La Presión de Perder

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Miedo

No...

El miedo no es más que una pizca de lo que logró sentir

¿Pánico? O talvez…

Terror

Pupilas danzantes al compás de la gota en su cien, o de sus manos perladas por el sudor de su piel

Lo sabía

Telegrama

Carta

Como lo quieras llamar, no importa

Aquel pergamino, sin discusión u avistamiento, sin dicha antelación, yacía prepotente en su escritorio

Aquel escrito

Sucio, arrugado

Letra antigua, olor a nuevo

Aquel que Atahualpa tenía en frente, lo que encontró esperando en su escritorio aquella tarde en su oficina

Lo sabía perfectamente

-Hay que entregarle esta carta al equipo de fútbol… - repetía constantemente el que se hacía llamar su hermano – Pienso que es necesario decirles 

- Sí, se a lo que te refieres…

Leía y releía aquel aviso prepotente

Aquella amenaza que daba a entender

Si no derrotan a nuestro equipo,
Quedarán malditos

-¿Crees que sea verdad lo que dice? – preguntó titubeante el profesor Huáscar, quién compartía la misma terrible sensación que su hermano Atahualpa

- Así parece

- ¿Y si solo es una broma de niños? Porque si esto de verdad nos lo mandaron ellos…

- Por si no lo sabías – respondió este – hay muchos rumores sobre la secundaria sobrenatural

- ¡Eso lo sé pero!

- Además – lo interrumpió, al parecer no había terminado - ¿Tú que dices?

- ¿Disculpa?

- No sé lo que piensa usted profesor Huáscar, pero a mí me parece un desafío… interesante

Una sonrisita fugaz cruzó leve por su rostro

Sin embargo, para estos dos ya tendremos tiempo para hablar

Por otra parte, la historia puede comenzar

Campo de la rivera 4:30 pm

Nuestros valientes protagonistas iniciaban su entrenamiento diario en el enorme campo de la rivera, situado no tan lejos del instituto, pero tampoco cerca en demasía

Perfecto

El campo de la rivera era un precioso campo de fútbol, que (de milagro) los chicos pudieron conseguir permiso para usar. Estaba rodeado de verde campo, aire fresco y un río que cruzaba por allí, además el puente que conectaba a su escuela surcaba un poco al costado encima de sus cabezas, tenían que subir una colina (con escaleras obviamente) para poder acceder a este. No podían pedir un lugar más pacífico para entrenar y desatar un poco de estrés.

Alma para conquistarte // UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora