Maratón 2/3
La vida pasa tan rápido como para desperdiciarla, en cuestión de segundos todo cambia. Hoy estamos aquí y probablemente mañana ya no.
No quiero desperdiciarla, no quiero. No soy capaz. Volví mi atención a mi libro, el protagonista no es capaz de aceptar el amor de la chica por más que ella le dice que lo ama. Cuando por fin decide aceptarlo es demasiado tarde, ella se ha ido del país y un año después, guando regresa, se entera que ella está a punto de casarse. Así que solo quedan restos del amor que ellos sentían.
Si tan solo se hubiera atrevido. No hubiera pasado tanto dolor, no hubiera vivido el dolor de ver a quien amas amar a alguien más.
Suspiré. No quiero ser como el chico, no puedo. Cerré el libro y prendí la televisión.
Una novela coreana, perfecto.
—Te amo —dijo el protagonista.
La chica se quedó callada sin responder absolutamente nada.¿Por qué no le contesta? Dile algo.
—Lo siento, Ung, pero voy a casarme.
¿Qué?
—Perdón.
La chica salió del lugar y el protagonista lloró como por diez minutos desde diferentes ángulos.
—Si me hubiera atrevido a decírselo antes sería distinto.
Maldita sea. Apagué la televisión y tome mi teléfono, veré videos. Sí, eso es lo mejor. Oh, un podcast, lo mejor.
—Yo no me atreví a confesar mi amor a un chico y te lo juro que me arrepiento.
¿En serio?
Lancé el teléfono a mi cama.
—Colabora universo. Por favor. Al menos dame ayuda si me vas a matar así.La puerta de mi habitación se abrió. Alguien la abrió sin siquiera tocar, yo supe de inmediato quien era.
—Superdog al rescate —dijo Peter mientras corría con su capa.
Me puse de pie. Reí mientras lo cargaba y llevaba a la cama.
Le empecé a hacer cosquillas y él reía. Estos pequeños instantes son los que deseo atesorar de por vida, y quiero que el me recuerde así y no como su hermana que sufría. Si yo no puedo ser feliz al menos que él lo sea por mi.
Después de hacerlo reír un rato nos acostamos en mi cama viendo al techo.
—Mira lo que traje —susurró sacando dos barras de chocolate—. Una es para ti. Le pregunté a mi maestra que le hacía feliz y me dijo que él chocolate. ¿Te hace feliz a ti Mara?
—Tú me haces feliz, Pet.
Él sonrió mientras se acostaba entre mis brazos.
—He estado jugando con el chico nuevo que viene a ayudar.
—¿Así? Cuéntame.
Peter empezó a hablar.
—Y entonces empezamos a bailar y a jugar mucho con él —dijo mientras se comía su barra de chocolate.
Mi hermano menor es una de las únicas personas que da esperanza a mi corazón. Me encantaría decírselo, pero entonces empezaría a preguntar por qué soy su ancla, qué por qué sufro y muchas otras cosas más que no quisiera explicarle para que sea feliz.
Sonreí cuando vi que me miraba esperando a mi reacción.
—Eso suena increíble Pet. ¿Te diviertes?
Asintió.
—Mucho, me gusta jugar con él.
Limpié el poco de chocolate que quedó en la comisura de su labio.
—Eso es bueno Pet, muy bueno.
Peter me abrazo y colocó su cabeza en mi pecho. Después de unos segundos sentí como colocaba su oreja en el lado izquierdo de mi pecho. Se quedó atento, golpeaba suavemente su dedo cada segundo.
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Mi último latido #2 [ Trilogía latidos ]
RomanceSiempre se ha hablado del amor imposible, del amor no correspondió. Ese amor que te consume en cuerpo y alma . Pero poco se habla de ese amor que si es correspondido pero que no puede llevarse acabo. Pero ¿qué pasa si al final nos atrevemos? ¿Qué p...