Capitulo 13.

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Tomó una decisión realmente madura al presentarse a su trabajo, no estaría mucho tiempo, pues llegó a las doce, cuando su hora de entrada seria a las ocho y salida a las seis. Ahí era donde se preguntaba, ¿Porqué tenía horario si él era de jefe?.

No había visto a su hermano en todo el día, tampoco le contestaba los mensajes, aunque no tenía mucha mente para eso, la gran parte del tiempo que llevaba ahí se la estaba pasando con la mente ocupada, viendo su oficina de aquí para allá, pensando en todo lo que había pasado últimamente.

Primero la discusión con sus padres, llegar al bar y no tener la vergüenza de haber llegado a casa todo tomado, después el hecho de que forzó a Camus a acostarse con él y usar la marca del perdón para eso. Y lo que más le sorprendía era que después de todo Camus le pidiera que lo tomara de nuevo.

Aunque había algo que estaba tomando más tiempo en su mente.

.

Cuando vio que Camus ya estaba dando señales de despertar se dirigió rápidamente a bañarse, tenía cosas que arreglar aún en el trabajo, por muy disgustado que estaba lo tenía que hacer.

Cuando salió del baño se dio cuenta que el demonio ya no estaba acostado, había salido del cuarto por completo.

— ¿Camus? —llamó dudoso, saliendo de su cuarto y buscando al mencionado donde siempre lo solía ver.

Al ver a Camus sentado en aquella silla que siempre usa al frente de la ventana no pudo evitar sentir un golpe en el pecho de culpabilidad, los ojos que comúnmente estaban serios ahora se encontraban apagados por completo.

— Camus...

— ¿Si?

La voz del contrario salía sin fuerza y difícil de oír, Milo se acercó preocupado a él y puso una mano en la espalda del pelirrojo, tocando el Delgado camisón que usaba Camus en esos momentos.

— Tengo que ir a trabajar... Arreglaré unas cosas con Kardia, pero prometo volver antes de la hora de salida para que no estés mucho tiempo solo Camus. ¿Qué te parece?.

— Está bien.

Eso fue todo lo que recibió como respuesta por parte de Camus, el demonio ni siquiera sé estaba tomando en tiempo de voltear a verlo, y no tenía la intención de hacerlo para nada.

Milo solo sentía como sus ánimos iban bajando por completo al ver aquello, parece que ahí estaba la respuesta a su pregunta que se hizo hace unas horas atrás.

Lo que pasó si afectó la relación entre él y Camus.

— ¿Cómo te sientes Camus? —preguntó Milo después de unos segundos, pasando su mano de la espalda contraria hasta la frente del mismo.— Tienes un poco de fiebre...

— Me siento bien, aunque un poco ca...

— Retírate de la ventana Camus, el clima frío puede darte molestias por la fiebre.

Nunca se había imaginado decir aquello, la ventana era el lugar favorito para Camus, o eso pensaba él.

El pelirrojo lo miró por unos minutos, teniendo su mirada seria, pensando en que si lo escuchó era real.

— ¿Puedo quedarme aquí? No quiero retirarme de la ventana...

Tan pronto como terminó de hablar sintió el ardor en su mano, la constelación brillaba y quemaba al mismo tiempo, eso lo hizo caer al suelo gritando del dolor.

Juraba que nunca había sentido el ardor con demasiada fuerza, levantó la mirada para poder lograr ver a Milo viéndolo con atención, frunciendo el ceño.

— Lo siento... No le volveré a cambiar algo a sus órdenes señor...

Cuando esas palabras llegaron a los oídos de Milo no pudo evitar sonreír, después levantó a Camus del suelo aún sin quitarle el ardor de la marca.

Eso significa que las disculpas del de ojos rojos no fueron aceptadas.

— Mi... Milo... Porfavor...

El mencionado simplemente lo cargó en brazos hasta la habitación del demonio, donde abrió la puerta y se dirigió a la cama, dejándolo ahí.

Luego salió se la habitación cerrando la puerta y sacando una llave de su bolso de pantalón, colocando seguro. Y luego se dirigió hacía la salida de su casa para irse a trabajar.

Todo pasó demasiado rápido, el dolor que sentía Camus era insoportable y el hecho de que Milo se fuera de una manera tan grosera lo hizo sentir una sensación mucho más dolorosa en el pecho.

No entendía el porqué, se suponía que el a lo largo de la vida que había tenido con Milo ya estaba preparado mentalmente por si eso pasaba. O si el humano le llegaba a pedir cosas más peligrosas.

¿Porqué le dolía tanto?.

.

— ¿Estoy siendo demasiado malo con Camus...? Sólo quiero que esté bien...

Esas palabras se repetían una y otra vez por toda la habitación, Milo las susurraba para sí mismo, aunque la falta de sonido en el lugar lo hacía escuchar de más.

Se iba a volver a hundir en sus pensamientos cuando escuchó el sonido de la puerta siendo tocada, más una voz que conocía desde nacimiento.

— Milo... ¿Estás ahí?

— Adelante Kardia.

El mencionado tan rápido como escuchó las palabras contrarias entró a la oficina y cerró la puerta tras él, tomó asiento enfrente del escritorio de Milo y se quedó en un completo silencio.

— Parece que no dormiste nada eh... ¿Hay algo que te atormente Milo?

— Hoy será día de... ¿Pláticas con el hermano mayor Kardia? —mencionó Milo para acabar con una risa pequeña.

En cambio el mayor solamente arqueo una ceja, colocó las manos en el escritorio y habló de manera seria.

— Estás evitando lo que pregunté Milo. ¿Si hay algo cierto? Y no me digas que no, te conozco desde que naciste.

— Solamente son... Cosas que debo de arreglar Kardia, algunas graves, otras no. Solo eso...

— Umm... ¿Qué te está impidiendo no arreglarlas?

— Creo que el miedo... Arrepentimiento, y el cómo acabarán las cosas...

El Antares mayor se levantó de su lugar y se puso alado de su hermano, sobre sus rodillas para que este lo pudiera ver bien.

Milo se giró hacia él, sintiendo como su corazón se aceleraba sin algún ritmo y sus manos temblaban.

— De todo lo que hagas, no te arrepientas del miedo, Milo. Esa sensación es buena en tu cuerpo, ahí te das idea de muchísimas cosas. Pero tú serás el único que va a decidir si quedarse con él, o avanzar. —mencionó Kardia, pasando una de sus manos al hombro del menor— Estaré apoyándote Milo, pero desde las sombras. Si ocupas algo, ahí estaré. Pero te recuerdo que la mayoría de las cosas las tienes que enfrentar tú.

"Sé un Antares y enfrenta las cosas, Milo."

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