cada vez más cerca, se calmó.
— Gracias, supongo. Yo... No conozco muy bien este bosque.
— Me di cuenta. Eres un hombre joven, atractivo. Con manos más delicadas que las de una dama. Piel suave, bien cuidada. Cada parte de ti está cuidada con extrema delicadeza, como si fueras un piedra preciosa y valiosa. — lo cual sin duda eres.
Entonces Katsuki por fin se dio cuenta de algo. Era obvio que aquel viejo no lo conocía, es más, de seguro nadie sabría que él es el príncipe, pues jamás había salido de su castillo.
— Entonces, princesita. ¿Qué haces deambulando por este bosque?.
— Ya se lo dije. Solo soy un joven que va a la cabaña de su abuela, pues no tiene a nadie mas consigo.
El hombre, quien en ese tiempo intentaba prender una fogata, lo cual logró con éxito, miró con algo de pena al rubio. Katsuki al ver esa expresión, decidió cambiar de tema.
