Mi universo, nuestro universo🌌 /Luberto

Capítulo VIII : Impulsos

Luca iba por delante, mientras que sus mejores amigos iban detrás de él. Giulia le dio un leve codazo a su hermano preguntándole a través de gestos si el y Luca ya eran algo. Alberto sólo le dio una sonrisa nerviosa mientras negaba con la cabeza, por lo que la joven se golpeó la frente con la palma de su mano en señal de frustración.

Al entrar a la cocina vieron a Machiavelli ,quien despertó de repente, el felino se acercó cariñosamente a Giulia y Alberto pero para Luca sólo hubo un ronroneo.

-Machiavelli ¿Te acuerdas de mi?,¿aún me detestas?-dijo burlonamente.

-Parece que sólo aprendió a querer a Alberto-contestó Giulia.

-Nunca entenderé porqué los gatos me detestan-murmuró alejándose del felino.

-Como esos gatos de Génova.

-¿Qué gatos de Génova?-preguntó Alberto con un leve tono preocupado.

-Ocurrió en los primeros días que llegue ahí, Giulia y yo volvíamos de la escuela, de repente un grupo de gatos me perseguían , creí que tenían hambre y les ofrecí la mitad de mi emparedado, pero lo ignoraron, ellos querían comerme a mi. Creo que Ercole tenia razón en decir que apestaba peor que la pesca.

-Nunca me contaste eso, ¿te hicieron daño?

-Corrí antes de que me pudiesen hacerme algo, pero mi uniforme se había estropeado un poco. Por suerte la señora María logró arreglarlo, o si no hubiera tenido que ir con el uniforme de repuesto de Giulia, ya que en la escuela no te dejan entrar sin el uniforme.

-Te hubieras visto tan lindo con una falda- bromeó.

-¿Verdad que sí?-dijo riendo.

Al llegar al cuarto de Giulia, fue notorio que la joven no habia desempacado nada ,además que las maletas de Luca estaban ahí ya que por obvias razones no podía llevárselas a su hogar. Iba a ser desconsiderado dejarla sola con ese desastre ,así que ambos decidieron ayudarla a ordenar.

Mientras acomodaban los libros en la estantería, Alberto empezó a observar cada uno de estos.

-¿Por qué las matemáticas tienen letras?-preguntó mientras los hojeaba.

-Yo también me pregunté eso la primera vez, pero al parecer son necesarias.

-¿Y este de qué trata?-preguntó el ojiverde.

-Ay no, ese es el libro más cursi que he leído en toda mi vida, toda la clase lo detestó, bueno a excepción de Luca quien siempre sacaba sobresaliente en los controles de lectura.

-¿De qué se trata?

-De una princesa que al cumplir 16 años sus padres le ofrecen cualquier regalo que ella desease, pero ella no sabia que pedir ya que siempre lo habia tenido todo. Un día vio a muchos plebeyos encerrados injustamente por no pagar impuestos. Ante tal acto injusto deseó que ellos fuesen liberados, pues ni siquiera tenían para comer mucho menos iban a poder tributar. Los plebeyos hicieron una fila para besar su mano en agradecimiento. Cuando era el turno del último plebeyo, ambos cruzaron miradas, ella siempre estuvo rodeada de rubíes, oro, perlas, pero eso no era nada con el brillo de los ojos de él. Sintieron una conexión especial como amor a primera vista.

-¿Y qué pasó después ?,¿Se casaron?-interrumpió Alberto emocionado.

-En ese momento era imposible, una princesa y un plebeyo no podían estar juntos. Hasta serian acusados de alta traición, pero con lo que contaban era que el plebeyo encontraría una mina de oro, su plan consistía en volver al palacio y pedir su mano. Pero las inseguridades los invadían, por más oro que tuviera él seguía siendo un plebeyo, no se consideraba digno de ella. Por otra parte parte ella se encontraba indecisa, ella era capaz de dejar a su familia en caso de que no lo aceptasen, pero ¿él valoraría ese sacrifico?. Ambos temían no ser correspondidos de la misma manera . Darlo todo y no recibir lo mismo.

-Que desesperante es ver a dos miedosos hacerse sufrir, en vez de desclasarse su amor de una vez-dijo Alberto.

-Esas actitudes me recuerdan a ciertas personitas -comentó Giulia mientras los miraba a ambos.

-¿A quienes? no creo que exista gente así en la vida real, Luca, por favor cuéntame que pasó al final.

-Al final si se quedan juntos. Ella lo había sacado de esa prisión, así que él se encargaría de ofrecerle el mundo.

-Oye Luca, será cierto que originalmente la historia hablaba del amor de dos hombres, pero que el autor tuvo que cambiar eso por miedo a la censura y que nadie quisiese publicar su libro.

-Debió ser frustrante, pero era eso o su historia nunca vería la luz.

Entre charlas los jóvenes terminaron con el desorden, ambos le desearon buenas noches a Giulia y se retiraron al cuarto de Alberto.

-¿Qué haces Alberto?-preguntó Luca extrañado al ver que este ponía unas mantas en el suelo.

-Tu dormirás en mi cama y yo dormiré aquí.

-¿No podemos dormir juntos como antes?

-Es diferente que dos niños duerman juntos a que dos adultos lo hagan.

-¿Qué es diferente? hace unas horas me besaste, pero ahora te avergüenza compartir cama conmigo.

-Te recuerdo que tú me pediste que te besara.

-Y tú aceptaste.

-Bien tú ganas, dormiremos juntos -contestó mientras se recostaba.

Alberto tenia razón, pues se reinaba una tensión en esa habitación, cerraron los ojos para ignorar eso y poder dormir. Hace unas horas vieron las brillantes escamas del otro, las señales físicas su amor reprimido estaban a punto de manifestarse de nuevo.

-¿Por qué tu caligrafía y ortografía fue mejorando?-interrogó Luca.

-Siempre releía tus cartas y como estas estaban bien escritas fui aprendiendo y mejorando con ayuda de ellas.

-Ah creí que te habia enseñado el ragazzo ese.

-No para nada, yo aprendí por ti.

-Sabes, yo siempre ponía un dibujo en las cartas para que no te aburrieras leyendo.

-Yo nunca me aburriría con algo que tú escribiste.

Esas confesiones sinceras eran dichas mientras se iban quedando dormidos. Luca se acomodó sobre el pecho de Alberto a la vez que este lo rodeaba con el brazo .
Aquellas acciones estaban a cargo de sus inconscientes , no dependían de su voluntad en realizarlas,
quizás producto del cansancio y sueño o tal vez de algo más.

Ellos podían callarse y negarse, pero sus sentimientos estaban hartos de estar ocultos. Y estos verían la forma de salir y ser libres.