EL VIAJE DE HERMES CAPÍTULO 2

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Me encontraba en camino a dejar los documentos a la oficina de mi hermano, cuando unas organizadoras se cruzaron en mi camino ¿Por qué nunca prestan atención a las indicaciones? Aun si eso me molesta siempre termino repitiendo todo.

Las chicas se fueron, antes de dar si quiera un paso sentí un golpe en mi espalda ¿Alguien chocó conmigo?, me giré para ver quién era, entonces lo vi, un chico de cabello largo y ojos azules. Nunca había visto a un hombre tan lindo.

Después de una serie de eventos extraños terminamos juntos en un café.

- Como veo no tiene nada que decir terminare esto y me iré – le dio un sorbo a su café.
- Yo tengo mucho que decir – Hermes también le dio un trago a su bebida.
- Entonces ¿Por qué no dice algo?
- Eso es porque estoy pensando – le dio otro trago a su bebida.

Tengo mucho trabajo que hacer para estar perdiendo el tiempo.

- Bueno, lo dejaré pensar, me retiro.
- ¡No! – Hermes gritó tan fuerte que hizo que el joven se sentara nuevamente.

El Dios pensaba que tenía que seguir reteniendo a este chico para darle tiempo a Eros de estar con Yoshio.

- Me quedaré, pero por favor no grite – el chico miraba a los lados pues varios clientes los miraban.
- Perdóneme, es que estoy nervioso.
- ¿Usted sabe que no soy el diseñador que buscaba?
- Si.
- Y ¿Por qué me invito a salir si sabe que no soy él?
- Porque esa era la única manera de acercarme a usted.

En ese momento Hermes se maldijo por ser demasiado honesto.

- No debe estar nervioso, soy una persona normal, demasiado normal diría yo.
- ¿Tiene novia?

Hermes dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

- No.
- ¿Novio?

El joven se atragantó.

- Tampoco tengo – dejó salir una leve sonrisa – está oscureciendo ¿Te gustaría ir por un trago?
- Si, vamos.

No soy una persona irracional, pero el día de hoy no entendía el porque me estaba comportando así, este chico es muy divertido, quiero pasar más tiempo con él.

Al llegar al bar nos sentamos frente a la barra, un joven tomó nuestra orden, comenzamos a beber, una, dos, tres rondas, la luz tenue acentuaba los rasgos finos del chico. Sí que era lindo.

Empezó a sonar música al fondo de la habitación. ¿Qué está diciendo? Me acerqué a él para poder escucharlo mejor. Entonces nos besamos, sentí el ligero sabor a licor mezclado con algo más dulce ¿Fresas?

- Mi departamento está cerca de aquí.

Él asintió sin alejar su rostro del mío. Yo tampoco quería alejarme.

Los dos chicos sentían la necesidad de estar uno al lado del otro, una vez entraron al departamento comenzaron a besarse nuevamente.

- Mi cuarto esta por allá – señaló el dueño de la casa sin apartar sus labios del Dios.
- Vamos. 

Con delicadeza el joven fue desprendiendo al Dios de sus ropas, parecía admirar cada parte de su cuerpo, por su parte Hermes hacia lo mismo observaba detenidamente cada parte del cuerpo de su acompañante.

El chico quitó la liga que amarraba el cabello del Dios deshaciendo su trenza.

- Tienes un cabello hermoso.

Abriéndose camino con sus besos el joven comenzó a bajar su rostro, besando su pecho hasta llegar a su abdomen para finalmente quedar entre las piernas del Dios, el cual comenzó a sentir como los dedos del chico se introducían en su canal trasero.

- Umm…- soltó el Dios mientras sus manos se enterraban en las sabanas.

El chico levantó las piernas de Hermes para poder penetrarlo.

- Bésame -  suplicó el Dios.
- Pensaba hacerlo – con una sonrisa se dirigió al rostro de Hermes, besó su frente, sus mejillas y finalmente sus labios.

Entraba y salía del cuerpo del Dios alternando sus movimientos, rápido en algunas ocasiones y lento en otras. Ambos se tensaron antes de terminar.

El chico cayó junto al cuerpo de Hermes, el jadeo de los dos inundaba la habitación.

- ¿Cómo te llamas?

Hermes se giró para observar al chico que no le quitaba los ojos de encima ¿Cómo habían olvidado algo tan importante?

- Hermes – respondió todavía jadeando - ¿Y tú?
- Tomeo.

Ambos yacían desnudos sobre la cama.


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