Los sentimientos de un hada

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Los antes hermosos paisajes de Obelia ahora no eran más que escombros, los imponentes edificio fueron destruidos en un par de segundos mientras las llamas consumían todo y a todos.

No había remordimiento tras aquella masacre, ese era el pueblo a quien no le importó que su princesa muriera injustamente, era la gente que la abucheó y provocó gran parte de su pesar, todos aquellos que e alguna vez estuvieron del lado de la joven ya habían sido ejecutados, en ese Reino solo quedaba la escoria que la hizo sufrir hasta el día de su muerte. El Palacio Imperial estaba destrozado, los cadáveres de las personas que yacían dentro de el antes del momento fatídico ahora no eran más que cenizas.

En una habitación lejana medio destruida estaba el cuerpo inerte del emperador, no importa cuando alabado haya sido antes, frente a la furia del mago carmín ni siquiera pudo notar el momento en que su vida termino. Claro que hay que darle algo de crédito a las bastardas que conspiraban para robar el trono, si no fuera por ellas y su magia negra  el emperador no habría estado moribundo antes del regreso del mago.

Tampoco fue problema acabar con ellas, ahora que no estaba la princesa no había razón para mantener su enojo a raya, ahora nada le impedía acabar con la basura molesta que habitaba en el Reino.

Ahora volvería a estar solo.

Vagando en medio de las llamas llegó la único lugar que no se atrevería a tocar, el único paisaje intacto que mantenía su belleza era ese pequeño jardín detrás de la torre, uno que hizo para su princesa, lleno de Rosas y árboles frondosos que los cubrían con su sombra cuando pasaban tiempo ahí.

En ese lugar estaban sus más bellos recuerdos.

Caminó hacia el lugar desde donde solían mirar las estrellas, pero ahora la noche era más oscura, no había una Luna que alumbrada ni estrellas que adornan el cielo, todo era una nube de humo.

Aún así ese era su lugar seguro.

Miró a los alrededores, en uno de sus lados pudo notar el pequeño frasco que resaltaba junto a un sobre, escondidos bajo un Rosedal rojo.

El reconocía esa botella, después de todo fue el quien la creó, añadiendo personalmente cada línea de decoración en esa pequeña botella.

Al abrir el sobre encontró una carta, no hacía falta mencionar el remitente, después de todo ese lugar solo lo conocían ambos. La pequeña botella traía poco menos de la mitad del perfume intacto, mientras que la carta también fue impregnada del mismo.
Dentro de ella también había un pequeño pétalo de rosa seco.

Al llegar el contenido del manuscrito no pudo evitar que aquellas lágrimas resbalar antes por sus mejillas.

"No te culpes, tampoco deseo que me extrañes, lo único que quiero pedirte es que sigas adelante. No importa lo difícil que parezca se que tu puedes continuar y dejar atrás el pasado.

Espero que encuentres a alguien más que pueda ayudarte a sanar estas heridas.

Te amo, te amo ahora ay siempre lo haré. Por que eres lanperosna más especial para mí, por que siempre pude contar con tu amor y apoyo, por eso quiero que busques a quien te haga feliz sin atarte a sentimientos del pasado. Ahora yo seré parte de tu pasado y por ello debes continuar.

Se que es egoísta pedirte esto, pero espero que comprendía que deseo más que nadie tu felicidad.

Lucas, si existe una vida después de esta me gustaría volver a verte, volver a ser amigos y volver a amarte, me encantaría poder tener un final feliz a tu lado sin estar atada a mis propios sentimientos.

Cuídate, mago idiota"

¿Como pretendes que siga adelante si tu no estas a mi lado? Ni en tus últimos momentos dejas de ser caprichosa, princesa torpe.

《Relatos》/P.E/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora