🧷;; Aroma
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Habían pasado dos semanas del rescate y todos los omegas habían regresado a sus casas y por recomendación del estado habían tomado terapia para poder superar el suceso traumático.
Todos los omegas habían aceptado sin algún problema, todos menos Jisung quien se negaba a ir si no le acompañaban sus dos alfas destinados; su Omega había creado un lazo con ambos alfas y aquello solo le brindaba seguridad pero también le imploraba tener a los dos a su lado todo el tiempo que fuera posible.
Habían pasado unos veinte minutos desde que sus alfas le dijeron que iban de camino a recogerlo a casa de su padre donde se estaría quedando hasta que pudiera retomar su vida sin ayuda de este mismo, el timbre resonó por la cocina donde se encontraba preparando un bocadillo para el camino tanto para él como sus alfas.
–¡Yo abro la puerta!– grito el Omega al ver qué su padre iba directo a esa dirección. –Oh vamos Jisung, solamente son mis futuros nueros, no me hace mal conocerlos– Jisung se sonrojo hasta parecer una jarra de agua de jamaica por los dicho.
–Esta bien, papá, solamente no vayas a decir algo vergonzoso– el Omega menor se alejo de la puerta en busca de su saco y su pequeña mochila en la cual llevaba los bocadillos preparados y demas cosas como su teléfono y un cargador; en otro lado de la casa se oía una cálida presentación por parte de el alfa menor
–Buenas tardes señor park, venimos a recoger a Jisung-ah, ¡Ah es verdad!, Soy un torpe– pego su palma con su frente soltando un sonido de impacto que hasta al señor Omega le dolió con solo oírlo. –Soy jung sungchan y el que está recargado en el auto es osaki shotaro– el mencionado dejo de intentar abrir la bolsa de pan que tenia en las manos para saludar de lejos con una respetuosa reverencia.
Jisung salió de la casa encontrando a su padre riendo mientras conversaba con el japonés y el coreano, ambos se dieron cuenta de su presencia por el aroma que su Omega poseía: rosas, era tenue y nada empalagosa, era un olor delicioso para quien lo oliera.
–¡JISUNG-KUN, LISTO PARA HOY!– el japonés saludo desde lejos a su Omega quien solo asintió riendo por lo bajo mientras se despedia de su padre para ir a sus sesiones de terapia.
Una vez en el auto del japonés, el coreano le puso el cinturón de seguridad, a comparación del japonés, sungchan era bastante sobreprotector con todo el mundo pero con jisung era el triple debido a lo que había tenido que pasar y por el hecho de que fuera su Omega y aún más por que era un año menor que él.
–¿Quieres ir a comer algo antes de regresar a casa?– el japonés dijo con dificultad del idioma mientras tenía los ojos en el camino para no perderse camino a la clínica. –¿Eh?, Solamente si ustedes tienen tiempo– se sonrojo al dulce gesto por parte de shotaro.
–Tenemos tiempo todo el día de hoy, hemos pedido el día libre– ambos no tuvieron dificultades para pedir el día libre, es más, tienen asegurado el día de descanso cada que Jisung tuviera terapia, esto fue fácil por qué su jefe doyoung era un romántico creyente fiel de las almas gemelas por lo que acepto de inmediato al enterarse de la situación.
Una vez llegando a la clínica ambos escoltan a Jisung dentro de esta misma y guiarle dentro con tal de buscar su consultorio correspondiente, las miradas de los omegas hacia los alfas eran demasiadas, Jisung se lo atribuía a que eran muy guapos y debido a sus aromas combinados, por un lado sungchan tenía un olor a eucalipto mientras que shotaro poseía un aroma a lavanda.
Al encontrar el consultorio ambos le dieron un beso en la frente para animarle a entrar a si consulta
–te estaremos esperando aquí afuera del consultorio– sungchan dejo un beso adicional en una de sus manos para ir a sentarse en la sillas de espera a unos metros.
–Cualquier cosa, solo sal y ahí estaremos para ti– shotaro revolvió su pelo antes de que el menor entrara a su consulta.
Ellos siempre estarían ahí para él.
Jisung supo que todo iba a estar bien.