CAPÍTULO 14

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Toda mi vida he sentido que algo me hace falta, más bien que alguien me hace falta, día tras día espero encontrarme con la respuesta a una pregunta que desconozco.

- Yoshio casi todos los invitados están aquí - dijo un joven al otro lado del teléfono.
- ¿Cuál es la prisa? Ya casi llego - dijo Yoshio tranquilamente mientras caminaba por la calle antes de chocar con otra persona - lo siento - dijo el peliblanco al joven que hablaba por teléfono, Yoshio lo miro rápidamente para luego dar media vuelta he irse.

Que guapo.

- ¿Pasó algo? - dijo la otra persona.
Nada, ya llegué - colgó la llamada.




Los jóvenes a los que el destino había reunido se encontraban dentro de un gran salón para presenciar un evento.

- ¡Aquí! - Hermes levantó su mano para saludar a Eros.

El Dios sonrió mientras se acercaba a sus amigos.

- ¿Por qué tardaste tanto? - preguntó Apolo.
- Algo se cruzó por mi camino - Eros sonaba desinteresado.

En ese momento los ojos del Dios se dirigieron a una persona que acababa de llegar al salón, un joven de cabello negro, con ropa de alta costura, vestía una polera gris, un jeans y una gabardina negra, el joven resaltaba sobre los demás.

- Oye... ese es... - Hermes no terminó de decir aquella frase.
- Sí, es él - Eros miró a su amigo mientras tenía una sonrisa triunfante.
- Entonces él es el famoso Yoshio - Apolo lo miraba - es lindo.
- Verdad - dijo Eros orgulloso.
- ¡Deberás! Apolo no lo conocía - dijo Hermes - y ¿Cómo te acercaras a él? - terminó.
- Eso es algo que estoy pensando, al finalizar el evento me tendrán que ayudar - dijo Eros aún sin apartar la vista de Yoshio.




Yoshio ingresó al lugar, caminaba entre un grupo de personas hasta encontrar a su acompañante.

- Creí que tardaría más - dijo el joven tajantemente.
- Deja de hablarme tan formal, me incomoda - dijo Yoshio mientras se sentaba.
- No puedo hacer eso, al menos no en el trabajo - dijo el joven mientras miraba su libreta.
- ¿Qué tengo que hacer después? - preguntó Yoshio.
- Al finalizar el desfile debe saludar a un par de personas y firmar unos documentos para autorizar el uso de su marca en el siguiente desfile - el chico estaba serio.
- Muy bien, terminemos y vamos a casa, estoy muy cansado - al finalizar estas palabras bajaron la intensidad de las luces para dar inicio al evento.




Una vez que finalizo el desfile los Dioses se levantaron para seguir de cerca a Yoshio. El Dios no podía apartar la mirada de aquel joven que lo acompañaba ¿Quién es?, por un momento Yoshio y su acompañante se detuvieron para saludar a unas personas.

Ahora Eros no sólo no podía apartar la vista de aquel joven también observaba a Hermes quien no dejaba de mirarlo.

Interesante.

- Deja los documentos en la oficina en seguida subo - le dijo Yoshio al chico quien hizo una reverencia para después irse.
- Vamos, esa oficina debe estar en este edificio - dijo Eros mientras tocaba la espalda de Hermes dejando ver una flecha enterrada en su espalda.




El joven caminaba por un largo pasillo donde al final de este se dejaba ver una puerta. Dos chicas salieron de un pastillo a un costado deteniendo al chico, parecía que le estaban preguntando algo y este les daba indicaciones.

- Hermes necesito que me ayudes - los Dioses se encontraban de un lado del pasillo - debes distraer a ese chico para que pueda entrar a la oficina antes que él, debo estar ahí para cuando Yoshio regrese.
- No, que lo haga apolo - lo señaló.

Eros se quedó mirando a Apolo.

- No, yo sólo soy un espectador - dijo tajantemente, parece ser que entendió las señales.
- Yo también lo soy - dijo.
- Ándale, distráelo - luego Eros empujo a Hermes en dirección a aquel joven que terminaba de hablar con las chicas.




Apolo y Eros se quedaron parados simulando una plática, mientras de miraban de reojo a Hermes.

- ¿Qué crees que le esté diciendo? - preguntó Apolo.
- De seguro alguna tontería - río Eros - ya sabes que en situaciones bajo presión se pone nervioso.
- Tienes razón, es muy ocurrente - Apolo sonrió - es él ¿verdad? ¿sus almas están conectadas? - dijo.
- Si - respondió Eros.
- Qué envidia - dijo Apolo en un suspiro.

Entonces vimos como Hermes y aquel joven se alejaban de la puerta, parecía que Hermes le mostraba algo por la ventana ¿Qué le estará diciendo?, Apolo me miró y asintió, le regresé el gesto y en ese momento me dirigí directo a la puerta para entrar a la oficina.




Una vez dentro el Dios comenzó a mirar la oficina, era bonita, había una fotografía en el escritorio, en ella se encontraba Yoshio y aquel joven que lo acompañaba, los dos tenían sus brazos encima del hombro del otro, el Dios dejó de mirar aquella fotografía para dirigirse al sillón donde se sentó.

- ¿Quién es usted? - Yoshio entraba por la puerta, miró al Dios y se dirigió a su escritorio.
- Soy un viejo amigo.
- Creo que me confunde con alguien, yo no lo conozco - dijo Yoshio - me podría decir ¿Quién es? - Yoshio lo estaba mirando.
- Creo que sería mejor mostrártelo - Eros se puso de pie y comenzó a caminar en dirección al Yoshio.
- Le pido que se vaya - Yoshio estaba molesto, cerró los puños fuertemente.
- Pareces una fiera - Eros estaba frente a él, rápidamente se acercó a él y le dio un beso en la frente, este acto sorprendió mucho al peliblanco quien lo miró a los ojos cuando el Dios se alejó un poco, entonces comenzó a llorar, las lágrimas se escurrían poco a poco por sus mejillas.
- ¿Por qué tardaste tanto? - Yoshio agarro de la gabardina a Eros, con ese toque sus recuerdos habían regresado.
- No llores - el Dios pasaba su pulgar por la mejilla de Yoshio limpiando las lágrimas, Eros se acercó a los labios de Yoshio dándole un dulce beso - estoy aquí, eso es lo que importa - dijo antes de juntar sus labios nuevamente.

Ambos chicos se encontraban abrazados en el sillón.

- ¿Cómo entraste? - pregunto el peliblanco.
- Entré por la ventana - Eros le besó la frente.
- Este es el décimo piso - Yoshio comenzó a reír - ¿en serio entraste por la ventana? - dijo incrédulo.
- Por supuesto que no - Eros empezó a reír - hice que Hermes distrajera a ese joven que estaba contigo.
- Mi hermano.
- ¿Qué?
- Es mi hermano.
- Ustedes no se parecen en nada.
- Bueno, es mi hermanastro.
- Ya veo.

Entonces Eros abrazó fuertemente a Yoshio, ahora que lo había encontrado no lo dejaría jamás.


El sueño de Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora