🧷;; mordida
(・ω・)つ⊂(・ω・)
Habian pasado una semana exacta desde el incidente de la pelea de los alfas y las cosas estaban de cabeza en casa, el celo de Jisung se había adelantado una semana y media.
Los alfas si bien ya estaban un poco mentalizados sobre los posibles estados de ánimo, la intensidad del olor de Jisung, no habían tomado en cuenta que iban a estar encerrados en la misma casa que su destinado, el celo de un Omega era algo irresistible para un alfa normalmente, ahora bien el celo de tu destinado era sumamente embriagador para su pareja o en el caso de Jisung, para sus parejas.
El ambiente estaba plagado de feromonas, el instinto de todos en aquella casa estaba a flor de piel, si bien Jisung tenía ayuda gracias a algunas compras que hizo en secreto, los alfas estaban devorándose las bocas mutuamente ya que su celo de ambos se había adelantado por el celo de Jisung.
Jisung estaba en su anterior cuarto, solo en una camisa grande que suponía era de sungchan ya que era gigante y tenía uno de los suéteres favoritos de shotaro como funda de su almohada donde tenía enterrada su cabeza para evitar soltar gemidos rotos por el calor del celo que estaba sufriendo.
Había tenido celos antes pero nunca habían sido demasiado fuertes como el que tenía en ese momento; su cuerpo ardía y su Omega lloraba por sus alfas, quería que sus alfa le tomaran como era debido y le marcarán como suyo para sellar su unión bendita, pero sus alfas estaban un poco asustados a pesar de que sabía que están sufriendo por lo mismo.
La luna había decidído que ya era hora de que se unieran en uno solo pero aún no sentían que Jisung estuviera listo, o eso pensaban hasta que la voz de Jisung resonó en sus cabezas pidiendo por ellos, un deja vu de la vez que se conocieron paso por la mente de ambos. Era tiempo de sellar su amor como correspondía.
Los alfas se dirigieron a la habitación de Jisung, la puerta no tenia seguro como le habían dicho que hiciera y ahí estaba su Omega, Jisung se hallaba a mitad de su cama, solo con la camisa, sus ojos brillantes, su cabello desordenado y sus labios rojos y maltratados de tanto que había estado mordiendolos con el propósito de ahogar sus gemidos y lloriqueos.
Al verle la cordura de ambos se fue directamente a la basura, ambos se acercaron hacia el Omega de manera en la que parecía que estuvieran cazando una presa a su merced; besaron con suavidad la piel blanca del Omega después de haberlo despojado de las pocas prendas que tenían.
El tiempo pasaba lento en aquella habitación, entre besos, risas, gruñidos y gemidos rotos habían consumado su amor ante la luna, faltaba la parte que terminaría de sellar su destino: la mordida.
Jisung deseaba su marca por lo que imploró por ella, estaba entre los cuerpos de los alfas un poco abrumado por las nuevas sensaciones y cansado por su unión reciente.
Sintió los labios de sus alfas en cada lado de su cuello, sintiendo como rozaban los colmillos hasta sentir el dolor punzante de una mordida, este se transformó en un dolor placentero, dolía pero se sentía bien.
Lo último que sintió fueron besos en su cuello dados por su alfas antes de caer dormido por el cansancio físico y el celo.
Jisung se sentía al fin completo.
Sungchan sabía que había hallado a los amores de su vida.
Shotaro sentía que su vida al fin había tomado sentido.