Caí sobre la fría nieve, aquella luna era lo único era lo que nos iluminaba,viendo aquellos dos lobos rodearme, tiemblo un poco.
Estábamos lejos, no sabía dónde estaba pero lo único que sabía era que la Luna tan pronto se iría.
No estoy loco, no soy un loco, no soy siquera un brujo como para escucharlo, sollozo con pánico.
—Deja de llorar querido hermano. - Soltó aquel lobo o mejor dicho, lobezna viendo como de transformaba frente a mi causando que el corazón casi se me saliera y retrocedi aun amarrado y me arrastro por la nieve de una forma patética.
—¡Tu estas muerta! - Grito mientras sentía mi respiración acelerada.
Ella sonrió, sus ojos brillando en ese color miel que siempre tuvo y choco con unas patas peludas y quise correr.
—Está todo menos muerta, está tan llena de vida -soltó el lobo y sus ojos color miel se clavaron en mi.
—¿P-papá?
Ví que hizo lo mismo que mi hermana y chillo aterrorizado.
—¿No te preguntabas el por qué no te hizo algo esa mordida inútil que te hice antes de caer aquel lago? - Pregunta mientras se cruza de brazos. —Eres el hijo de un lobo, solo una mordida bajo la Luna llena te convertirá en uno de nostros y uno fuerte.
Me tambaleo.
—No quiero ser un asesino, alguien desagradable como ustedes.
Recordé esas veces en que mamá decía que había visto a Tomasyn,ella estaba diciendo la verdad.
Cuando Elliot fue tras uno, no estaba mintiendo, habían dos lobos.
Recordé todas esas veces y apreté los dientes con fuerza, sintiendo ese desagrado, papá no estaba muerto, mamá me había dicho que había muerto.
—¿Por qué mataron a mamá? - Musité de forma ronca.
—Ella estaba aterrada, no quería cooperar contigo e iría de chismosa hacia la aldea, tuve que hacerlo. —Habló mi hermana.
—Que asco me dan - Musité.
—¡Estamos intentando ser más fuertes que esos estúpidos humanos! - Me calló. —Deseamos verlos muertos. Matamos a cada uno que seguía detrás de ti, me faltó ese estúpido padre. Esto es un don,una bendición para purificar a todos.
Niego mientras sentía que me desataba.
—Solo será una mordida de parte de papá- Sonríe mi hermana y me moví, pero ella resultaba ahora ser más fuerte.
Ví a mi padre quien sonreía, jamás le había tenido tanto terror como lo que estaba sintiendo y mi padre abrió la boca.
Mi labio tiembla mientras me removi y pasó.
Pasó algo, un fuerte golpe fue a mi lado y sentí como caía al suelo y mi hermana tira de mi cabello.
Intenté ser rápido, viendo como papá peleaba con mi novio, toqué mi rostro sollozando tomando aquella fuerza que me quedaba tirandola a un lado y jadeo sintiendo aquel forcejeo.
—¡Elliot! - Grito viendo como papá me miró y sonrió.
—¿Vendras con nostros si nos deshacemos de tu estúpido novio? Probablemente muera si no lo hace de seguro será uno de nostros- Hundió sus colmillos en su cuello, escuchando a mi novio gritar de dolor.
Solté un grito negando y Elliot tomó con fuerza aquella hacha clavandola en la cabeza de mi padre. Lo como se tambaleó cayendo al suelo y furioso me di vuelta tomando a Tomasyn del cuello y dimos un pequeño forcejeo, sintiendo como ella cae por las rocas y caí al suelo de rodillas, viendo su cuerpo sin vida a lo lejos en el suelo.
Cubri mi rostro, soltando pequeñas lágrimas y me acerco a mi novio, tomando aquella herida en su piel y su rostro más pálido, sintiendo como mi mundo se caía, lo abrazo mientras sentía su lento respirar.
—A-amor - Susurro y el toca mi rostro mientras cubría su herida como pude.
—E.. Estas bien - Susurra acariciando mi mejilla y derramé lágrimas.
Presioné esa herida.
—Quédate conmigo - Musité mientras solté un lloriqueo.
Una pequeña sonrisa, que casi no ví me regaló —Siempre mi amor.
Y con eso, el sol no tardó en hacerse presente.
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