—Buenos días —saludó su voz, me quedé sorprendida de ver a Marcus entrar con una bandeja llena de comida.
—¿Qué haces aquí? —Averigüé, sentándome sobre la cama; hoy me sentía mejor.
—Te traigo el desayuno, Luciana. No pienso dejarte sola —simplificó.
—Siempre lo haces —mascullé reprochándole su ausencia todas estas semanas.
Marcus apretó los labios y no dijo nada, dejó la comida en la mesita a un lado de mi cama.
—¿Te duele algo? —Preguntó sentándose a mi lado.
—No, ya no me duele nada —espeté.
Marcus asintió y colocó la bandeja en mis piernas, me dispuse a desayunar con su mirada sobre mí en cada momento.
—Deja de mirarme —pedí bebiendo un poco de jugo.
—No pienso despegar mi vista de ti, así que acostúmbrate —replicó. Efectué una mueca.
—Como si te importara —espeté de malas.
Enseguida él tomó mi mano, le devolví una mirada nerviosa, había extrañado su contacto frio.
—Me importas, Luciana.
No le respondí, quité mi mano de la suya bruscamente y no sé qué demonios sucedió que la bandeja salió volando de mi pierna como si alguien la hubiese arrojado lejos, lo cual no hicimos ni Marcus ni yo, ni siquiera la habíamos tocado; busqué la mirada de Marcus entre sorprendida y asustada.
—¿Yo hice eso? —Inquirí titubeante.
—Tal parece que sí —murmuró pensativo y preocupado.
—¿Qué me hizo esa mujer? —dije poniéndome de pie.
—Espera, hazlo de nuevo —sugirió. Apreté las cejas y obedecí.
Temerosa moví mi mano contra un jarrón y este salió volando por la habitación, para finalmente estrellarse contra la pared.
—Dios mío —susurré anonadada.
—¿Cómo es posible? —Inquirió con los ojos muy abiertos.
—¿Qué? —Espeté mirándolo. Él sabía lo que me sucedía.
—Tienes poderes, poderes iguales a los de una bruja —finalizó sin poder creerlo.
—¿Me estás diciendo que ella me convirtió en bruja? —Increpé molesta e irritada.
—Eso, eso no puede ser, las brujas nacen con su don, no pueden convertirte. Es imposible —explicó, dejándome aun más confundida.
—Pues al parecer ella lo hizo —dije sentándome en la cama de nuevo.
—¿Tienes a algún descendiente que haya sido brujo? —Cuestionó.
Guardé silencio, pensando unos segundos.
—Mi abuela —dije de pronto, recordando—. Recuerdo que ella hacia cosas raras en su casa cuando yo era pequeña y la gente siempre decía que ella era una bruja, mas nunca se comprobó nada, mucho menos hallaron algo.
—Demonios —masculló incorporándose.
—¿Qué? Dime que sucede —exigí tomando su brazo.
—Puede que haya transmitido una mínima parte de su don a ti y la bruja lo aprovechó para despertar tus poderes —dijo serio.
—Ella tomó mi sangre en un recipiente —susurré temerosa.
—Debió hacer un hechizo para activar el don en ti —expresó, apretó los labios en una ligera línea.
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Enamórate de mí ©
مصاص دماءLuciana había encontrado al que pensó sería el hombre con el que pasaría el resto de su vida. Sin embargo, sus padres no piensan de la misma manera, y con la llegada de un extraño hombre misterioso al pueblo su vida se complica aún más y se ve siend...