●Capítulo 1:

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Erik le paso las llaves de su casa a Nick.

-Y recuerda Nick, Lea tiene prohibidas las salidas, la televisión o el computador por un mes.- le dijo Erik, mientras se subía al auto junto con su esposa.

-No te preocupes Erik, yo cuidare de ella.- y de qué forma, pensó.

-Gracias por cuidar a Lea por nosotros, no sé qué haríamos sin ti Nick.- dijo Mia a su lado. -espero que no te aburra estar mucho tiempo con ella.- río.

Nick se unió a sus risas. "Si tan solo supieras las cosas que tengo pensado hacer con ella" pensó.

-¡Adiós, disfruten de sus vacaciones!- se despidió Nick, mientras agitaba su mano en el aire.

Cuando al fin los vio desaparecer, se giró y entró a la casa. Sonrío perversamente cuando la vio ahí sentada en el sillón viendo televisión. A la mujer que sus ojos tanto ansiaban ver.

-¿Ya se fueron Mia y papá?- pregunto Lea en cuanto notó su presencia.

-Si.- dijo sentándose a un lado de ella y quitándole el control. Apagó el televisor.

-¡Ey!

-Te recuerdo que estas castigada Lea, y mientras tu papá y tu madrastra no estén estas bajo mi responsabilidad.- dios, cuanto le gustaba decir esas palabras.

-Pero, tío... si quieres podemos hacer un trato, ¿Eh?

Nick alzo una ceja, interesado.

-¿Y que clase de trato?

-No lo sé, mmh.- pensó. -yo te puedo ayudar en lo que quieras, a cambio que me dejes ver televisión. ¿Vale?

Nick suspiro pesadamente. Ella podría ayudarlo con muchas cosas y en muchas maneras. Sacudió la cabeza ante los pensamientos lujuriosos que se formaban en su mente.

-Está bien.- sonrío. -acepto tu propuesta.

-Vale, estupendo. ¿Qué quieres que haga?

Nick miro descaradamente su escote, el cual dejaba ver la curva de sus pechos. Madre mía, había fantaseado tanto con esos pechos, que estaba seguro que iba a hacer sus sueños realidad. Él la vio crecer y ahora su cuerpo estaba listo y preparado para recibirlo. Sabía que era una locura querer acostarse con su sobrina de apenas 17 años pero ella ya había madurado lo suficiente y él ya la había esperado demasiado. Tan inocente, tan virginal, con un aire sexual que era inevitable no sentir... no importaba las consecuencias la reclamaría suya en cuerpo, corazón y alma.

Ninguna mujer lo había excitado tanto en sus 22 años.

Lea se fijo en la dirección de sus ojos y se movió en el sillón, incomoda. Pero Nick no se avergonzó.

Era hora de la acción.

-Quítate la camisa.

Lea palideció.

-¿Qué?

-Quítate la camisa.- repitió. Apretó los dientes. -ahora.

Lea se levantó con la intención de correr a su cuarto, pero Nick la alcanzo, jalándola del brazo y pegándola hacia la pared. Beso su cuello bruscamente, chupando, lamiendo y besando. Joder, estaba duro y necesitaba follar. Lea tembló en sus brazos.

-No sabes cuantas veces soñé con esto, Lea.- susurro él, mordiéndole el lóbulo de la oreja. -no sabes cuantas veces me he masturbado pensando que eras tú la que tocaba mi pene.- su voz sonó más ronca. Sus ojos se oscurecieron. -quiero follarte bien duro...

Lea se estremeció ante esas palabras tan sucias. Y se alarmo aún más cuando sintió las manos de Nick dentro de su blusa. ¿En verdad la iba a violar? Intento separarse de él empujándolo, pero Nick no la dejó.

Quien iba a imaginar, que su tío favorito iba a convertirse en... un tío sucio


Un tío sucioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora