𝐝𝐢𝐞𝐬𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

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Esclavitud.

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Parada entre medio de grandes líderes respetados, no podía dejar de pensar en la perturbadora imagen de cómo aquel comandante líder de nuestras tres eliges, fue descuartizado por la terrible explosión a la que fue sometido. La mitad de su cuerpo se desprendió de él, como si simplemente lo hubieran partido en dos. La sangre estaba expuesta en el suelo, donde cientos de ciudadanos presenciaron el acto, y tan solo pensaron en que sus plegarias habían sido resueltas, en que debían someter al gobierno a sus deseos de luchar, pero parece que ahora todo era eso, pelear y morir. Una estrecha mesa yacía alrededor de todos los soldados estanderes militares, quienes accedían a la información de dicho atentado hace unas horas atrás. Aún mi piel tenía varias raspaduras por los cimientos que cayeron encima de mi, pero estaba llena de gratitud por la defensa que Armin y Mikasa me otorgaron en la insensata situación. Los tres estábamos aquí, de testigo por lo ocurrido en la explosión en que nos vimos sumamente afectados. Mantenía mis manos atrás de mi espalda baja, por respeto a los líderes frente a mi. Armin y Mikasa yacían a mi lado, con mejor actitud luego de lo ocurrido. Tenían las mismas sospechas que rondaban por nuestra vaga menta, de seguro el chico de verdosos azulados ojos tenía algo que ver, pero, ¿por qué esa rotunda decisión?

-El comandante Zackly era dueño de una silla especial, creemos que esta tenía una bomba en su interior. Incluyendo a nuestra comandante supremo, hubieron cuatro muertos, se desconoce al responsable así como su objetivo.-expresaba uno de los líderes de la policía militar, quien releía el informe narrado de lo ocurrido.

-Bueno, este hombre ha estado conmigo durante todo el día, y Amaya estuvo cierta parte del día en la zona rural privada donde reside la reina Historia, para luego ser testigo de esta explosión que casi le cobra la vida junto a mis otros dos soldados de la legión. Además, los demás voluntarios se encuentran bajo arresto.-excusaba Hange, ante estos vernos a mí y a Onyankopon, uno de los voluntarios de Marley verse sospechoso de las acciones ocurridas, pero al igual que yo, éramos inocentes.

-Entonces, ¿quién fue el responsable de este atentado?-preguntó nuevamente aquel hombre de ante ojos.

-Esa silla... el comandante supremo dijo que unos cadetes fueron quien la llevaron.-informó Armin, introduciéndose a la conversación.

-¿Cadetes? ¿De qué división?-pregunto aquel hombre a quien conocía, lo vi por tres años, aún era el comandante de su élite, la policía militar; Nile Dok.

-Él solo nos dijo que fueron unos cadetes, sin embargo las chicas y yo, antes de entrar a la oficina del comandante vimos afuera en la cedé a unos cadetes, estos eran de la legión de exploración.-le respondió Armin, parado a mi lado, pero aquel hombre de ante ojos estaba mirándome detenidamente.

-¿Por qué me miras a mi?-le pregunté incómoda por su penetrante e incómoda mirada.

-¿Debemos confiar en ti? Retomando postura a tu legión, muchas cosas extrañas han pasado.-comentaba, a lo que alce una ceja.

-¿Debería sorprenderte?-le pregunté.-Eren atacó una Nación, cosas extrañas con gran sentido tenderán a pasar, para ser un líder de una división tan absurda y obsoleta como la tuya, desconoces más de lo que tú mismo crees desconocer.-su expresión cambio, con molestia y expresando un semblante de ofensa ante mi respuesta.

-Hablando de la legión de exploración escuché que unos soldados de su división militar habían filtrado información importante sobre Eren, será que... -iba a comentarnos Nile, pero aquella puerta se abrió de una manera estruendosa.

𝐏𝐀𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋──  𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora