La historia de como un joven príncipe se perdió en el bosque debido a que buscaba huir de su asfixiante vida, y en el camino se encuentra con un lobo llorón que quiere comer.
☼︎ Dekukatsu
☼︎ Au sin quirks/ Fantasy Au
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En el momento menos esperado, Izuku y Katsuki habían llegado a la cabaña. El mayor sintió un leve sentimiento de deja vú' al ver el lugar, como si ya lo conociera, en cambio el príncipe se veía emocionado.
El primero en entrar al lugar fue el príncipe, sintiendo una extraña paz al entrar al lugar.
Adentro era cálido, tranquilo, con una decoración simple pero linda. En parte el lugar le recordó a su Nana, casi podía sentir su presencia por el lugar.
El viejo solo se dedico a recorrer con la mirada el lugar lenta y detalladamente. Jura haber estado en ese lugar en algún momento, lo siente, pero sus recuerdos son borrosos.
— Me encanta, es muy lindo — toda preocupación se esfumó al ver la sonrisa y alegre voz del príncipe. Su corazón de nuevo empezó a latir con fuerza, deseando poder admirar de esa manera al joven rubio toda su vida.
— Que te guste es lo más importante, princesa...
— Deja de llamarme princesa, viejo.
— Que tal dulzura.
De nuevo aquel calor abrumador se instaló en el pecho del príncipe, llevando su mano a ese lugar, como si eso fuera suficiente para calmarlo.
— No. Ni siquiera tenemos algo formal como para llamarnos de esa manera, viejo. — Con la mirada en alto, camino y empezó a recorrer el lugar.
Izuku se rió, rodando los ojos. No importa que tanto intente ocultarlo, puede sentir en el aire como aquel pequeño y lindo rubio emana emoción y alegría.
— Saldré un momento, ¿esta bien?.
La sonrisa del príncipe se desvaneció, mirando ahora asustado al pecoso. — Voy a volver, dulzura... — acarició la mejilla pálida con delicadeza, como si hacerlo con rudeza fuera a hacer que se rompa — Prometí no irme.
— Te estaré esperando...
El mayor asintió con lentitud y, con su respiración algo agitada, le dio un corto y suave beso al príncipe.
Satisfecho, Izuku salió del lugar y, en un parpadeo, sus ojos verdosos brillaron y sus pupilas se achicaron.
Corrió por el bosque con una velocidad inimaginable. Cada paso hacia que su cuerpo fuera cambiando, hasta terminar siendo un lobo de pelaje verde oscuro, con líneas negras recorriendo su lomo y parte de sus patas, dejando de lado las prendas que con anterioridad llevaba puesto.
Corrió, corrió y siguió corriendo, hasta llegar a una zona rodeada de muchos arbustos y frondosos árboles. De pronto unas pisadas se oyeron por el lugar; pisadas fuertes que lo pusieron en alerta.
— ¿Ya no reconoces a tus amigos, Izuku?.
El lobo bajo sus defensas al reconocer el aroma y voz de aquella persona, sintiéndose emocionado. Ya más tranquilo, volvió a su forma humana.
— Dios Santo, no te transformes justo en frente mío, pervertido. — aquella persona le tiro a sus pies un pantalón y camisa — ¿Qué harías si alguien te viera justo en plena transformación?, tienes que aprender a valorar tu vida un poco más.
— Ya lo se, Eijiro. — chasqueo su lengua al sentir algo golpear su costilla derecha. — ¡No hagas eso!, ¿qué harías si alguien te viera?. No es muy normal que digamos ver a alguien con una cola de dragón, ni dragones...
— Ya vámonos — contestó, suspirando cansado.
— No puedo, debo volver a casa...
La risa del pelirrojo resonó por el bosque, divertido por aquellas palabras. Pero su risa fue detenida al ver la mirada sería del mayor.
— ¿Hablas en serio?.
— Jamás en mi vida había hablado tan en serio.
La tensión en el ambiente era obvia, con una guerra de miradas acompañándola.
— Demonios, Izuku ¿en que te metiste ahora?. Te juro que si tu estas jugando-
— Lo amo, Eijiro.
— ¿Lo amas?... Eso es, vaya, jamás creía oírte decir eso ¿De casualidad no estas bajo el hechizo de una bruja? Por esta zona suele haber muchas...
— ¡Que no!, jamás en vida había sido tan serio. El es, Dios... Es todo lo que quiero y necesito.
Aquel hombre pelirrojo se cruzó de brazos, al parecer enojado. — ¿Desde hace cuanto lo conoces?.
— Días... Quizás.
— Izuku.
— ¡Te lo juro, Eijiro!. Cuando estoy con el mi corazón late con fuerza, mis manos pican y mi pecho arde. No sé cómo explicarlo, pero lo siento, aquí... — con su mano derecha apuntó la zona de su corazón, mirando suplicante al pelirrojo.
— Uno de los dos saldrá herido... Es un humano, Izuku. Los humanos no pueden llegar a entendernos, ellos sólo atacan sin pensarlo dos veces.
— El es diferente.
Otro silencio los acompañó, poniendo nervioso al pecoso.
— Si algo fuera a suceder, sabes que tienes un hogar al que volver... Y lo mejor sería que le digas la verdad. Es preferible eso, a vivir en una simple burbuja de ilusión. El rechazo dolerá menos ahora que no llevas mucho tiempo conviviendo con ese chico.
Eijiro le sonrió, le dio unas palmadas en la espalda y se dio la vuelta. Izuku solo pudo observar como se iba, con la nieve cubriendo las huellas que dejaba.
— Talvez tengas razón...
Se dio media vuelta y partió rumbo de nuevo a la cabaña. Aburrido de caminar se quito nuevamente la ropa y volvió a su forma lobuna.
Sin ser consciente de que alguien lo había observado.
JAJA como me mama dejar los capítulos así. Es solo que hoy es el cumple de mi abuelo y no tengo mucho tiempo de escribir.
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