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El dolor de perder a una persona no puede ser comparado con nada, existe una escala de dolor psicológico, donde inicia de un dolor controlado hasta un dolor incontrolable, eso es lo que ocurría con Minamoto Teru, el alfa que perdió a su omega, per...

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El dolor de perder a una persona no puede ser comparado con nada, existe una escala de dolor psicológico, donde inicia de un dolor controlado hasta un dolor incontrolable, eso es lo que ocurría con Minamoto Teru, el alfa que perdió a su omega, pero que dejo en sus manos la prueba de su amor, su hija Teruko.
Era sorprendente ver como un alfa que había perdido a su destinado sobrevivía, pues, era muy bien sabido, que cuando en la relación la pareja es destinada, al perder a uno, el otro también pierde, pues el lazo que los une no es una simple broma o palabra, es una promesa, es la indirecta de las palabras "Hasta que la muerte nos separe", sin duda la muerte se llevo a uno y con ella, la vida del otro.

Había pasado un mes, el luto para el rubio iba a ser toda la vida, al igual que el odio a hacía la persona que provoco ese estado en él, por parte de sus hermanos, Tiara a pesar de ser la menor, se mantenía fuerte, aun que en el fondo ella también estaba decaída y peor aun, cuando al ser todavía menor de edad, tenía que seguir viviendo con aquel hombre que le arrebato a su madre, no eran la misma sangre, pero Niki siempre estuvo presente para ella; Kou Minamoto era el más resentido, sobre todo por que habían lastimado a su amigo, aun que sus dos hermanos sospechaban que había algo más, pero aun así, era entendible su enojo, lastimar a un inocente.

En el trabajo, nadie hablaba del trágico accidente, sin embargo se podía sentir el aura pesada y el mal estado del joven Minamoto.

En la oficina, el rubio se encontraba sobando su frente con las manos, daba gracias a que Teruko se mantenía callada y aun que ahí estaban Aoi, Yashiro y Yamabuki cuidando de ella, no podía concentrarse del todo en su trabajo, había dejado pasar todo un mes y no podía recuperar todo el papeleo, más aparte, la empresa de su difunto esposo no tenía control, él no podía tomar el poder así como así, ya que la herencia estaba al nombre de su hija para cuando esta, cumpliera los dieciocho años, pero al ser una bebé, lógico que no podía reclamar nada hasta los dieciocho, los dieciocho.... Su omega había planeado una vida hasta los dieciocho años de su hija, ¿Qué planes se habría imaginado el pelirrojo? Inconscientemente empezó a derramar lágrimas, lo que fue percibido por los demás.

—murmura— Otra vez esta llorando

—murmura igual— es lógico Yamabuki, un mes no le va a bastar para superar la muerte de Akane

—asiente— Ao-chan tiene razón...

El de cabellos color lima tomó a su sobrina en brazos y la llevó hasta donde estaba el alfa, la sentó en el escritorio con cuidado y luego habló.

—Teruko-chan, tu papá necesita consuelo

La bebé miró hacía arriba, sus grandes ojos azules veían con inocencia a su tío Yamabuki, luego llevo sus manitas hasta el rostro de su padre, que al tocarlo empezó a soltar unas risas.

—Minamoto-kun ¿Estas bien?

El rubio se había limpiado las lágrimas y ahora sostenía a la menor, la había sentado en sus piernas mientras trataba de relajarse.

En la relación... Mando YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora