Cuando llegó a su casa se sentía bastante cansado y no sabía ni porqué, se supone que en ese día no había hecho nada más que hablar sobre muchas cosas, recibir unos cuantos empujones por parte de su secretario y dejarse llevar por sus emociones.
Una vez estacionado su carro bajó de el y cerró el portón de su cochera, para luego entrar a su casa. Llevaba con él una bolsa de comida que pasó a comprar en el camino, tenía el estómago vacío y eso era algo que un Antares no permitiría nunca.
Algo de lo muy poco que escuchaba de sus padres con atención era que las comidas nunca se debían de saltar, y menos después de días pesados.
Sirvió la Tyropita en un plato, tomó utensilios para comerla y se dirigió al comedor, tomando asiento en el mismo y empezar a comer.
Pero era como si no pudiera hacerlo, solamente se quedó viendo su platillo en silencio, con la mente perdida.
Soltó un cansado suspiro, miró su mano y notó aquellos puntos de constelación en ella.
.
— ¿Estás seguro de tomar mi alma?
Dégel ganó un asentimiento como respuesta por parte de Kardia, haciéndolo soltar un suspiro que no podía definir qué sentimiento demostraba.
Se acercó un paso al mayor, pasando sus manos por las mejillas contrarias con suavidad.
— ¿Deg... Dégel?
El mencionado no respondió, simplemente cortó el espacio que los separaba con un beso, uno que fue correspondido vacilante.
Kardia, torpemente, pasó una de sus manos por la mejilla del menor, profundizando el beso mientras la otra mano era pasada por la cintura del mismo.
Pronto ambos sintieron la palma de su mano arder, quien parecía sentirla más era el demonio, y eso Kardia lo pudo notar al sentir como sus rodillas fallaban, además de escuchar un quejido en medio del beso.
No dejó caer al menor y lo siguió tomando de la cintura, y a los segundos de sentir el ardor desaparecer se separaron del beso, mirándose a los ojos.
El de cabellos Oliva por más fuerte que se hiciera no pudo evitar desviar la mirada con sus mejillas pintadas de un rojo débil, algo que fue notado por el mayor quién sonrió.
— Entonces lo que decía mi padre era cierto... Para firmar un trato con un demonio debe de existir un beso eh...
Ganó un asentimiento del menor, quien recuperaba la postura, acomodando sus mangas del traje que llevaba.
— La marca que tiene en su mano... Lleva la constelación de mi nacimiento. —dijo Dégel mientras tomaba la mano del contrario, haciéndolo ver su palma— Tiene en sus manos mi alma, espero que sepa lo que hará de ahora en adelante, joven Antares.
— Créeme que analizaré todo lo que haré a partir de ahora, Deg.
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro del menor, pero pronto fue borrada por la petición del contrario.
— ¿Me darías otro beso?.
Sus ojos violetas con destellos rojos se abrieron un poco, pensando las palabras que había escuchado.
El mayor lo dejó pensar un poco, pasando una de sus manos por los cuernos contrarios, desde la punta hasta el tronco, admirando lo suaves que eran.
A simple vista parece que apenas los tocas y te pinchan la mano, pero no, se sorprendía de lo suaves y delicados que eran de cerca.
Luego miró los ojitos del menor con atención, tomando la mejilla del mismo, haciendo al contrario verlo a los ojos.
— ¿Qué dices?
— No... No puedo...
No pudo terminar de hablar cuando sintió una gran presión sobre su pecho, la palma de su mano ardía bastante y la constelación en ella brillaba de un color rojizo.
El menor soltó un quejido de dolor, cayendo de rodillas sobre el suelo.
Kardia rápidamente se puso a la altura del contrario, tomando su mano y examinando la misma.
Su palma también ardía, y mucho, pero lo podía soportar.
— Joven... Joven Antares, lo siento... Haré caso a su petición, pero por favor...
Los ojos violetas del contrario estaban a nada de soltar unas pequeñas lagrimas de dolor, algo que Kardia para nada quería.
Pronto unió su mano con la otra, sintiendo cómo el dolor de Dégel iba disminuyendo por completo, la respiración del contrario iba volviendo a la normalidad poco a poco.
Eran sensaciones completamente nuevas las que estaba sintiendo, a través de esa marca podía sentir como se sentía Dégel al momento de usar la marca del perdón.
Limpió con suavidad los ojos del menor, quien rápidamente frunció el ceño.
— Pensé que había mencionado sobre analizar sus acciones de ahora en adelante...
— Y analicé la acción que hice Deg, ahora sé como funciona la marca del perdón.
Una sonrisa se dibujaba en el rostro del mayor al terminar de hablar, y antes de que el demonio pudiera mencionar algo, unos labios lo interrumpieron en un corto beso, el cual fue correspondido.
Kardia no se esperaba para nada ser correspondido en ese momento, pero tampoco iba a preguntar, solamente vivió el momento.
Y lo seguiría viviendo siempre si le era posible.
.
Un ruido conocido lo sacó de sus pensamientos cuando la melodía de su teléfono se hizo presente, se dio cuenta que no lo había sacado de su chaleco para nada.
Se dirigió a él rápidamente y lo sacó de ahí, notando que era una llamada de Milo.
La contestó sin dudar.
— ¿Pasa algo, Milo?
— ¿Qué si pasa algo? ¿De verdad lo preguntas? ¡¿Dónde estuviste Kardia Antares?!
Una risita nerviosa salió de la boca de Kardia, puso altavoz en la llamada y se dirigió a la planta de arriba de su casa, hasta llegar a su habitación.
— Milo...
— Estoy esperando respuesta Kardia.
— Lo sé, lo sé... Y eh, te pareces a Krest enojado.
— ¡Soy su hijo idiota!
Una carcajada fue lo único que pudo escuchar Milo en la otra línea, y no pudo negar sonreír por eso.
Su hermano parecía estar bien, y eso le quitaba una preocupación por encima.
— ¿Estás en tu casa, Milo?.
— Así es, acabo de llegar hace unos momentos.
— Iré para allá, ocupo hablar de muchas cosas contigo. Pero antes me daré un baño y comeré algo. ¿Está bien?.
Cuando recibió la respuesta positiva de su hermano menor sonrió y colgó la llamada, dejó su teléfono en la cama y se dirigió al cuarto de baño.
Se juraba a sí mismo que se iba a deshacer de aquel castaño que consideraba su empleado pronto antes de que fuera demasiado tarde.
🍎❄.
ESTÁS LEYENDO
Mon Beau Démon.
Fiksi Penggemar"Si hubiera imaginado que esto pasaría no te hubiera llevado a mi casa ese dia" Palabras dichas con real arrepentimiento, claramente escuchadas con un nudo en la garganta y la sensación de querer escapar, pero nunca respondidas. . ♡. Personajes d...