3 | UN NUEVO AMIGO
¿La próxima guardiana? Teodora no entendía nada de lo que estaba sucediendo y, probablemente, de no ser por la presencia de Espe y porque la conocía, pensaría que estaba frente a personas con problemas mentales. Su reacción fue neutra: se les quedó mirando incrédula.
—Mmm... Repito, no creo que todo esto vaya conmigo. Espe, quiero irme a casa —dijo tajante, cansada de la situación. Espe suspiró.
—Está bien, irás a casa. Pero tienes que creerme ¿de acuerdo? —La bibliotecaria la miraba fijamente—. Confía en mí, solo hasta mañana al menos. ¿Vale? —Teodora la miró indecisa, pero asintió—. Bien, debo pedirte que te quedes a dormir, mañana iremos al poblado de al lado y te enseñaré este mundo.
—¡¿A dormir?! —exclamó la muchacha—. Eso sí que no puedo hacerlo, mi madre me estará esperando.
—Tranquila, cuando llegues mañana habrán pasado solamente unas horas desde que cruzaste el portal. Aquí un día entero son como veinte horas del tuyo. —explicó Shaun.
—Igualmente será tarde... —dijo Teodora para sí misma, pero obviamente todos los presentes la escucharon.
—No te preocupes, todo estará bien. Te lo prometo —dijo la bibliotecaria—. Sé que es un choque bastante fuerte para ti, la primera vez suele serlo. Para tu consuelo, la mía también lo fue. —Espe apoyó una mano sobre el hombro de la chica—. Quizá algún día te apetezca escucharla. Shaun —habló mirando a su hijo—, acompáñala a la habitación de arriba. Ah —volvió la mirada hacia Teodora—, y debes guardar ese libro. —Señaló con la mirada el libro que Teo sostenía entre sus manos. Sin darse cuenta, lo había resguardado durante todo el camino entre sus brazos—. Mañana te lo explicaré todo con más detalle, por hoy es suficiente. Tampoco queremos ponerte la cabeza como un bombo. —Le sonrió.
—Ven, te llevaré a tu habitación —le dijo Shaun y Teodora, insegura, se levantó. Miró a Espe, quién le asintió con una sonrisa, y lo siguió escaleras arriba.
Teo no estaba nada segura de todo aquello.
A cada paso que daba, la madera de las escaleras crujía. Teodora observó algunas fotografías de Nedhel, Espe y Shaun, siendo este más pequeño. El chico mostraba una sonrisa amplia y unas orejas puntiagudas que le sobresalían de la cabeza. Teodora miró hacia adelante y lo observó subir las escaleras mientras ella lo seguía. Su espalda era fornida y una postura firme se dibujaba a través de la tela de algodón gris de la camiseta del muchacho. Vestía unos pantalones negros y unas botas militares. Los brazos danzaban a cada lado por cada paso que daba, las venas de los brazos ligeramente dibujadas, sobresaliendo sobre la piel.
Primero llegaron a un primer pasillo, pequeño, pero lo suficientemente grande como para esconder tres habitaciones tras tres puertas. Subieron un piso más, pero esta vez Teodora tuvo que agachar la cabeza para no darse contra el techo y las escaleras hacían una cuesta arriba más pronunciada.
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CRÓNICAS DE LA MADRE TIERRA : Los mundos de Teodora © (1)
FantasyTeodora Evans nunca imaginó que aquella rutinaria visita a la biblioteca de Montgomery la llevaría por sorpresa a un nuevo mundo y, lo más sorprendente, a descubrir una verdad inquebrantable sobre ella misma. Siendo la nueva guardiana de los mundos...