Capítulo 25.

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"Uh... eh...", Harry balbucea, acunando el celular contra su pecho mientras mira a Louis con ojos llenos de inquietud, que es bien disimulada en su rostro. "Yo—", carraspea. "Yo creo que... debo de..."

"Uh, si", Louis también se enreda al hablar. "Si tienes qué— si, adelante", él anima, con un descuidado ademán torpe.

"Lo siento, solo será un minuto."

"Tomate el tiempo que necesites."

Ambos giran su cuerpo al lado contrario de la cocina al mismo tiempo, dejando salir un suspiro silencioso para oídos del otro. Louis no está seguro si debería salir y darle espacio o solo esperar a que termine la llamada. Al fin y al cabo, Harry dijo que no demoraría mucho. Decide terminar la ensalada, tratando de distraerse en la mezcla de las hojas de lechuga con los tomates en miniatura, verdura que en definitiva Harry debió haber colado en su despensa. Louis está seguro que él no compraría esa mierda saludable.

"¿Qué es lo quieres?", escucha a Harry decir, incapaz de no reparar en su tono molesto. Louis se atreve a dar un vistazo sobre su hombro, notando su postura tensa y su mano presionando la parte de atrás de su cuello. El impulso de querer acercarse para masajear sus hombros hasta que se relaje invade a Louis tan mal que por un segundo realmente considera hacerlo. Afortunadamente Harry le está dando la espalda, por lo que no lo atrapa fisgoneando ni queriendo cometer un movimiento fuera de lugar.

Sacudiendo la cabeza se regaña a sí mismo e intenta poner su atención en sazonar la ensalada con sal y pimienta. Ni siquiera está seguro si es algo que debería incluir, pero bueno. Si alguien pregunta dirá que Harry la hizo, como todo lo demás.

"Ve más despacio... no, no, espera un segundo", Harry continúa diciendo. "En ningún momento acepte esto, jamás confirme nada, ¿por qué ibas a suponer que estaría ahí?"

Con el labio inferior entre sus dientes, Louis detiene sus vagos intentos por parecer ocupado, sintiéndose solo un poco mal por ser un entrometido. Tampoco es como si pudiera evitar escuchar, su cocina era pequeña y la voz de Harry estaba elevándose en cada palabra.

"Cazzo [Mierda] Ya ni siquiera me sorprende, debí suponerlo... oh, no me digas, no me digas... claro... ", se detiene un momento para intentar escuchar a la persona al otro lado. Apenas y le da tiempo antes de arremeter de nuevo. "Realmente me tiene sin cuidado lo importante que es y lo que este en juego. Estoy en medio de algo, algo en verdad importante... joder, no, no, tú escucha, ya te dije que no—"

De repente, el silencio cubre la cocina como una manta sofocante luego de que Harry se corta a mitad de oración. Sea lo que sea que le hayan dicho, ha sido suficiente para detener la discusión que se estaba formando. Louis da otra mirada, encontrado la derrota refleja en sus hombros caídos. Es tan obvio que no ha logrado ganar esta.

"Bien", murmura Harry entre dientes. "De acuerdo... joder, ya te dije que sí. Adiós."

Caen una, dos, tres gotas de la llave del fregadero, acentuando la incomodidad que lamentablemente se formó. Siguen dándose la espalda el uno al otro, ninguno de ellos animándose a preguntar o dar una clase explicación.

Después de una fracción de segundo, ambos toman la iniciativa con nada de diferencia.

"Yo..."

"Tú..."

Dicen al mismo tiempo, haciéndose sonreír tontamente a continuación.

Harry es quien se acerca. "Tú primero."

"En realidad no tenía nada que decir", Louis admite con pena. "Solo quería que dejara de ser incómodo."

"Si, lo siento por eso. No estaba esperando esa llamada."

El Diablo Viste De GUCCI || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora