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Lo estaban devorando

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Lo estaban devorando.

No, devorar era poco a lo que le estaban haciendo; lo estaban matando lentamente.

Con los ojos fijos en él y con sonrisas más enormes que sus propios rostros, Jimin y Luna habían estado en la misma posición desde hacía casi media hora: sentados al lado de su camilla en total silencio.

Jungkook había tenido la esperanza de que se cansaran y que lo dejaran en paz una vez se dieran cuenta de que no volvería a repetir lo del día anterior. No volvería a hablar así le pagaran. Solo que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder; comunicándose aparentemente telepáticamente se quedaron estáticos en sus lugares, con el mismo entusiasmo que Jungkook le tenía a la muerte. Demasiado.

—¿Cómo estás, Jungkook? —le preguntó Luna, sin poder ocultar la alegría que sentía.

Jungkook los miró a ambos, quienes se codearon mutuamente sin dejar de sonreír como maniáticos. Diablos, ¿había pensando que Jimin era lindo cuando sonreía? Porque ahora solo pensaba en lo muy perturbado que se sentía por verlo así.

Rodó los ojos, estresado.

Si su maldita mano derecha obedeciera, ya se hubiera cruzado de brazos para mantenerse al margen y no correrlos a manotazos, como estaba a punto de hacer.

Después de unos minutos sin ningún cambio en la postura de los tres, Taeyang entró a la habitación, pero ni eso derrumbó la ansia de Jimin y Luna de comerse vivo a Jungkook.

Taeyang los observó, curioso, mientras se acercaba a Jungkook para hacer su ronda de la mañana.

—¿Todo bien? —Cambió su atención de Jimin a Luna y de Luna a Jungkook—. ¿Ocurre algo?

Ni Luna y mucho menos Jimin se movió, sin intenciones de siquiera responderle. El entrecejo fruncido de Jungkook solo se profundizó. ¿Lo acosarían todo el día sin importar nada más?

—Está bien... Esto me está dando miedo —¡Por fin alguien entendía a Jungkook! Taeyang retrocedió como si temiese que lo atacaran—. Luna, ¿qué pasa? ¿Por qué parece que Jungkook es un filete en medio del desierto?

¿Tan bueno estaba que el doctor lo consideraba un filete? Bien, no se consideraba de verdad "bueno", pero parecía que la locura de Jimin y Luna lo estaba haciendo alucinar.

Luna se levantó, lentamente, sin despegar sus ojos de Jungkook mientras se acercaba al doctor y lo tomaba del brazo halándolo como una niña.

—¡Habló! —chilló—. Mientras Jimin lo traía del baño ayer en la noche, ¡habló!

Taeyang tardó unos segundos en procesar sus palabras, antes de que el asombroso lo opacara.

—¿Te habló? —le preguntó a Jimin, quien asintió, efusivamente—. ¿Qué fue lo que te dijo?

Levantándose también de la silla, Jimin clamó:

—¡Qué lo dejará tranquilo!

—¿Te dijo que lo dejaras tranquilo? —Taeyang rió.

—¡Sí! —Jimin sostuvo la mano de Luna y la de Taeyang—. ¡Dijo que lo dejara tranquilo!

—¡Te dijo que lo dejaras tranquilo! —repitieron ambos.

Y entonces, los tres comenzaron a saltar tomados de las manos, dando vueltas como los lunáticos que eran.

Jungkook dejó caer su cabeza en la almohada, cubriendo su rostro con su mano izquierda.

Sería un largo día.

Stand by me ─ Kookmin AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora