Bell se sentó a la mesa y se quedó viendo el plato delante suyo. Aquel trozo de masa en forma triangular, con queso fundido y orégano fresco puesto encima de las rebanadas de tomate y salame,se veía un tanto fuera de lugar en medio de los cubiertos, la servilleta elaboradamente doblada y el mantel de las fiestas. Bell apartó los ojos de la comida y los llevó hasta ese sujeto de amable sonrisa,que estaba orgulloso de su preparación.-Sírvase. El almuerzo se enfría-le dijo Whis y Bell volvió los ojos a su plato.
-¿Pizza?
-¿No le gusta?-le preguntó un tanto curioso.
-No...Digo sí,pero no como almuerzo ¿Qué pasó con la comida?-le preguntó Bell mirando los restos humeantes del almuerzo,en el lavado de la cocina.
-Coma su pizza o no le daré postre-le respondió Whis ignorando la pregunta y fingiendo que no pasó nada.
-Es mi casa,no puedes negarme la comida que compró con mi dinero-le dijo Bell.
-Estoy a cargo y puedo hacerlo-le refutó mientras iba hacia la cocina y Bell le enseñaba la lengua-Vi eso-le dijo y la miró por encima de su hombro.
Bell apartó la mirada de él y volvió su atención a la pizza. No iba a comer eso. Ella seguía una dieta estricta. Tomó el plato y fue hasta la cocina,puso el bocadillo en el refrigerador y comenzó a buscar los ingredientes para hacer una sopa de verduras. Era rápido y fácil. Whis no volteo a verla,pero mientras lavaba los platos seguía los movimientos de la muchacha,sin perder detalle. Después de un rato,mientras secaba la vajilla con una toalla de cocina,le dijo con una actitud tranquila:
-Usted es bastante obstinada. Apostaría que lleva una vida muy solitaria ¿Me equivoco?
-No,así es-le respondió Bell sin quitar los ojos de la sopa y logrando que Whis hiciera un gesto parecido a un puchero, pues no logró su objetivo.
-Imagino que al encargarse del negocio y la casa no sale mucho...
-No,últimamente no.
-Eso y lo anterior son una combinación que tiene que tenerla en la soltería...-le dijo con un tono incisivo y burlón.
-Eso también es cierto,aunque en realidad tiene que ver con otra cosa-le respondió la muchacha antes de llevarse la cuchara de madera a la boca.
-¿Con qué cosa?
-Los hombres me dicen: hola y yo ya quiero matarlos-le contestó y se giró a él con una sonrisa inocente.
-Si sabe que sólo quería hacerla enojar un poco ¿Verdad?
-Si...Mi técnica es dar la razón. Por definición no hay discusión si ambas partes concuerdan. Sin discusión no hay conflicto-le dijo Bell con la misma cándida sonrisa y la mirada dulce que ponía en ocasiones.
Whis la miró arqueando una ceja y puso el último plato seco en la pequeña torre que había hecho. Después fue hasta la nevera y tomó una copa con crema,fruta y yogurt de la que empezó a comer sin ninguna otra intención aparente,eso hasta que le dijo a la muchacha:
-Le dije que si no comía su almuerzo,no tendría postre...
Bell entre cerró los ojos y volvió a su sopa.
-Puedo ir a la tienda y comparar uno,pero yo evito las cosas dulces-le contestó antes de ir por un poco de pan duro para tostarlo y agregarlo a la sopa en forma de pequeños cubitos.
No volvieron a cruzar palabra después de eso. Ella se dedicó a su trabajo y Whis al suyo. Cerca de las siete de la tarde Bell cerró la tienda,pero siguió trabajando, pues le llegó un pedido de agendas de escuela que tenía que entregar en dos días. Era mucho trabajo en verdad. Las impresoras estaban funcionando a su máxima capacidad. El anillado debía hacerse de forma manual y era un tanto aburrido, mas Bell combatía aquello con los audífonos en sus orejas. Por esto es que no oyó llegar a Whis, por detrás y dio un fuerte gritó cuando él le tocó el hombro para llamar su atención. Con el sobresaltó la muchacha tiró un recipiente de tinta que estalló contra el suelo.
-Lo siento...No quise...
-¡Sal de aquí!-le gritó Bell furiosa.
Whis se levantó cuan alto era y se retiró un tanto ofendido. En cuanto a la muchacha con desánimo fue por unas toallas de papel y las arrojó sobre el charco negro en las baldosas. Sus zapatos se habían salpicado,lo mismo sus piernas y parte de su pantalón bermuda,aunque lo más importante era la tinta. Los cartuchos no eran nada baratos. Se inclinó para tomar el papel sucio y ponerlo en el papelero, fue cuando descubrió una taza de té sobre el mostrador.
Era extraño tener a alguien nuevo cerca y todavía más extraño que hubiera alguien para ayudarla. Bell estaba demasiado habituada a hacer todo sola. Tanto así que en muchas circunstancias,la gente llegaba a molestarla y estorbarle. Se quedó viendo la taza un momento, después la sostuvo ensuciadola con tinta.
-¿Le gusto el té?-le preguntó Whis cuando ella entró en la cocina-Con canela,anis y clavo de olor...Así dijeron que le gusta tomarlo-agregó mientras se quitaba el mandil para colgarlo en el perchero junto al refrigerador.
Bell asintió con la cabeza y dejó la taza en el lavado. Eran casi las once de la noche. Estaba cansada y quería dormir. Whis soltó un suspiro al ver la taza sucia,pero no se quejó y la lavó.
