CAPÍTULO 11

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Toda mi vida he viajado, visité lugares que los Dioses temen y los humanos solo pueden ver en sueños, he estado en cada rincón de este mundo, conozco parajes, criaturas, personas… pero hay una cosa que no he tenido el placer de conocer “el amor”.

En mis largos viajes busco la respuesta a mi pregunta “¿Qué es?”. Pude reparar en numerosas muestras de afecto, vi como el amor de una madre hace que, de todo por sus hijos, me percate de como el amor de dos jóvenes hace que peleen por estar juntos, vi la muestra de amor más pura que tenía una niña hacia su mascota, también pude observar el amor de un anciano por el saber.

He sido testigo de tantas formas de amor, pero nunca lo he sentido. Puedo vislumbrar ese sentimiento a través de mi mejor amigo y su amado. Si puedo ayudarlo lo haré, aunque tenga que viajar a los confines del mismo infierno.

Me dirijo ahora mismo con el Dios del Inframundo en persona para hacer entrega de una carta que Afrodita escribió personalmente, el futuro, así como la felicidad de mi mejor amigo dependen de que entregue esta carta.

Hermes se dirigía a los Campos Elíseos pues ahí descansaba Hades, como bien sabemos el Inframundo es un lugar oscuro y lúgubre, las personas que son enviadas a Tártaros sufrirán pro toda la eternidad pero para aquellas personas que vivieron su vida honorablemente se encontraban los Campos Elíseos un lugar para almas buenas donde muchas de ellas podían reencarnar para llegar ahí tenías que pasar por Las Islas de los Bienaventurados donde yacían los héroes.

A Hermes le gustaba transitar por esos lugares, eran serenos, divinos y celestiales.

Muchos humanos y Dioses le temían al Dios del Inframundo, pero la realidad era diferente, Hades era rígido, así como un ser justo.

El joven Dios llegó al templo en el que yacía Hades. Entró por una puerta que tenía unos castillos enormes, el interior era blanco se veía muy similar al mármol.

- Mi Dios – dijo el chico haciendo una reverencia – tengo algo para usted – se acercó al Dios quien estaba sentado en un inmenso trono.

Hades tomó la carta para comenzar a leer su contenido. Soltó una risa – así que amor ¿eh? ¿Qué es eso? – dijo en tonó burlón – has terminado tu trabajo chico ¡Radamanthis! Acompaña al joven a la salida.

Hermes se inclinó ante el Dios para después irse.

Eso era lo único que podía hacer por su mejor amigo.

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