Cuatro

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A la mañana siguiente Bell despertó a la hora acostumbrada. Se vistió,se puso dos pinzas en el cabello y dejó su cuarto con buen ánimo. Pero cuando entró en la cocina su sonrisa se desvaneció. Allí estaba Whis preparando unas tostadas a la francesa con un semblante serio y sereno. La luz del sol,que entraba por la ventana,le daba en la espalda y rebotaba en los sartenes y cacerolas dando a ese largo y angosto cuarto un tono dorado como la miel. El aroma de las tostadas se mezclaba con el de la albaca sobre el refrigerador, terminando por dar a la escena un toque muy agradable,cálido y confortante.

-Buen día-le dijo la muchacha.

-Buen día-le respondió él sin quitar los ojos de la sartén-El desayuno estará listo en unos minutos-agrego con una voz sería,desprovista de su habitual.

Bell no le respondió y se sentó a la mesa a esperar. Mientras lo hacía observó a Whis. Se veía un poco gracioso,pues tenía que doblar un poco las rodillas para que sus brazos llegarán con comodidad a la cocina. Los minutos formaron media hora y para entonces,Bell descansaba su cabeza sobre sus brazos cruzados sobre la mesa. Se había medio dormido para disgusto de Whis, que fingió toser para despertar a Bell,que abrió los ojos un poco confundida por descubrirse en la cocina.

-El desayuno está listo. Buen provecho-le dijo Whis y se apartó de la mesa.

Bell tomó una tostada con mermelada y le dió una mordida. Al acabar su desayuno iba a tomar los platos para llevarlos al lavado,pero Whis se lo impidió diciendo que era su trabajo. Libre de esa odiosa tarea,la muchacha fue a abrir la imprenta y comenzó sus tareas. Durante la mañana entraron algunos clientes y envío unos pedidos. Fue una jornada normal y hasta la hora del almuerzo ni siquiera recordó que Whis estaba ahí,algo que cambió cuando sintió el aroma de la comida y corrió a la cocina descubriendo allí al empleado doméstico de la casa. Verdaderamente no recordaba que había alguien más en su hogar.

-¿Puedo ayudarla?-le preguntó Whis,pero de una forma desinteresada.

-¿Qué estás cocinando?-le preguntó Bell por decir algo que disimulara su situación.

-Estofado-contestó Whis y la miró de reojo,pues Bell tenía una expresión de extrañeza que desapareció después de una sonrisa que se dió a si misma-Usted es alguien capaz de una abstracción extraordinaria-le comentó antes de llevarse la cuchara con caldo a la boca-Casi podría jurar que olvidó que estoy aquí...

Bell se sorprendió de oír eso. No supo como sentirse respecto a aquella acertada observación.

-Lo siento-dijo sin meditar en el porqué de esa declaración.

-Y sin duda es una persona muy peculiar. Se disculpa por haber olvidado que estoy aquí,pero no por haberme gritado ayer-le dijo Whis y probó el estofado haciendo,después,un exagerado gesto de gusto que lo quedo viendo de una forma algo boba.

-Es que me parece más grave olvidar la presencia de la gente que gritarles,pues así es obvio que están allí...-le respondió Bell con una sonrisa sarcástica que se desvaneció tal y como se formó.

-Para tener un rostro tan tierno es bastante...-decía Whis mientras iba hacia ella,pero se interrumpió al ver la mano de la muchacha sobre un cuaderno que apretaba contra ella.

Se inclinó bastante al llegar frente a Bell y descaradamente se quedó viendo la mano de esta,
que se le quedó viendo a él preguntándose que tanto estaba mirando.

-No lo había notado,pero usted tiene hoyuelos en las nudillos-le dijo un tanto emocionado.

-¿Y eso qué?-le preguntó Bell arqueando una ceja.

-¡Me encantan los hoyelos en las manos!-exclamó Whis tomándole la mano con brusquedad para acercarla a su rostro-Se me hacen adorables en las mujeres...Ay pero que suave es su piel ¿Usa una crema en especial?-le preguntó mientras frotaba su mejilla en el dorso de aquella pálida mano.

-Sí...Digo ¿Qué te importa?-exclamó un poco molesta y liberando su mano de las de él.

-No tiene porqué enfadarse. Le estaba haciendo un cumplido.

-Eso no fue un cumplido,eso fue raro-replico Bell escondiendo las manos tras su espalda mientras Whis acercaba su rostro al suyo-¿Qué? ¿Qué pasa ahora?

-Tiene un cutis muy bonito-le dijo y bajo su mirada al hombro descubierto-Su dermis esta muy bien cuidada,seguramente lleva...

-Dejame en paz-lo interrumpió Bell y se dió la vuelta para dejar la cocina. Aunque volvió media hora después para almorzar.

Fue una comida silenciosa y algo tensa,pues Whis estaba parado a un costado de la mesa y no le quitaba los ojos de encima,lo que incomodaba enormemente a la muchacha,que después de un cuarto de hora acabo por exclamar:

-¡Lo siento! Lamento haberte gritado ¿Ahora puedes dejar de hacer eso?

-¿De hacer qué?-le preguntó con cara de inocente.

-De estarme mirando así...

-¿Así cómo?

-Pues así como...Lo haces para molestarme ¿Verdad?

-Por supuesto que no. Yo no tengo la culpa que a usted no le agrade que la miren con atención...

-Es raro ¿Te gustaría que yo te quedará viendo fijo sin decirte nada por un largo rato?

Whis inclinó la cabeza a un costado y luego se llevó la mano a la barbilla,cual si tuviera que reflexionar acerca de un gran dilema.

-Supongo que me sentiría un poco inquieto-dijo al fin con una sonrisa jovial.

Bell lo miró arqueando una ceja.

-Creo que entiendo a lo que se refiere. Intentaré no mirarla así otra vez. Ahora termine su almuerzo o no habrá postre. Hice un delicioso flan de chocolate...

-Termine-exclamo Bell e intentó levantarse de la mesa,pero entonces Whis fue hacia ella.

-Ni siquiera comio la mitad.

-Estoy a dieta y esta comida es demasiado calórica.

-¿A dieta? Pero si está bastante delgada. Si sigue así va a desaparecer-le dijo y hundió la cuchara en el estofado-Abrá la boca y diga: Ahhh

-Eres raro...

-Y usted una amargada...-le dijo mientras una vena sobresalía de su frente.

-Voy a despedirte...

-Usted no puede hacer eso ¿También lo olvido? El encargado de la casa soy yo.

-Pero la dueña soy yo.

Ambos se quedaron mirando hasta que Whis volcó su atención a las manos de Bell otra vez.

-¡Sus manos son tan lindas!

-¡No me estés toquetiando! ¡Te denunciare por acoso!

-Pero si yo no la estoy acosando...

Y así siguieron un rato.

Yo mando aquí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora