𝐜𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞

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Amor de mi vida.

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Las noches aquí siempre fueron frías, pero el encontrarme frente a esta puerta, sabiendo lo que encontraría detrás, me atemorizaba. No sé como pude haber burlado la seguridad, solo sé que lo hice a todo costo, sabiendo que si algo llegara a pasar por mayores, estaría involucrada. Acaricie la manecilla de la puerta, ya lo había visto, ya había charlado con él, pero esta vez algo se sentía diferente, estábamos en el lugar donde todo había empezado. Abrí la manecilla de la puerta, lo hice con delicadeza para evitar algún tipo de ruido, pero se que él debía estar ahí, despierto. Me adentre, cerrando la puerta a mis espaldas, observando esa celda, tan fría y solitaria. Las pocas antorchas alumbraban, pero aún así se sentía vacío y doloroso estar aquí sin nadie. Lo sé, porque ese año en el que estuve sola, así se sentía dentro de mi celda, no eran tan distintas. Camine, mis pasos se escucharon leves, pero me detuve frente aquella celda, observándolo. Su mirada rápidamente se cruzó con la mía, podía ver sus ojitos verdosos, aquellos con una mirada vacía y fría, mientras que su cabello estaba recogido en un moño con varios flequillos sueltos. Su rostro estaba limpio de vellos faciales, era ese Eren del que me había enamorado, solo que ahora era un joven adulto, y sin duda, una persona fría y siniestra. Él se quedó sentado en la camilla, pero aún así, seguía observándome.

-¿Qué haces aquí?-me preguntó, a lo que me recosté de la pared, para sentarme en el suelo.-No te conviene meterte en problemas, menos ahora.-sugirió, con una voz fría, pero en un tono leve.

-Creo que estar de vuelta ya es un problema, supongo que lo demás se irá resolviendo solo.-le respondí, refiriéndome que entenderían mi presencia aquí.

-Aún no has contestado qué haces aquí.-volvió a preguntar, mientras que sus pies estaban encima de la cama, y él colocaba su brazo en el derecho, dejándolo descansar ahí, mientras que llevo su cabeza a la pared para observar el techo, podía ver sus facciones tan desarrolladas.

-¿Eres tú quien debe hacer las preguntas, Eren?-le pregunté, viéndolo.-Creo que después de todo, yo merezco respuestas.-emití, viendo como él suspiro.

-También tengo preguntas a las que quiero que respondas.-me indicó.-Pero si eres tú quien quiere empezar con esta charla, entonces accederé. Es muy tarde para crear un nuevo conflicto, del cual creo que me afectaría más que los demás.-me decía,

-¿Qué hacías en Marley además de querer crear un ataque y levantar una guerra?-le pregunté, evadiendo su pregunta, viendo como aún no me miraba.-Si aquel día te fuiste, ¿por qué regresaste por mi?-pregunte, viéndolo.

-Ya lo sabes, Amaya... -respondió, corto y sereno, a lo que yo denegué, suspirando, éramos grandes; ya no éramos unos niños, podíamos hablar.

-Quiero una respuesta justa y honesta, porque esos dos años, estuve un lapso de tiempo creyendo que no podría olvidarte, Eren. Pensé que realmente viviría con la culpa de absolutamente todo, pero el día en que me encontraste, supe que mi culpa fue haberte anhelado tanto, pero para eso, no solo era tarde para mi, si no, para ti, así que dime, ¿por qué volviste?-le pregunté, en un tono suave y fluyente, queriendo cesar mis dudas.-Ese día, te fuiste, sin decir adiós. Solo una carta. ¿Por qué entonces volviste?-volví a preguntar, cuestionando sus acciones.

-Me arrepentí de haberme ido, Amaya.-musitó, suavemente como si no tuviera miedo a contestar.-Me arrepentí cada día. Creí que podría enmendarlo teniéndote en Marley a salvo, no por mi, pero si por ti.-añadió, cabizbajo, pero serio, como si no sintiera dolor.-Quería perdonarte de algún modo, pero con el tiempo, entendí todo. Pude perdonarte, pero no lo hice por tu haberte ido sin más. Ahora me ves y te sientes así, porque tú error fue creer que nunca iría a buscarte. Tú más que nadie te confiaste de eso, cuando sabías que podría cambiar todo, pero mi forma de amarte jamás cambiaría, Amaya.-expresó.-Te ame, te amo, y te amaría siempre.-musitó, mirándome, mientras que yo jugaba con un papelito que tenía en mis manos para controlar lo tensa que estaba por esta conversación.-Fue difícil para mi también.-añadió.-Cuando volví, supe que habías continuado, era evidentemente obvio, pero una parte de mi, creía por algún modo que te encontraría a tiempo, pero no fue así. Te casaste, tuviste un hijo, el cual es hermoso. Me rompe el alma que no sea yo, pero a la vez, el hecho de que te hayas esforzado en continuar, me reconforta como no tienes idea.-decía, cabizbajo.

𝐏𝐀𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋──  𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora