Eros se dispuso a bajar de los cielos, una vez estando ya en el lugar que había escogido cambio su vestimenta por una acorde con la época y el lugar, así entonces lucía una bata larga que llegaba hasta sus tobillos el cual tenía un estampado a líneas, el yukata era una opción ideal para el verano y aunque era sencillo el dios recibía miras a donde quiera que iba.
Caminaba por las calles largas de Japón, si bien era cierto lo que le había dicho Apolo, Eros todavía no encontraba a ninguna persona que llamara su atención. Cansado de ir de un lado a otro el dios se sentó en una pequeña pared de piedra mientras admiraba el ocaso pensaba “talvez debería irme”, fue en ese momento cuando un joven salió de una tienda que se encontraba frente a la deidad, el chico no era muy alto, era delgado, su piel parecía brillar como la porcelana misma, tenía el cabello largo que estaba atado con un listón rojo de esta manera llevaba una coleta, tenía unos rasgos tan finos que hacia que una palabra llenara los pensamientos de la deidad. Lindo.A la mañana siguiente Eros se encontraba desayunando frente esa tienda, por lo que había visto se trataba de un negocio de yukatas, el joven parecía ser un sastre, lo que más llamaba la atención del chico era el color de sus ojos, un rojo intenso ¿Cómo sería mirarlo de cerca? Pensó el dios, acto seguido tomó su bata y la rasgó.
Una vez dentro de la tienda el dios se acercó al joven
-Buenos días joven amo ¿En qué puedo servirle? - dijo el chico muy amablemente.
-Como puedes ver mis ropas han sido rasgadas, no puedo ir por ahí luciendo de esta manera – dijo Eros galantemente y el joven se acercó para poder ver mejor - ¿Puedo saber el nombre de la persona a la que le estoy confiando esta tarea? – preguntó Eros con la intención de conocer su nombre.
-Me llamo Yoshio mi señor y debo decirle que no hay mejor sastre que yo por esta zona.
-Qué joven tan encantador, parece ser que escogí bien el lugar al cual venir.
-Me alaga mi señor, acompáñeme para que pueda darme sus ropas – Yoshio condujo al dios al fondo de la habitación donde se encontraba una cortina – aquí puede cambiarse, puede esperar si gusta también si desea irse y mandar a un empleado por su vestimenta más tarde la tendré lista para ser recogida – le dijo mientras le entregaba una bata al dios a través de la cortina.-Esperaré, el día de hoy no tengo tareas importantes que realizar ¿Te importa si observo los artículos de tu tienda? – dijo Eros elocuentemente mientras señalaba los aparadores.
-Por favor, siéntase como en su casa.Había muchos trajes en la tienda, desde la seda de más alta calidad hasta aquellas ropas que eran usadas por los sirvientes, Eros paseaba alrededor de los estantes, pero de reojo miraba a Yoshio mientras trabajaba ¿Cómo es posible desear tanto a una persona que apenas conoces? Si Yoshio sintió las miradas disimulo bastante bien no haberse dado cuenta de otra manera a estas alturas ya debería estar bastante incómodo.
-Veo que eres bastante diestro con las manos joven Yoshio – dijo el dios mientras se acercaba a él.
-Me alaga, pero debo decir que todo lo que se lo aprendí de mi padre.
-Que modesto, dime donde se encuentra él para así poder agradecerle tus habilidades con la aguja e hilo – dijo amablemente.
-Debo pedirle perdón señor, mi padre ya no se encuentra conmigo.
-Joven Yoshio esto fue culpa mía debido a mi falta de tacto.Ambos continuaron hablando de trivialidades como sus comidas favoritas, el clima, Eros le contó que le gustaba caminar y ver el cielo, Yoshio le decía que le gustaba pasar el tiempo recostado en el pasto, la tarde paso rápido y las ropas del dios fueron arregladas. Eros se despidió mientras se aleja de la tienda no sin antes haber prometido regresar al día siguiente.
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El sueño de Eros
RomanceUn dios que rompe las reglas del Olimpo para estar con el hombre que ama, trayendo consigo un castigo que condena a ambos al sufrimiento, el recuerdo y la añoranza. "Hace mucho tiempo cuando la tierra era gobernada por dioses, existía aquel conocido...