Katsuki

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Despertó por la mañana a la misma hora de siempre, el día anterior su grupo de amigos se había reunido, como siempre habían decidido usar su habitación como punto de reunión. Claramente no podía quejarse de nada, claro que les gritaba y algunas veces llegaba a insultarlos, pero era su manera de expresarse, había intentado cambiar su actitud, pero al final de su primer año, Kirishima y los demás le habían dicho que preferían al antiguo Bakugo, no sabía cómo reaccionar a aquello.

O sus amigos lo apreciaban por su "yo" real.

O simplemente eran masoquistas.

Esperaba que fuera la primera, aunque la segunda le causaba cierta gracia.

Revolvió su ahora corto cabello manteniendo los ojos cerrados, entro a la ducha y al salir se vio al espejo.

-¡Voy a matar a esos malditos hijos de perra! -grito con furia al ver su rostro en el espejo.

Un bigote sobre su labio, algunos miembros masculinos por sus mejillas, y un gran "me gusta la verga" en la frente era lo que adornaba su cara. Tomo una toalla y la lleno de agua y jabón para después tallar su rostro intentando borrar todo, claramente no había funcionado.

Definitivamente sus amigos eran masoquistas.

-¡Ahora si se los va a llevar la chingada a todos! -grito por los pasillos, pero ya no había nadie, claramente habían huido antes de que él despertará y se percatará de lo que habían hecho.

Siguió intentando borrar aquello, pero nada funcionaba, habían sido lo suficiente... ¿Idiotas o inteligentes?, para usar un rotulador permanente. Lanzó todo con frustración y se levanto echando humo de la rabia al escuchar la puerta ser golpeada.

-¿Qué ching...?, ah, eres tú -viro los ojos ante la presencia del menor de los Todoroki frente a él, al notar como este reía al verlo mordió sus labios intentando contener sus ganas de maldecirlo, aunque no podía quejarse de tan linda escena -¡Deja de reírte maldito extra!

-Ya, perdón, es que... Entiendo por qué estés molesto. Pero no es justificación para golpear a los chicos -se cruzo de brazos y suspiro -siéntate y espérame, ya vuelvo.

¿Golpear...?, esos hijos de... Sabía bien que habían usado al chico heterocromático para salirse con la suya, pero esta vez no iba a funcionar. Claro que no. Esta vez no caería ante los encantos del bicolor, esta vez se mantendría firme y.

-Ellos me dijeron que no te habían hecho nada, pero creo que no fue muy cierto -soltó una risita y tomo asiento frente a el cenizo.

-Ni siquiera tuve tiempo de decirles nada, simplemente huyeron antes de que me percatará de todo -cerro los ojos al ver como Shoto le acercaba un algodón mojado en alcohol al rostro- como me caiga en los ojos no la cuentas.

-Si te mueves hay más probabilidad de que eso suceda -murmuro notando como el algodón se tornaba negro- ¿me mintieron?

-Bastante, son como niños huyendo con su mamá.

-Entonces... ¿Tú serias el papá? -las mejillas de Katsuki se tornaron rojas al escucharlo sintiendo el sabor del alcohol pues estaba limpiando lo que había sobre su labio superior- estas rojo, ¿te sientes bien?

-Yo sería el hombre del saco que los secuestra cuando hacen alguna estupidez.

-Eso es más lógico. Termine ahora vuelve a lavarte la cara, te espero.

Se puso de pie yendo al baño, lavo su rostro y noto como ya no había un solo rastro o marca del rotulador, suspiro y acomodo su corbata antes de tomar sus cosas y salir con Shoto a un lado.

Claramente el plan de los chicos había funcionado. Bakugo se había tranquilizado de manera radical, la presencia del mitad albino lo hacia sentir bastante tranquilo, relajado y cómodo, pero nunca le diría nada de aquello, su orgullo era mucho mayor. Entraron al aula, afortunadamente Aizawa aún no llegaba, cada quien tomo lugar en su respectivo asiento como si nada hubiera sucedido.

Era como si Bakugo hubiera olvidado lo sucedido.

Shoto realmente lo relajaba.

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