Capítulo 19

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Caminábamos por la ciudad tomados de la mano. Hoy al despertar Marcus desayunó conmigo en la cama; le pregunte si él podía seguir comiendo como un humano y la respuesta fue sí, no obstante, no le satisfacía del todo, más bien solo le servía para saciar su sed de sangre un poco más. Con cada día me propuse a ir conociéndolo un poco más, no solo al vampiro, sino al hombre. Me interesaba conocer todo de él, estaba ávida por saber cada uno de sus secretos.

—¿Te gusta? —Indagó curioso

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—¿Te gusta? —Indagó curioso.

Estábamos recorriendo pequeñas calles empedradas, nos dirigíamos hacia un lugar donde vendían cosas antiguas, como Marcus. Sonreí ante ese tonto pensamiento.

—Sí, las calles son muy bonitas, todo aquí lo es. Mágico e irreal —murmuré.

—Es real, nosotros lo somos, mi Luciana.

Le devolví una sonrisa a la vez que salíamos a otra calle que más bien se trataba de callejones; mientras caminábamos distintas personas nos sonreían o más bien, a Marcus, tal parecía que él era conocido en la ciudad y la gente lo apreciaba. Qué equivocada estaba al juzgarlo, siempre pensé que era un mal hombre, pero no era así. Era maravilloso y tan dulce, lo quería mucho.

—Mira —dijo Marcus llamando mi atención.

Frente a nosotros había otro callejón, aunque un poco más amplio, estaba repleto de pequeños puestos y las personas iban y venían mientras observaban o compraban algo. Caminé más deprisa y Marcus sonrió.

—Si quieres algo dímelo —puntualizó, asentí emocionada.

Recorrimos varios puestos, había cosas muy bonitas, lo que más llamaba mi atención eran los brazaletes o collares. Todos de piedras preciosas, algunas valiosas, otras de simple fantasía o plástico. Mas no importaba, de igual forma llamaban la atención por lo bellas que eran.

—Buscaré algo que necesito, ve a ver—acepté—. Estaré al pendiente de ti de todas maneras —acotó, sonreí.

Había descubierto que Marcus era muy protector, aunque también celoso y muy posesivo.

Se alejó de mí y yo seguí caminando. Me acerqué al puesto de una mujer, su cabello era muy negro y su rostro joven, pero al verla a los ojos me sorprendí; ellos mostraban una edad muy diferente, parecían viejos y de alguna manera era como si hubieran visto y recorrido muchos lugares, parpadeé desconcertada.

—Buenas tardes —saludé amable.

Ella entornó sus ojos al mirarme y sentí como si hubiera reconocido algo en mí, como si me conociera.

—Buenas tardes —respondió con voz amable.

Observé las cosas que tenía sobre la mesa sintiendo en todo momento su mirada sobre mí. Llamó mi atención un collar, era negro y tenía algo que parecía encaje con diseños un poco extraños, pero no estaba segura; lo que más llamó mi atención fue el precioso rubí que brillaba en el centro.

Lo tomé entre mis manos, me gustaba y lo quería.

—Es un collar precioso —murmuró la mujer. La miré.

—Si lo es, lo quiero—le dije.

Ella sonrió y tomó el collar de mis manos; al tocar su piel advertí de nuevo algo extraño y en sus ojos pude notar que ella también lo sintió. Ninguna de las dos dijo nada y ella envolvió el collar en un papel y me lo entregó.

Iba a pagarlo cuando Marcus apareció y besó mi mejilla.

—Es hora de irnos —avisó.

Devolví la atención a la mujer que ahora entornaba los ojos mientras dirigía una mirada de odio y desprecio hacia Marcus, me confundió.

Demon —murmuró mirándolo fijamente.

No hizo mucha falta saber su idioma para entender que lo llamó demonio. La miré mal, Marcus en cambio sonrió de lado e hizo una mueca; negó hacia la mujer.

—Estás con un demonio —dijo con voz dura hacia mí.

—Él no es tal cosa —refuté enojada.

—Por supuesto que lo es, es un vampiro, un ser sin alma —prosiguió.

—Usted no sabe nada acerca de las almas, él es mi esposo y me ama

—Luciana, vámonos —sugirió Marcus tomando mi mano.

—Sé mucho más de lo que te imaginas niña ingenua, y tú —dijo señalando a Marcus—, sabes que no durará a tu lado; es una blasfemia que la hayas hecho tu esposa, ella no puede estar contigo.

Sus palabras habían mandado un escalofrío en mi espalda en una especie de advertencia. Sentí a Marcus tensarse.

¿Por qué está mujer nos decía esas cosas?

—Vámonos —lo obedecí enseguida. Me volví a ver a la mujer, ella no despegaba su vista de nosotros.

—El que él haya entrado en tu vida, solo te traerá sufrimiento...

Murmuró y yo di la vuelta para no verla más, pero tuve el presentimiento de que no sería la última vez que la vería.

[***]

—¿Te encuentras bien? —Se preocupó Marcus.

Después de nuestro encuentro con ella habíamos regresado al castillo, ya que yo no tenía más ánimos de caminar por la ciudad. Ahora estaba sentada sobre la cama con el collar en mis manos. Las palabras de la mujer aún resonaban en mi mente.

—¿Por qué nos dijo esas cosas? —Cuestioné. Marcus se sentó a mi lado y tomó mi mano.

—Ella es una bruja —simplificó.

—¿Bruja?

—Las brujas aborrecen a los vampiros, nos ven como demonios que nunca debieron existir

—Pero eso no le da ningún derecho de hablar así de ti —me quejé molesta.

—Soy un ser oscuro, Luciana.

Tal vez alguna vez yo haya pensado lo mismo, pero ahora no estaba de acuerdo.

—No lo eres, eres un hombre maravilloso —repuse acariciando su mejilla—, y te quiero. —Él sonrió.

—Lo sé. ¿Puedo ver qué compraste? —Cambió el tema. Rompí el papel y le mostré el collar— Vaya, es muy bonito.

—Me gustó en cuanto lo vi —confesé. Marcus lo tomó y pasó sus dedos por el rubí.

—Es perfecto para ti, precioso y único —susurró.

—Pensé en ti cuando lo vi —dije con una media sonrisa. Frunció el ceño.

—¿Por qué? —Indagó confundido.

—Por el color —expliqué señalando el rubí—, pensé en tus ojos.

—Luciana —musitó cohibido mi nombre.

Besó mis labios y subió sobre mi cuerpo. Dejó el collar a un lado y se perdió en mí, así como yo lo hice; no sabía qué sucedía o tal vez sí, pero cada día que transcurría sentía que no podía vivir sin él.

Enamórate de mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora