Al día siguiente Kardia se levantó un tanto nervioso, pues la última vez que tuvo una entrevista para contratar secretario terminó peleando por no saber usar las palabras adecuadas.
Aunque ese día ya tenía varias preguntas para aquella persona, pues había leído su informe después de la llamada, ganando curiosidad.
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En cambio un joven de largos cabellos de color verde oliva esperaba en su carro en el estacionamiento de la empresa Antares, ya tenía varios minutos ahí, y el echo de tener a un guardia vigilando el lugar lo estaba comenzando a irritar.
Cuando no soportó más tener la mirada de aquel castaño sobre él salió de su carro demostrando tal elegancia cegadora, no sin antes colocarse sus lentes, viéndose más serio. Aseguró de cerrar bien las puertas antes de caminar al guardia, quien para eso solo se había cruzado de brazos en su lugar.
Sus pasos sonaban cómo un patrón llamativo, el abrigo que llevaba se movía a su ritmo al igual que su cabello. Además de que la brisa fría que se adentraba al estacionamiento le daba más toque a la aura que tenía.
Una vez que el castaño y él estuvieron frente a frente el de ojos verdes no pudo disimular su sonrisa, pues se le dibujó en toda la cara. ¿Era sonrisa falsa? Claro que sí.
— ¿Para qué has venido? —preguntó el castaño a la vez que miraba alrededor del lugar.
— ¿Por qué quieres saberlo? Eso le quitará misterio a tu trabajo de cazador, Aioria.
Las gélidas palabras del de cabellos Oliva hicieron estremecer a Aioria, sus pensamientos sobre él solo decían una cosa; Dégel no había cambiado nada desde aquel accidente.
Frunció su ceño, pero simplemente no dijo nada, sabía que no podría hacer ni el mínimo intento de defenderse si hacía enojar al contario.
Dégel alzó una ceja ante tal silencio, colocó las manos firmemente en su cintura, reflejando la superioridad que tenía en esos momentos.
— Aunque creo que no estás siendo inteligente al dejar varios rastros de ser un demonio. ¿No le temes a que tú jefe se dé cuenta que vas tras su padre?
— ¡Guarda silencio! —exclamó el castaño, dándole un pequeño empujón hacía atrás al contrario.
Dégel solo le quedó viendo seriamente, ¿Acaso no era obvio que las palabras contrarias se escucharon más que las suyas?.
— Entonces... ¿Le temes a un humano?.—preguntó con algo de curiosidad falsa, ganando una mirada furiosa.
El silencio reinó por unos momentos el lugar, el de cabellos Oliva sentía el aire frío pasar por su rostro. Mientras esperaba una respuesta de Aioria miró a su alrededor, examinando el lugar.
A lo lejos pudo escuchar lo que eran unos pasos de la persona que esperaba en esos momentos, y justo cuando iba a regresar a su auto sintió cómo la brisa de un golpe lo rozaba, haciéndolo fruncir el ceño.
Al voltear al causante de aquello pudo admirar al cazador enojado, algo que se le hizo divertido. Por fuera parecía aburrido de todo eso, pero por dentro sentía que se podía divertir si jugaba un poco con el castaño.
Sus vagos y cortos pensamientos fueron cortados cuando sintió un golpe en la mejilla, junto con un grito molesto y otro de autoridad.
Cuando pudo reaccionar se dio cuenta que ya no llevaba sus lentes, si no que esos estaban tirados en el suelo, además de que otra persona estaba ahí mismo, alado de Aioria, regañando al castaño.
Rápidamente supo de quién se trababa, no era más que Kardia Antares.
El de cabellos azules y esponjosos se encontraba con el ceño fruncido, y al terminar de susurrarle algo a Aioria se giró hacía Dégel, no sin antes levantar sus lentes y entregárselos.
— ¡Miles de disculpas por mi empleado! Prometo que eso no volverá a pasar... ¿Cierto, Aioria? —mencionó Kardia mientras miraba de reojo al castaño, quién solo se limitó a asentir— ¿Usted se encuentra bien, joven Dégel?
El mencionado asintió con lentitud, tragando todo coraje que tenía por el golpe que recibió, pero no podía hacer nada, simplemente vio cómo el guardia del lugar se alejó hacía su base, mientras que Kardia elegía sus palabras.
— Creo que no has tenido buena impresión... Eh... Aioria aveces es bastante complicado...
— Eso se nota... Pero no se preocupe, cada empleado tiene algunos detalles de más. ¿Podríamos ir a lo importante?
Las palabras del de cabellos Oliva le fueron de sorpresa para Kardia, pero no dijo nada, simplemente asintió y le hizo unas señas de mano al contrario para que pudieran ingresar al lugar.
El camino a la oficina de Kadia no fue ni tan largo ni tan corto, en el transcurso del lugar el galo le iba explicando varias cosas al menor, tratando de que olvidara el suceso anterior.
Una vez que ambos entraron a la oficina de Kardia y tomaron asiento, todo se fue a un completo silencio. El de cabellos esponjosos buscaba que decir, y Dégel algo que responder.
— Bueno... ¿Empezamos?
Después de decir aquello Kardia asintió para sí mismo, preparándose para hacer esa entrevista.
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No duró mucho su preparación, pues las respuestas del menor eran directas y claras, haciendo su trabajo bastante fácil y rápido.
Al terminar la entrevista Kardia pidió cafés para ambos, cosa que no tardó, y una vez que se empezó a relajar se puso a examinar los papeles.
— Veo que tienes experiencia en ser secretario, tienes un orden planteado en ti para cualquier cosa. Además de que eres directo y claro, algo bastante importante para atender llamadas o hablar con algún visitante. —dijo a los minutos, obteniendo una mirada atenta del de ojos violetas— Tienes todo lo necesario, y debo decir que tu inteligencia me sorprende. Eres menor que yo por cuatro años y me superas en planes.
Kardia brindó una sonrisa al final, dándose cuenta que casi no le había sonreído a su futuro secretario.
— Y con esto doy en claro que estás contratado. Bienvenido a la empresa dirigida por dos hermanos, Kardia y Milo Antares.
La atención del menor fue totalmente obtenida ante la mención de aquel joven, y eso fue notable para Kardia, quien alzó una ceja, exigiendo mentalmente una respuesta.
— No sabía que este lugar era dirigido también por su hermano. —mencionó Dégel cruzándose de piernas en su lugar— ¿Me podría hablar más de él?
"¿Que...?
Los pensamientos de Kardia podían ser variados en ese mismo instante, ¿porqué quería saber de Milo si fue contratado para ser solamente su secretario? No veía importancia en que lo conociera del todo, su hermano solamente era un jefe aparte.
E ignorando el caos que se había hecho él mismo, asintió con una sonrisa en rostro.
— Claro que podría hablarte sobre Milo. Pero primero. ¿Te parece conocer tu oficina?
Sugirió mientras apuntaba la puerta que se encontraba alado de una pared de la oficina, ganando un asentimiento por parte del menor.
Le indicó a que entrara primero para saber si era de su agrado, y antes de que él entrara llamó a su hermano, esperando que este contestara y estuviera bien después de lo ocurrido el día anterior con sus padres.
Todo se sentía bastante extraño.
🍎❄.
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Mon Beau Démon.
Fanfiction"Si hubiera imaginado que esto pasaría no te hubiera llevado a mi casa ese dia" Palabras dichas con real arrepentimiento, claramente escuchadas con un nudo en la garganta y la sensación de querer escapar, pero nunca respondidas. . ♡. Personajes d...