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Shibuya, Izakaya

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Shibuya, Izakaya. Tokio Japón. Kurand Sake Market. 11:00 pm.

En el bar de Kurand, una joven estaba sentada esperando a su invitado, con ella la acompañaban un beta y omega, quienes estaban sentados a unas mesas lejos de ella, al lugar ingreso un alfa rubio, vestía de negro para no ser reconocido con facilidad y la chica al verlo se levanto para recibirlo. Ambos se saludaron estrechando la mano y luego se sentaron, un mesero llego a atenderlos y luego de pedir su orden esperaron su pedido para que no hubiera interrupciones. Minutos despues ambos tenían sus bebidas y era hora de comenzar la conversación del por que estaban ahí.

—dime Minamoto Teru, ¿estas dispuesto a hacer negocios conmigo?

―de hecho, no solo yo 

―te escucho

―no soy idiota, estoy seguro que tu ya te enteraste que Akane y Aoi no van a casarse ¿verdad?

―no precisamente es así la noticia que me llego pero lo tomare

―obvio no voy a decirte la verdad que yo se

―asiente―.

―te propongo algo

―vine a proponerte a ti y ahora soy yo la que recibe propuesta, adelante

―empresas Akane y Minamoto, juntas contigo

―sonríe ladina― ¿A cambio de...?

―sonríe victorioso―.

Luego de aquella platica ambos alfas salieron del bar tomando rumbos distintos, había empezado, el plan de ambos se había hecho uno y no habría forma de detenerlos. Si una de las piezas del tablero estaba estorbando había que eliminarla, muy pronto pasaría y ni los medios se enterarían como paso todo.
Esa misma noche un chico estaba recostado sin poder dormir, todo en un día había sido suficiente para él, tenerlo despierto era más por las decisiones tomadas en el día, ¿Y si se había precipitado? ¿Porqué el alfa se había ofrecido tan de repente? No entendía o es que realmente era lo que pensaba y no quería aceptarlo tan rápido. Todo tenía sentido para él pero aceptarlo era muy pronto, aun que ya estaba seguro al 100% lo que pasaría después, era mejor aceptarlo y agradecer aquella noche.

Al día siguiente el joven pelirrojo se levantaba, tenía algo de sueño por haberse desvelado pensando en lo ocurrido ayer, se dio un baño, se vistió y bajo al comedor a tomar el desayuno, que para su no sorpresa, sus padres estaban ahí, no sorpresa por que era obvio que les llegaría la noticia de su pelea con la beta, en fin, era mejor aclarar todo ya.

―buenos días

―buenos días Akane

―se sienta―.

―¿estas bien? ¿necesitas decirnos algo?

La Alfa mayor preguntó de forma dulce y comprensiva, si, a pesar de ser una mujer alfa muy fuerte, como madre era lo contrario, los padres de Akane no estaban pintados como en las típicas familias Alfas con hijo omega, donde siempre el hijo era menospreciado y abusado, no, ellos eran todo lo contrario, eran sobreprotectores y cálidos, las dos preguntas lo tomaron por sorpresa, "¿estas bien?" "No, no lo estaba", "¿Necesitas decirnos algo?" "Si, si tengo algo que decirles y es mucho, pero mejor no lo hago" Tal vez era incorrecto guardarse sus problemas, pues sus padres a pesar de ser empresarios y viajar todo el tiempo, estuvieron presentes para él en todo momento importante de su vida. En el jardín de niños, cuando había festivales, en sus cumpleaños, en el día de la madre o del padre, graduaciones, primer día en la secundaria, actividades extra escolares, en fin, le dedicaron todo su tiempo a él antes que al trabajo, si, esa clase de padres eran ellos. El por que nunca contaba sus problemas tal vez era por el temor a que se desilusionaran de él, ya tenía cargo de conciencia por ser omega en familia de alfas y ahora decirles que él no deseaba nada de lo que ya habían acordado le daba miedo a que todo lo que tenía se acabara, se estaba gastando mucho en todos esos pensares, no le importaba, era mejor así. Cuando todos te dedican esa mirada de "Eres el hijo ejemplar de la familia" en vez de sentirte orgulloso te sientes aterrado, aterrado por pisar en falso y destruir la imagen que todos deben tener de ti.

En la relación... Mando YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora