Capitulo 01.

201 16 1
                                    

Aún recordaba aquel dia como si fuera ayer, el dia en que encontró a ese niño de cabellos rojizos como la sangre, su tez pálida y ojos rojos lo hicieron admirarlo por más de un segundo.

.

Caminaba con un pequeño balón en manos, una sonrisa en rostro y ropa de entrenamiento.

Para acortar el camino el niño de rubios cabellos se adentró a un pequeño bosque tranquilo, pues habitaba en una casa de vacaciones en esos días.

Iba bastante pensativo, pues no sabía cuanto iban a durar aquellos cursos que sus padres aceptaron para él. Quería disfrutar las vacaciones, pero no de ese modo, ocupaba algo más emocionante que jugar con un aburrido balón.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos ante un pequeño y suave llamado, volteó su cabeza a todos lados, buscando al dueño de ello.

A lo lejos logró ver una mancha de color rojo, corrió hacía ella tratando de no hacer ruido y al estar a unos metros de ella lo escuchó atentamente.

— ¿Deg? ¿Dónde estás?

Aquella voz suave lo hizo inclinar la cabeza con curiosidad, bajó el balón al suelo y caminó hacía ese niño.

Dudo un poco al principio, pero al ver que aquel pelirrojo se iba a alejar corrió hacía él.

Extendió una mano para tocarlo, y justo en el momento que iba a hacerlo el contrario se giró a verlo, dándole un manotazo en la mano.

Cayó al suelo por la sorpresa y por no poder frenar, al levantar la vista sus ojos se encontraron con unos rojos como la sangre, aquel niño lo miraba atentamente, retrocediendo.

— ¿Por qué me has pegado? —Preguntó en un gruñido, levantándose del suelo y sacudiendo su vestimenta.

— ¿Por qué has querido tocarme?

El rubio frunció el ceño por esa respuesta, aunque también le dio la razón, pues no sabía exactamente por qué quería hacerlo.

Dio un paso al contrario quien abrió más sus ojos, retrocediendo.

— ¡No te acerques más! ¡Mi padre puede venir! —Las palabras del pelirrojo salían como si temiera algo.

— ¿Acaso tu padre... No te deja jugar con los demás niños?

— ¿Eh? No... No me deja jugar con los humanos.

El rubio lo miró, atento y confundido.

— Los dos somos humanos. O... ¿Acaso vienes del espacio? —Sonríe emocionado.

— ¡No, claro que no! —Frunce el ceño— Soy un... Demonio.

De estar confundido el pequeño rubio pasó a sorprendido, sus ojitos azules le brillaban y se acercó más al contrario.

— ¡¿De verdad eres un demonio?! —Toma las manos del contrario, tomándolo por sorpresa— ¡¿Cómo qué cosas puedes hacer?! ¡¿Tienes cuernos?! ¡¿Poderes?!

El pelirrojo no contesto, pero cerró sus ojos y al abrirlos vio como el contrario lo miraba con la boca en forma de "O" y lo había soltado, para colocar las manos a su costado, sorprendido.

Aunque no lo miraba a los ojos, miraba su cabeza.

Antes de que pudiera moverse el rubio tocó uno de sus pequeños cuernos entre negro y gris, aún sorprendido y emocionado.

— Son geniales... —Susurra— ¿Puedes hacer magia?

— No mucha, mi padre dice que soy demasiado débil como para ser un demonio.

Soltó al pelirrojo para después tomarlo de los hombros y mirarlo a los ojos, esperando que se echara a llorar por esas palabras, pues si algo aprendió de las películas era que si alguien decía eso era porque iba a llorar.

Pero no pasó nada, simplemente se encontró con un tranquilo y serio rostro, uno que lo miraba atentamente.

— Oh... —Se zafa del agarre— Debo irme.

— ¡Espera! —Dijo el rubio cuando el contrario comenzaba a alejarse— ¿Quieres venir a jugar conmigo?

— ¿Jugar? —Repitió el contrario, girando para verlo— ¿Por qué me invitas?

— Bueno... No tengo amigos que conozca por aquí ¡Y menos un demonio! —Sonríe— ¿Vamos a jugar?

Sin esperar una respuesta el rubio se acercó y lo tomó de la mano, arrastrándolo con él.

El de ojos rojizos estaba confundido y asustado, pero... No podía ignorar la curiosidad que sentía por jugar con un humano.

— Me llamo Milo Antares ¿Y tú? —Mencionó el rubio, sonriendo.

— Oh... Camus Sadalmelik.

— ¡Seremos grandes amigos, Camus!

Y así fue como el pequeño Milo de siete años arrastró con él al demonio pelirrojo de su misma edad, curioso y alegre por tener a un nuevo amigo.

Ignoró su balón al pasarle por un lado, sin notar que el mismo juguete se fue haciendo polvo y desapareció con la brisa fría.

♤. Una regla se ha roto, las consecuencias vendrán después.

🍎❄.

Mon Beau Démon. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora