Rumbo a Inazuma

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Caía la noche y la sombra comenzaba a vestir cada rincón de la embarcación donde viajaba Beidou, con la mirada pérdida y ambos brazos apoyados sobre el final del barco pensaba en lo que le esperaba en Inazuma.
Kazuha se acercó silenciosamente y se apoyó cerca de ella mientras tarareaba en voz baja, Beidou lo miró de reojo pero no dijo nada.

— ¿Que sucede? ¿Acaso tienes mareos? — bromeó la pirata.
— Ni hablar, no hay chance de eso. Solo estoy pensando en lo que nos espera en éste viaje... Ya sabes, enfrentarse a aquella mujer. — Kazuha suspiró con la mirada perdida.
— Aquella arconte es quien acabó con la vida de tu amigo, ¿Cierto? Hay que ponerle un alto a las acciones de esa mala mujer. — dijo mientras apretaba los puños.
— Ojalá fuera tan fácil, no nos hemos enfrentado anteriormente a una deidad, no es que no tenga fe en mis compañeros pero...
— ¡Hombre! ¿Que es esa mirada tan desolada? No lo sabremos hasta no estar allí, ¿Que pensaría tu amigo si te viera tan dubitativo? — sonrió Beidou.
— Es verdad, debo tener más confianza...
— Al llegar debemos buscar a nuestros contactos para ponernos al día con la situación, puede que la información que tenemos ya esté desactualizada. Ninguang me va a colgar si dejo pasar por alto algún detalle...
— Ya veo, ella te cuida mucho. — sonrió Kazuha.
— Se podría decir que si. Soy muy afortunada de tener cerca a una mujer tan importante e influyente.

En ese instante Beidou le dió unas palmadas en la espalda y comenzó a alejarse hacía su recámara para descansar. Kazuha se quedó allí contemplando las estrellas un rato más antes de irse a descansar.
Al amanecer ambos se reencontraron mientras el barco se acercaba al puerto de Inazuma, vieron como se acercaban algunos aldeanos sorprendidos. Beidou preparó su bolso y bajó rápidamente mientras observaba con detenimiento los movimientos a su alrededor, Kazuha caminó en silencio unos pasos detrás de ella en silencio apretando con firmeza sus puños.

— Ey, llegan en buen momento, ¿Cómo estuvo el viaje? — se escuchó una voz amistosa acercarse.
— Oye, ¿Es que la gente de Inazuma jamás ha visto un barco o que? — Beidou se cruzó de brazos.
— Señorita Beidou... ¿Ese es nuestro contacto cierto? — Kazuha se puso a la par de ella sin dejar de sostener su katana.
— Si, lo es. Te presento a Thoma, es un amo de llaves bastante conocido por aquí, es un buen chico... Espero que se lleven bien.
— Mucho gusto, tú debes ser el joven amigo de--
— Ey... No tan rápido colorado, ¿No nos vas a invitar una comida o algo? Recuerda el viaje que hemos hecho para llegar aquí desde Liyue. — Beidou le apoyó la mano amistosamente en el hombro.
— Oh, mis más sinceras disculpas. Creo que mí comentario tampoco iba a ser muy acertado para su amigo, así que le retracto. Vayamos a comer algo. — Thoma les indicó el camino con la mano.

Al cabo de unos cuantos minutos llegaron a la residencia Kamisato, allí Thoma cocinó algo delicioso mientras Beidou y Kazuha descansaban y planeaban su itinerario.

— ¡Oye, Thoma! — exclamó Beidou desde una habitación contigua a la cocina.
— ¿Que se le ofrece señorita?
— Tengo una pregunta que hacerte, ¿Tienes novia?
— ¿Q-que? ¿Que está preguntando tan de repente...? — Thoma se sonrojó tratando de no arruinar nada de lo que estaba cocinando.
— Bueno, imagino que un chico tan hacendoso y cordial debe tener bastantes pretendientes, ¿O me equivoco?
— Bueno, no creo que esté muy afectada... Al menos hasta ahora no he tenido ninguna...
— ¿Cita? ¿Novia? — Beidou se asomó a la cocina para preguntar más insistentemente.
— Bueno, no es como que pueda concentrarme en ese tipo de asuntos cuando Inazuma está pasando por momentos críticos. Si estuviéramos en un momento más relajado quizás...
— Lo sé, he leído algo al respecto en unas cartas... ¿Alguna información nueva que tenga que saber?
— No realmente, la situación sigue igual de mal... La Shogun sigue igual de inaccesible, y el decreto de captura de visiones sigue vigente así que...
— ¿Es verdad que van recibido ayuda de alguien que viene de otro mundo? He escuchado comentarios sobre eso.
— Bueno, es cierto, pero no es como que podamos quedarnos de brazos cruzados, ¿Cierto? — dijo Thomas suspirando.
— Kazuha también está con nosotros. — Dijo Beidou sonriendo.
— También contamos con las fuerzas anti-shogun, la señorita Kokomi está liderando una facción armada para hacerle frente a Kujo Sarah.
— ¿Kujo...quien? — preguntó Beidou curiosa.
— Digamos que es una general que apoya a la Shogun, aunque nosotros tampoco nos quedamos atrás, el general Gorou se está encargando de una manera excepcional de sus tropas.
— Mmm... Cuántos nombres para recordar, tendré que prestar atención para poder recurrir a todos llegado el caso.
— No se preocupe que aquí jamás le faltará apoyo.

Thoma comenzó a llevar la comida hacía el cuarto dónde estaba la mesa, sirvió todo cuidadosamente y los tres se dispusieron a comer en silencio mientras meditaban sobre la situación.

— Señor Thoma. — lo llamó Kazuha.
— Por favor, solo dime Thoma a secas. — sonrió.
— Thoma... ¿Cuál es la probabilidad de ganarle hoy por hoy a la Shogun?
— Bastante bajo... Pero tenemos fe en que será posible.

Con eso en mente los tres se dispusieron a disfrutar de la comida mientras conectaban información para que apenas salga el sol pongan en marcha lo más rápido posible sus planes.


"Maldición Beidou, no vayas a hacer locuras..." Pensaba lejos de allí Ninguang.
"Si llegas a hacerlo... Yo... Jamás te lo perdonaré..."

Fruto prohibido 🍎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora