Capítulo 21.

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Harry abre los ojos pero siente su cuerpo entumecido. Parpadea un par de veces, intentando que su cerebro se active del todo y salga de la bruma de su inconsciente.

Lo primero que percibe es dolor.

Hay dolor en su cuello, en sus omóplatos y en su espalda baja por la mala postura que probablemente adopto durante la noche. Su antebrazo hormiguea y el lateral de su cabeza martillea con brutalidad.

Lo segundo que nota es lo brillante que está el sol que logra filtrarse tras sus cortinas.

Con una mueca, gira a su izquierda para ver la hora en el despertador en su mesita de noche, solo para comprobar lo que ya se temía. Se le ha hecho tarde, otra vez.

No tenía sentido, se fue a dormir temprano ayer, demasiado exhausto para preparar algo para la cena. Se había arrancado las prendas que lo estuvieron asfixiando durante el día mientras se dirigía a su habitación en cuanto llegó, metiéndose a la ducha de agua fría para terminar de adormecer sus sentidos y tumbándose en su cama sin nada más que las gotas de agua bajando por su cuerpo, demasiado cansado para secarse o para siquiera ponerse algo de ropa.

Ahora que repasa su rutina nocturna, se da cuenta que le falto un pequeño detalle; No activo su alarma. Agradece tener a estás alturas una alarma natural en su sistema, que le ha hecho despertarse solo veinte minutos después de su hora habitual.

Lo más molesto es que no se siente descansado. Había dormido más de diez horas, pero sentía que había dormido solo la mitad. Tuvo el tipo de sueño en donde no estás del todo dormido, ni del todo despierto. Un estado inconciente-conciente en donde tu mente no te deja dormir en paz y te mantiene dando vueltas en la cama con preocupación sin saber del todo que te mantiene preocupado, o creando escenarios inexistentes en lugares inexplicables. Harry ni siquiera lo recuerda.

Se queda recostado cinco minutos más, sin enloquecer por su impuntualidad de hoy. Extrañamente, no está preocupado. A comprobado que la Editorial no se incendiará sin él ahí a primera hora. Brightness tiene el personal lo suficientemente calificado para actuar desde su instinto y para resolver las cosas si se complican incluso si el Editor en Jefe no está presente.

Como el otro día, cuando olvido por completo la visita de Dior y llego pensando que el trato que se iba a negociar con la marca francesa ya se había perdido por su falta de puntualidad. Llegó completamente enojado consigo mismo, solo para llevarse la grata sorpresa de que Louis y Liam los habían recibido de la mejor manera, con toda la hospitalidad del mundo. Y que Niall y el resto de su equipo los estaban entreteniendo con los previos mientras Harry llegaba. El Editor nunca se había sentido tan agradecido por tenerlos.

Él está feliz con el empoderamiento que tienen en sus procesos y que solo lo busquen por ayuda cuando realmente lo necesiten. Ha aprendido a confiar más en ellos y ahora cada vez que iban a su oficina a preguntarle su opinión sobre algo, Harry les preguntaba: 'Sí, está bien ¿pero qué es lo que piensas tú?'

Todos eran tomados con la guardia baja pero terminaban realmente entusiasmados por explicar sus ideas y puntos de vista.

Estando seguro que estarán bien, Harry se toma su tiempo para estirarse, escuchando crujir algunos de sus huesos y articulaciones. Retira las sábanas, bostezando en su mano mientras camina a su baño para hacer su rutina. Una vez que sale, elige su atuendo sin prisa y se hace un moño con lo que alcanza de su cabello en la parte de arriba. Está entre la decisión de cortarlo o dejarlo crecer, porque el intermedio de eso es realmente molesto y difícil de manejar. Supone que lo dejara así por ahora.

Clifford lo alcanza a mitad de las escaleras y juntos bajan el resto para dirigirse a la cocina, donde Isabel esta tomando su desayuno.

"Buen día, cielo", saluda desde el taburete, mucho más suave de lo que ella acostumbra a ser. "¿Vas a comer algo? Hice tostadas con miel."

El Diablo Viste De GUCCI || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora