Prólogo

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Durante un extenso periodo de tiempo, el fútbol ha sido la base del deporte, así como el que más pasión conlleva, ya sea jugando u observando. De cualquier forma, este juego es y siempre será algo increíble, emocionante y fantástico para los aficionados y jugadores, donde las pasiones desbordan y los sueños vuelan, donde dos equipos se encuentran y tienen una batalla campal por toda la arena que se hace llamar campo, esa sensación que te hace querer vociferar vulgaridades al televisor siendo conciente de que en realidad no te escuchan... es algo que no puedo describir con simples palabras, llenaría todo el libro si intentara hacerlo, pero si pudiera decirlo en una sola sería... fantástico.

Lástima que, para no todas las personas, esto es así.

Para otros, el fútbol no es más que una herramienta, una herramienta para alcanzar sus objetivos más ruines y sádicos de su corazón marchito. Personas que no les importa si sus jugadores están bien o al borde del colapso, o si el oponente ya no puede más, a ellos solo les importa una cosa...

Ganar, y ganar...y ganar...y ganar...y usarían cualquier medio para conseguirlo...

(...)

02/04/2020 / Campo de la secundaria "¿¿??"

- ¡Gol!, señoras y señores, acaban de anotar el décimo gol ¡Esta es una victoria definitiva para el Área cincuenta y uno! - narraba con asombro y algo de temor el locutor del partido

Encontrábanse, destas prisiones cargado, un ambiente ruin y hostil donde los muertos alzaban su voz ante las zozobras de lo hostil, tan plumbeo y muerto que las cenizas eran, tal parece, lo único que mostraba un rastro de vida en el lugar, cenizas de lo que alguna fue aquella secundaria. Un rastro de cuerpos podía divisarse ante el horizonte, y frente a ellos, un equipo que se alzaba con la victoria... ¿Victoria? ¿Aquello siquiera podía considerarse victoria? Reían con superioridad ante la vil blasfemia del que penurias causaban, por una agonía se escuchaban dos risas, tan sátiro, tan ruin... como si el mismo infierno hubiera caído para aquellos cuya suerte vanidosa abandonaron.

Trece a cero... el marcador era el único testigo de la masacre de un equipo cuyo nombre no iba a recordarse nunca, que su historia moriría junto a aquel en ese campo de batalla.

- P-por favor, piedad... - rogaba una pobre alma desdichada, una de las tantas víctimas de aquel temible instituto.

Pero... ¿Acaso ellos conocían la palabra "Piedad"? Para seres sin corazón como aquellos, la piedad no estaba al alcance de su refinado vocablo

- ¿Piedad...? pero ustedes perdieron ¿No? Dime acaso ¿Sería justo para los míos tenerte "piedad"? - Un golpe seco de una patada en el estómago resonó por todo el campo de fútbol, sacándole las risas a algunos, y el temor de aquel hombre a otros.

- Y-yo... - Sangre, líquido rojo y espeso manchó aquel suelo sucio y mugroso en cuanto el director de la secundaria Ciento Cinco empezó a toser, aquel suelo donde descansaba la humillación y el lamento ¡Oh! cómo amaba sentir aquella sensación de mediocridad en seres tan inferiores como aquellos...

- Ugh... patético - El de traje militar se agachó cuidadosamente, hasta estar a la altura del pobre hombre tendido en el suelo ¿Acaso había sido muy duro?

Para nada...

Bruscamente levantó su mentón, obligándolo a mirarle, los ojos temblorosos y aguados gracias a las pequeñas lluvias de los ojos contrarios, hicieron contacto con los gélidos suyos, tan rojos como el fuego, mas irradiaban un aire muerto y deprimente.

-Esto te enseñará... no - alzó su impotente voz, para que el resto de muertos ose escucharlo, una proclama de guerra que nunca tuvo advertencia - Esto les enseñará a todos ustedes a no meterse con el Área cincuenta y uno.

Eso era una lección...

... A todo aquel que se metiera con el poderoso fútbol

Del Área cincuenta y uno

Alma para conquistarte // UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora