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(「'・ω・)「
Las luces de colores azul y rojo inundaban las calles vacias de aquella zona de la ciudad, las sirenas, y radios policiales era lo único que acompañaba la fría y agitada noche para aquel escuadrón de policías en camino a un llamado de ayuda en urgencia para el rescate y desmantelamiento de aquel y vil lugar bajo el mando de esos monstruos que se decían llamar "seres humanos".
Las luces de las ambulancias se acercaban al lugar que había sido la prisión de aquella decena de omegas retenidos en contra de su voluntad.
-Esta va a ser una larga noche, ¿No crees shotaro?- el oficial Jung sungchan pregunto a su compañero que iba acompañando a un Omega directo hacia la ambulancia donde curarian sus heridas por tanto maltrato
-una demasiado larga a mi gusto, sin embargo, es lo mejor que podemos hacer, estamos salvando a los seres queridos de alguien y a su vez les regresamos su esperanza- le sonrió levemente para después soltar un suspiro debido al frío.
Cómo si fuera una brisa acompañada de un grito fantasmal, el desolado llanto de un Omega capto la atención y sobresalto al alfa de ambos oficiales de policías, más aquellos fueron los únicos que lo escucharon, su interior estaba demasiado inquieto como para ser ignorado, tomaron sus armas e ingresaron con demasiada precaución dentro del inmueble. Sus compañeros habían reportado el rescate de todos los omegas dentro del lugar, más aquello no era suficiente para jung ni osaki después de aquella llamada de auxilio inaudible para los demás correspondientes a la brigada de rescate.
Detrás de aquel inmenso cuadro en el salón principal se encontraron con una pequeña habitación con 2 personas más dentro de ella, un Omega y un chico con apariencia de alfa sin algún olor distintivo que pudiera dar una pista de su género secundario. Aquellos chicos estaban encadenados de los tobillos y se veían demacrados a pesar de las provocativas prendas que les habían dado para portar en aquel lugar, parecian sedados ya que a pesar del alboroto de la operación se veían como si descansaran cómodamente y sin preocupaciones, como si sus problemas se resolvieran con solo tenerse y abrazarse el uno al otro.
Shotaro le hizo una señal a sungchan indicando que le cubriera la espalda en caso de que alguien más siguiera en el inmueble.
El japonés tocó levemente la cabeza del chico de cabello azabache con la esperanza de que recobrara la conciencia y fuera más fácil sacarles de aquel cuarto, al solo obtener un suspiro decidió tocar levemente una de las mejillas del Omega de cabello ligeramente de tonalidades violetas; este de inmediato abrió uno de sus ojos de forma perezosa y recargo su mejilla en la mano tibia del oficial con tal de tener su aroma impregnado en el.
Había algo en aquel desconocido que lo hacía sentir a salvo y le brindaba la sensación de estar en su hogar; Jisung había encontrado a uno de sus destinados sin saber que el otro estaba a tan solo unos metros atrás.
-Te encontré, gracias por salvarme- Ambos oficiales escucharon de nuevo la misma voz que pedía por ayuda más está se oia en calma y algo cansada como si hubiera despertado de un sueño recientemente.
Sungchan entro corriendo al cuarto pensando que había alguien más, la escena que encontro hizo que su corazón diera un vuelco; shotaro estaba en medio de ambos chicos ya liberados de sus cadenas con el pelivioleta soltando ronroneos leves que alborotaban a su alfa que le imploraban acurrucarse junto a sus destinados; pero primero estaba el trabajo, se acercó al cabello azabache para cargarle e indico con la cabeza que hiciera lo mismo que el con su destinado.
El aire helado golpeó la cara de las cuatro personas mientras se dirigían a una ambulancia. Apesar de la situación Jisung se sentía en casa
El destino había reunido a 3 almas gemelas despues de tanta tragedia.
Habían encontrado su hogar.