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A la mañana siguiente cuando Jimin llegó a la habitación de Jungkook, la enferma Luna, quien le había avisado de sus avances, lo cuestionaba en vano acerca de los restos faltantes en su hoja de expediente médico.

—¿Fuiste tú quién la corto? —preguntó casi divertida—. Sabes que esto contiene tu información, ¿verdad? El que los cortes dificulta que otros doctores que venga a revisarte puedan atenderte correctamente. ¿Qué hiciste con los pedazos? ¿Los comiste?

Jungkook ni siquiera la miraba. Se encontraba en la misma posición en la que Jimin lo había dejado el día anterior: sentando con las manos encima de sus piernas y la mirada fija y distante en el exterior del edificio.

—Jungkook —insistió Luna—. Si los comiste tendremos que hacerte un lavado estomacal, tu cuerpo está muy sensible ahora como para que le metas cualquier cosa, ¿lo entiendes?

La frustración reflejada en el semblante amable de Luna hizo que Jimin se sintiese culpable por la situación.

No había mucho que hacer si Jungkook no estaba dispuesto a ceder, pero a diferencia de él, ella no podía rendirse y dejarlo pasar como un berrinche más de un hombre en una condición difícil, ella tenía que esforzarse por hacer que dicho hombre pusiera de su parte, al menos para su avance físico.

Se acercó a ella tranquilamente, sonriendo todo lo que pudo para transmitirle calma.

—No los comió —le seguro—. Me ha dado pequeñas notas con ellos.

Luna lució sorprendida antes de que la compresión opacara sus facciones.

—¿Te escribió notas? —Jimin asintió—. ¡¿Con pedazos de su expediente médico?!

Jimin se encogió de hombros, apenado.

—No vi cuando lo hizo. Un rato después de que llegué me dio una, y antes de que me fuera me dio otra.

Tendiéndole las notas que había guardado en el bolsillo de su abrigo le sonrió una última vez para finalmente acercarse a Jungkook.

Conteniéndose para no inclinarse y darle un beso en la mejilla, lo saludo sin ningún contacto físico.

—Hola, Jungkook —Se sentó a su lado como de costumbre—. El doctor me dijo que te regresarán a la habitación en la que estabas para que estés más cómodo y me pidió que te acompañara. ¿Quieres que te ayude a bañarte cuando estemos allí? Debes sentirte abrumado por tantos días en observación.

Jungkook lo miró de soslayo, volviendo a repetir la acción del día anterior de sacar un pedacito de hoja de debajo de su pierna izquierda y dárselo.

Detrás de él, Jimin escucho a Luna exhalar exaltada como si no hubiera creído que Jungkook de verdad había escrito notas para él hasta que lo vio.

En ésta había escrito:

Solo quiero irme a casa.

—Lo entiendo —respondido Jimin después de leerla—. Pero aún faltan algunos días para que te den de alta. Y lamento decirte que para ello necesitas hablarles.

—Así es —concordó Luna a sus espaladas—. El doctor no dejará que te vayas hasta que obtengamos más de ti.

Jungkook miró entre ambos antes de suspirar y fingir de nuevo que nadie existía más que él en la habitación.

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Stand by me ─ Kookmin AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora