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Un dulce aroma a frutillas inundaba la casa, ese olor tan embriagante que manipulaba todos los sentidos del alfa, fresas recién cortadas en temporada, frambuesa y zarzamora batidas, haciendo una mezcla homogénea, un poco de meta fresca para dar un...

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Un dulce aroma a frutillas inundaba la casa, ese olor tan embriagante que manipulaba todos los sentidos del alfa, fresas recién cortadas en temporada, frambuesa y zarzamora batidas, haciendo una mezcla homogénea, un poco de meta fresca para dar una combinación equilibrada, pero, ¿De dónde provenía? Sus nervios olfatorios estaban estimulados al cien. Buscaba el dueño de aquel aroma, caminando por toda la calle, buscando al dueño de tan atrayente fragancia. Sin duda aquella caminata matutina había sido una forma de escapar muy cobarde de parte del alfa, pero vaya que a veces los momentos suelen traer oportunidades o tal vez...¿Destinos? No importaba que opción era, pues seguiría aquella señal que se le había sido entregada con tal de obtener lo que había llamado su atención. 
Camino por todo el parque en el que estaba, volteaba a ver a todas direcciones con tal de hallar rápido lo que buscaba, quería tenerlo ahora mismo, como un niño cuando se encapricha con algo, deseaba tenerlo en sus manos ya, toda su mente era bloqueada por aquel aroma, sus pasos eran acelerados y torpes, recorriendo todo el parque, perdiéndose en aquella zona llena de naturaleza, especial para ir de día de campo o tal vez para acampar, alejándose de toda la civilización, dejando atrás la ciudad y a la gente, dejando atrás sus problemas, molestias y corajes. Ansiaba con cada paso que daba llegar hasta la fuente de aquella fragancia, con pasos menos precisos por el cansancio, cayó al suelo y sin darse por vencido camino a gatas, escondiéndose entre unos arbustos, pues ya estaba cerca de lo que había estado buscando y por instinto, se escondió en caso de ser algo peligroso, pero cuando menos lo espero, lo que tenía frente a él, era lo más lindo que había visto, sus ojos se llenaron de un brillo inigualable, invadido por un sentimiento vivaz, despertando sus emociones y acelerando su corazón a un ritmo incapaz de imaginar.

Un pequeño chico, tal vez de 12 años, estaba recostado sobre el fresco césped del parque, algunas haces de luz que se colaban entre el follaje de los arboles, se reflejaban en su rostro de piel blanquecina y sin imperfecciones, sus ojos estaban cerrados y sus largas pestañas cobrizas se marcaban, algunos mechones de cabello rojizos brillaban por la luz y se combinaban con tonos más claros y obscuros, su cabello sin duda se veía sedoso, cubriendo un poco del rostro del chico. El joven rubio observaba con incredulidad aquella escena, sin duda sus pupilas se dilataron, con gran sigilo se acerco a donde estaba el chico pelirrojo, pisaba con cuidado para no despertarlo y cuando estuvo muy cerca de él se quedó pasmado contemplando con cercanía y a detalle las facciones del contrario, sin duda era un chico omega y uno muy lindo a vista del rubio, juraría que era el omega más lindo que había visto, acerco su rostro a escasos centímetros de la cara del pelirrojo y sin apartar vista, bajo su nariz hacía el cuello de este, inhalando el aroma por completo, era aquella fragancia que noto a lo lejos, ese sabor de frutillas frescas y embriagadoras. Tan sumido estaba en deleitarse con el aroma, que no noto cuando el pelirrojo abrió los ojos, este por su parte estaba muy quieto, tal vez eran los nervios por tener a un alfa encima de él o tal vez era otro sentimiento que no comprendía. En uno de los movimientos del alfa, el omega no resistió más y soltó un pequeño jadeo, asustando al contrario y haciendo que este se despegara de él, apartándose a un lado y cayendo de sentón en el pasto.
El pequeño omega se levanto sorprendido por aquel acto que había hecho, pero vamos, fue una respuesta involuntaria. Tapándose la boca con la mano se incorporo en el pasto, sentado volteo a ver al chico que estaba ahí.

En la relación... Mando YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora