𝐨𝐧𝐜𝐞

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Oscuridad

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Si, este era el momento que muchos de nosotros esperábamos. Una reunión, justa e inesperada. Aún los grisáceos ojos de Levi Ackerman me miraban en medio de aquella oscuridad, pese a todo, iba adelante como si los dirigiera, pero observamos desde el mismo ángulo lo que se avecinaba, y lo que pasaba. No estaba preparada para lo que se venía, pero estaba lista para afrontarlo a cualquier costo. Sabía que algunos no debían estar contentos con mi presencia, pero aún así me mantuve firme. Mi mirada y la de aquel capitán se cruzaron, muchas palabras y emociones sentimos en ese cruce. Había una relación de respeto, estaba segura que se sentía conmovido al verme aquí, pues ya no era una niña, aquella a quien vio crecer poco a poco, era mujer convertida en lo que muchos temían, un demonio oculto en las tinieblas. Se que no era momento en donde todos nos abrazábamos y discutíamos muchas cosas, pero no podíamos dejar de mirarnos sin creer que después de cuatros años, estábamos aquí, juntos. Portábamos el mismo uniforme, después de todo nada había cambiado, seguíamos luchando para salvar a Eren, para liberarlo de sus más oscuras caídas. Él después de todo, fue quien volvió a reunirnos. Estaba en la punta del tejado, dispuesta a convocar pelea, a pesar de que muchos reconocerían mi postura, no entenderían, y me someterían a la muerte.

Estaba petrificada, observando desde aquel ángulo la masacre que se había llevado a cabo, una que aún no había terminado. No era el hecho de ver a Eren combatir con el titán martillo de guerra, o que Mikasa estuviera entre tejado en tejado ayudándole, era ver a todas las personas muertas en el suelo. La sangre marcada en los pavimentos rotos, los niños atrapados debajo de las rocas, ese era el hecho. Mi corazón se estrujaba ante estas fuertes imágenes que veía, que sin duda, jamás olvidaría, pero me hacía llegar a una pregunta con una conclusión en si. ¿Así era como lo veías tú, Eren? Cuando años atrás, tú pueblo fue invadido por titanes para destruir todo a su paso, así fue como viste morir a las personas con las que creciste, o hasta jugaste. Debiste correr a tú hogar buscando a tú madre con miedo, con el deseo de escapar, pero te encontraste con que los cimentos de la casa la habían aplastado tanto, que tuvo que mentir diciendo que se rompió las piernas para que pudieran escapar y vivir. Fue así como lo viviste, y como ahora tristemente debo vivirlo yo. Nos das por donde algún día te dimos, sin saber qué sería así. No te culpo. Tampoco te detengo, es tu derecho de poner la ficha y jugar, masacrando todo a tu paso, porque no tuviste opción, de hecho Eren, ¡jamás te dieron opción de algo! Viviste toda tu vida encerrado sin tener creencia de lo que había más allá de los muros, fue mi nación que creó a un monstruo como tú, y es por eso que te sigo, no por lo que eres, si no, por lo que siempre fuiste.

-¿La va devorar?-pregunte ajena mente en el aire, observando cómo Eren en su titán había arrancado desde el suelo el núcleo de cristalización donde yacía la menor de los Tybur, refugiándose del exterior, para manejar su titán, pero este había caído ante Eren arrancar la conexión e ver cómo quería meterla a su boca.-No podrá romperla. A menos que... -me quede en silencio, mi poder podría ser capaz de romper la cristalización, pero eso implicaba que ella moriría, no tenía atrevimiento en tal acto.

-No hay dudas, pero preguntar nunca ha estado demás. ¿Estás lista?-me preguntó aquel hombre de estatura baja, no le miré, pero se que Levi veía el horror en mi rostro.

-Este lista o no, ya estamos aquí.-su voz, era gruesa y diferente, pero podía reconocerla, observe de reojo a Jean, su mirada estaba fija en mi, quizás había remordimiento, pero no era momento; se veía diferente en su físico como todos los demás, pero él si ya empezaba aparecer un hombre con ese poco crecimiento de barba.

𝐏𝐀𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋──  𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora