CAPÍTULO 1

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Nuestra historia toma lugar mil años en el pasado, cuando el mundo era regido por dioses y reyes, por valientes guerreros y soldados fuertes. De entre estos seres existía un dios que estaba aburrido de su divinidad, los días en el Olimpo eran eternos para éste ser pues los dioses en ese lugar iban de fiesta en fiesta, las salas estaban llenas de ofrendas, las ninfas no dejaban de cantar y el libido de éstos nunca se acababa.

Eros se encontraba apático al presenciar semejante libertinaje y no porque él nunca lo hubiera hecho más bien porque buscaba algo nuevo.

Así fue como entre su apatía el dios se encontraba caminando por uno de los camellones del Olimpo cuando se encontró con Apolo, quien no era su mejor amigo debido a una disputa que tuvieron en el pasado, así que Eros decidió pasar de largo.

- Estás muy sólo como para hacerle honor a tu nombre "Dios del amor"- le dijo Apolo cuando ambos se cruzaron en el camellón.

Eros sin ganas de discutir le dijo.
- Hoy no me siento de ánimos para hablar contigo deberías hacer tus deberes, que yo haré lo mismo.
- Ah...conozco ese sentimiento- le dijo Apolo mirándolo fijamente- ¿Estás buscando una distracción? Si es así creo que yo puedo ayudarte.

Eros se puso a pensar en la palabras del otro dios, si bien Apolo no es su amigo si es alguien que sabe cómo divertirse y si quería dejar el aburrimiento aun lado él era la mejor opción.
- Y bien, cuéntame cómo puedo dejar este tedioso comportamiento- le dijo Eros en tono desafíante.
- Tú sabes que no sólo soy conocido por mi divinidad, si no también por ser un gran amante, te he visto un tiempo Eros y lo que necesitas es salir ¿Cuándo fue la última vez que bajaste a la tierra?- Eros se quedó pensativo, ni siquiera recordaba la última vez. Apolo lo tomó del hombro se puso a su lado y extendió su mano frente a ellos para ayudarse a explicar- Se que tienes un gusto en específico por ciertas señoritas humanas pero ¿Has probado estar con hombres?- le preguntó Apolo.
- Nunca he estado con alguno- respondió Eros y era la verdad, por su cabeza no había pasado la idea de estarlo, muchos dioses no tienen distinción en cuanto al género.
- Si quieres salir de este estado de apatía aconsejo que pruebes algo nuevo, inténtalo con algún oriental, sus físicos son lindos y para alguien que sólo ha estado con mujeres no habrá una gran diferencia, piénsalo- concluyó Apolo antes de marcharse.

Eros se entraba sentado meditando la propuesta de Apolo, nada tenía que perder. Fue así como ya decidido la divinidad desde los cielos miró hacia abajo y llamó su atención una pequeña isla de oriente.

Japón.

El sueño de Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora