Jungkook parecía todo menos feliz.
Después de proponerle que vivieran juntos y de que él sorpresivamente aceptara, muchas de las cosas que hubiera preferido mantener en privado salieron a la luz. Como su identidad fuera de la enfermedad y su verdadera posición económica.
Estaba consciente de que tarde o temprano alguien se daría cuenta. El haber pagado la cuenta del hospital había sido una osadía en sí misma, y el pensar que podría seguir saliéndose con la suya ocultando esa parte de su vida había sido esperar demasiado de la situación.
Así que cuando Jungkook, Taeyang y Luna entraron a su casa y sus rostros reflejaron una estupefacción enorme temió que su relación con los tres se fracturara de alguna forma porque aunque no había mentido, había omitido mucho de sí mismo para evitar precisamente la reacción que los tres estaban teniendo.
No estaba listo para ser interrogado y responder cosas que no deseaba siquiera recordar que existían, pero con un evidentemente molesto Jungkook, sintió que tenía que esforzarse aun más para calmar el ambiente. Sobre todo porque a diferencia del albergue, Jungkook de verdad parecía disgustado. Jimin apostaría que si pudiera, ya se hubiera levantado de su silla y se hubiera ido muy lejos de él.
Sin embargo, el rostro de Jungkook arrugándose en desagrado también lo hizo sentir un poco indignado. ¿Le molestaba más estar en su casa que en un albergue lleno de moho?
Irritado consigo mismo por no poder siquiera complacerlo en ese aspecto, arrastró la silla de Jungkook por el largo pasillo principal hasta la sala de estar, olvidando que había dos personas más con ellos.
Jungkook no tardó en absorber el amplio espacio de la casa, que le restregaba en la cara la muy buena posición económica en la se encontraba Jimin.
Enormes cuartos decorados con pinturas y fotografías de famosos artistas, con muebles que doblaban por sí solos al mismo Jungkook en altura, más el tapizado de cada uno, como si se tratasen de departamentos independientes en lugar de cuartos complementarios de una casa, no hicieron más que hacerlo sentir pequeño. Un intruso pobre que invadía el palacio de algún noble.
No era como si Jimin se vistiera como mendigo, pero el ser tratado en una institución pública y la ropa bastante humilde con la que vestía, nunca le habían dado a Jungkook otro indicio de que gozara de más de lo que podía verse, hecho que lo hacía sentir intimidado.
¿Cómo podía aceptar la invitación de Jimin con semejante lástima que provocaba el solo verlo? Él nunca estaría a su altura, ni siquiera para ser un simple conocido. Y aunque una parte de él sabía que se lo debía por el accidente, otra simplemente quería retroceder y salir corriendo antes de que toda su grandeza lo aplastara.
Los pasos detrás suyo lo hicieron preguntarse si aún había retorno. ¿Podía decirle a Luna que lo regresara al albergue? ¿Habría aún espacio para él?
Jimin lo detuvo en medio de dos enormes sillones cafés claro en lo que tendría que ser la sala, parándose enfrente de él con el entrecejo fruncido, y llevando inmediatamente las manos a su cintura.
Un jadeo de impresión detuvo lo que fuese que estaba a punto de decirle Jimin, quien dirigió su atención a Taeyang y Luna quienes los habían seguido de cerca, pero que parecía que Jimin había estado ignorando.
—Wow —exclamó Luna—. Tu casa es...
—Impresionante —completo Taeyang, asombrado.
Jimin forzó una sonrisa en su rostro, mordiéndose el labio inferior con lo que parecía ser nervios.
Jungkook lo miró dubitativo al captar en su expresión ansiedad y pena. Sensaciones que pronto se transformaron en un miedo alucinante cuando volvió a mirarlo. Haciendo que Jungkook ahora fuera quien fruncía el entrecejo por el desconcierto. ¿A qué le tenía miedo? ¿A su casa, una casi replica de una mansión?
—Perdonen, había estado distraído y ni siquiera les he ofrecido nada —Jimin señaló los sillones a sus costados, rodeando a Jungkook para mover su silla a un extremo—. Por favor, tomen asiento en lo que pido que les traigan algo de beber.
Todavía conmocionados, Luna y Taeyang se sentaron sin dejar de mirar a su alrededor.
—¿Qué nos traigan? —preguntó Luna—. ¿Tienes sirvientes..?
Jimin negó, efusivamente.
—Empleados —corrigió, inquieto.
Pronto los tres se sumergieron en una conversación animada, comiendo y bebiendo todo lo que los empleados de Jimin les habían llevado, mientras Jungkook intentaba absurdamente contener la respiración para evitar contagiar lo que fuese que pudiese contagiar con tan solo su respiración. Aceptando pasivamente los bocados que Jimin le ofrecía y sintiéndose más como sí mismo cada vez que Jimin lo limpiaba cuidadosamente con una servilleta.
Y cuando menos se dio cuenta, la noche había remplazado la luz del día y ya no había nadie más que él y Jimin en la sala. Vagamente recordaba haber escuchado la despedida de Luna y Taeyang hacia no mucho tiempo, pero había estado tan sumergido en su incomodidad que apenas había prestado atención a su entorno, hasta que no tuvo de otra más que mirar al causante de todo frente a él, esperando.
—¿Quieres que te de un tour por la casa antes de que te lleve a tu habitación? —le preguntó Jimin, más ansioso de lo que había estado durante el día.
De verdad Jungkook quería saber qué era lo que lo tenía así. ¿Era su presencia? ¿Se había dado cuenta del error y de lo poco que él encajaba en su casa, en su vida?
Dios, realmente sentía lástima por sí mismo. Sin la ayuda de Jimin, ¿qué le quedaba aparte de su condición?
Al no haber respuesta de parte de Jungkook, Jimin se acercó a él. Y aún con el miedo recorriendo su cuerpo al sentir que Jungkook lo alejaría y le pediría que lo dejara en el albergue, se arrodillo frente a él, posando su mano sutilmente en su pierna, a pesar de que probablemente no lo sentía.
—¿Te arrepientes de haber aceptado vivir conmigo? —susurró.
Jungkook lo miró por unos largo segundos, buscando en sus ojos algún indicio de arrepentimiento por tenerlo ahí, encontrando únicamente la misma angustia y el mismo miedo que había visto cuando se estaban despidiendo en el albergue.
Jimin no estaba disgustado por tenerlo ahí, solo estaba ansioso por no sentirlo a gusto.
Negó con la cabeza, deseando borrar la inquietud de Jimin. Deseando tanto y tan fervientemente acariciar la piel de Jimin y transmitirle lo muy agradecido que estaba con él y el esfuerzo que estaba haciendo por complacerlo, que cerró con la poca fuerza que tenía su puño izquierdo para no hacerlo. Dándole en su lugar otra cosa que sabía que era terreno seguro, incluso si lo haría sentir estúpido después de decirlo.
—Q-q-q-q-quie-r-r-ro v-v-eeer el rest-t-t-o de l-la ca-a-a-as-a.
Jimin no se burló de él, y tal y como había hecho la primera vez; sonrió amplia y enormemente, formando una hermosa media luna con su rostro.
—¡Claro! —Salto, poniéndose de pie, con un semblante totalmente diferente y más como el mismo Jimin entusiasta de siempre—. He hecho que modifiquen varias partes para que quepa tu silla, así que espero que te sientas cómodo en tu nuevo hogar.
Su nuevo hogar. ¿Por qué de alguna forma eso sentía tan bien y reconfortante como nunca antes se había sentido al lado de la mujer que amaba y con la que había vivido prácticamente toda su vida? No lo sabía y probablemente no tardaría en descubrir el porqué, pero mientras eso pasaba, dejó que la amargura que lo había acompañado desde que había despertado, fuera remplazada por lo que sentía como esperanza.
Tal vez aún podía permitirse tener esperanza.
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Stand by me ─ Kookmin Au
Fanfiction𔘓 〞ᴍɪɴɪ ᴀᴜ𔘓 〞 ‧₊˚ ୨Tras meses de visitas constantes al hospital, Jimin nota que hay un hombre postrado en cama en un aparente estado de coma, quien al igual que él parece no tener a nadie que vea por él, por lo que decide ir a visitarlo todos los...