𝓡𝓮𝓿𝓮𝓵𝓪𝓽𝓲𝓸𝓷𝓼

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— Hijo

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— Hijo...

Izuku salió de su estupor al oír la voz cansada y sorprendida de la pequeña mujer. Se veía más vieja, con algunas canas sobresaliendo de su largo y verdoso cabello.

Traía unas prendas simples, algo desgastadas, pero lo suficientemente para poder protegerla del frío.

El aire pareció salir de su cuerpo, dejándolo con un intenso dolor de pecho. Sus manos se movieron nerviosas, y empezó a respirar por la boca, tratando de recuperar aire.

La mujer reaccionó al ver a su hijo caer al piso, con ambas manos en su pecho, como si así fuera a calmarse.

— Izuku, respira, por favor. Tienes que calmarte.

Lo abrazo con fuerza, tratando de ayudarlo de esa manera. No sabia que hacer, y las lágrimas ya estaban amenazando con salir.

Paso un tiempo antes de que Izuku empezará a regular su respiración, aunque todavía mantenía una mano en su pecho.

— Tu... Estas viva, ¿c-cómo?...

La dulce sonrisa de la mujer lo hizo callar, con las lágrimas comenzando a brotar. La mujer se veía tan linda, tal y como la última vez que la vio.

— Es una historia muy larga... Pero ahora lo mejor será entrar, Katsuki-kun tiene el sueño pesado, pero estoy segura que si no te siente a su lado se va a despertar.

A pesar de la confusión, le dio paso a la mujer. Al entrar, Inko miró todo el lugar con una nostálgica sonrisa. Todo se veía limpio, de seguro porque los dos jóvenes se encargaron de eso.

Entonces...

— Oh — ríe suavemente — ven, toma asiento conmigo.

Izuku asintió despacio, y se fue a sentar al lado de la mujer.

— El día del incidente yo te deje en ese lugar porque sabía que la tribu de Kirishima-San te cuidaría...

— ¿Kirishima?, ¿hablas de la familia de Eijiro?.

— Así es... Estaba muy herida como para protegerte. Los aldeanos no iban a tener piedad de ti, por más que eras un niño... Ellos te hubieran asesinado.

Los ojos verdes, con ojeras marcadas debajo, miró con un brillo singular al pecoso. Su madre se veía tan... Cansada, pero al mismo tiempo aliviada.

— ¿Cómo sobreviviste?...

La mujer sonrió nostálgica — Mitsuki me ayudó.

— ¿Mitsuki?.

— La mamá de Katsuki-kun. — los ojos del pecoso de notaron clara sorpresa. — Por obra del destino, ese mismo día, mientras yo agonizaba cerca del campo de flores, ella se apareció frente a mí.

"Mis ojos brillaron en forma de amenaza, aunque no duró mucho ya que ella traía en brazos un lindo niño rubio, me quedé maravillada con su belleza, se veía como una frágil muñeca de porcelana... A pesar de que ella vio mis ojos, no dudo en acercarse y tenderme la mano".

Izuku escucho atento a cada palabra, impresionado por tal casualidad, o como dijo su madre, obra del destino.

— ¿Porque no volviste?.

De nuevo, una sonrisa triste adorno el bello rostro de la mujer.

— ¿Alguna vez oíste del príncipe que jamás salió de su castillo?.

— Si, es decir, ¿Quién no la conoce?.

— Verás, Izuku, ese príncipe en realidad si salió de su castillo, cuando era un niño, pero lo hizo. Contrario a lo que cuentan, el príncipe no fue encerrado por su exótica belleza, si no por la paranoia de su padre.

— ¿Paranoia?, porque el rey se pondría así. No tiene sentido.

Izuku revolvió su cabello, soltando después una pequeña risa divertida. Su madre sólo mantuvo la mirada tranquila.

— Porque el sabe de la existencia de las criaturas mágicas.

La sonrisa que adornaba el rostro del peliverde, decayó en menos de un segundo. Sus ojos viajaron a los de su madre, como si tratará de comprobar que decía la verdad.

— ¿Cómo?...

La amiga de la reina, una mujer a la que salvo de la muerte, le hizo saber de su existencia. Sin saber que eso le costaría su libertad al pequeño príncipe.

— Espera, espera. ¿Amiga de la reina?, o sea... ¿Eres tu?...

"El rey, sin poder creer en las absurdas palabras, le ordenó que se lo demostrara. La mujer, a pesar de estar herida, se transformó en una bestia. El rey, paranoico, decidió mantener a su único hijo dentro del castillo. Tenía miedo, miedo de que su hijo pudiera salir y toparse con alguno de esos monstruos. El pequeño príncipe era su único hijo, el único que pudo tener. La mujer, una vez recuperada, trató de irse del castillo, pero él rey se lo impidió. — Te quedarás dentro del castillo, protegiendo a mí hijo. Es tu paga por haberte salvado la vida, Inko."

— Katsuki... Es el príncipe... — la mujer solo asintió en silencio.

— Desde entonces me encargue de cuidarlo, protegerlo, era la única capaz de hacerlo sin salir gravemente herida. Hasta que un día, cuando el cumplió 18, Mitsuki me pidió un favor.

— ¿Qué favor?.

— Ayudarlo a escapar, mostrarle un camino hacia su libertad. Ella sabía que Masaru jamás lo dejaría ser libre, no hasta que el muriera. Ella lo intentó, trató de convencerlo de que afuera no todo era malo, pero no sirvió de nada. Masaru estaba reacio a escucharla.

Ninguno dijo nada más, llenando el lugar de un asfixiante silencio. Izuku trataba de procesar toda esa información, sin saber con exactitud qué decir.

— Fue una buena coincidencia que me lo encontrara... — fueron las únicas palabras de Izuku.

Inko alzó una ceja confundida — ¿Coincidencia?, Izuku, tu encuentro con Katsuki nunca fue una coincidencia.

Momento confusión.
Deben tener dudas, posibles teorías, o quizás nada.

Pero ñe. Se esperan los siguientes caps arhe.

No se olviden de votar si les gustó el cap, y que tengan un lindo día✨.

Sin mas que decir, Bye Bye~°°°

𝔈𝔩 𝔓𝔯𝔦𝔫𝔠𝔦𝔭𝔢 𝔜 𝔈𝔩 𝔏𝔬𝔟𝔬 𝔏𝔩𝔬𝔯𝔬́𝔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora