Un hombre y una mujer tomados de la mano no llamaban para nada la atención. Razón por la que Bell no se sentía incómoda en ir caminando así con él. Aún así miraba su mano entrelazada a la de Whis de una manera extraña. Como si lo que estaba haciendo fuera algo insólito, inusual. A ratos su atención la tenía el algodón de azúcar en su mano libre. El mismo del cual Whis le arrebató un poco con la varilla desnuda, que quedó del suyo.-¡Oye!-exclamó Bell.
-Pensé que ya no quería más-le señaló sonriendo de una forma simpática.
Bell se quedó viendo su algodón de azúcar y después se lo ofreció a Whis, quien lo aceptó con mucho entusiasmo.
-No puedo comer mucha azúcar- murmuró la muchacha y soltó la mano de Whis-¿Qué? Esa persona nos debe haber dejado de observar hace tiempo.
Él no respondió. Posiblemente ella tenía razón. La muchacha metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y guardo silencio un rato.
-¿No va a preguntar cuál de esas personas era mi pareja?-le cuestionó Whis.
-Tu vida no me interesa...
-¡Oiga! Eso fue muy grosero de su parte y también bastante insensible-le reprochó con una expresión un tanto infantil e inclinándose para verla de cerca.
-Deja de hacer eso. Te provocaras tortícolis y lumbago-le advirtió la muchacha.
-¿Lo dice por lo mucho que me tengo que inclinar para verla a la cara?-le preguntó medio burlón.
-No, lo decía lo tieso que eres -le respondió Bell y después le enseñó la lengua.
-Para que sepa yo soy muy flexible.
-Como digas...
-Estoy hablando en serio y para que lo corrabore usted misma, esta noche la invitó a bailar.
-No, gracias-le respondió Bell, deteniéndose en el borde de la acera,para esperar el cambio de luces en el semáforo.
-¿No sabe bailar?-le preguntó Whis con cierto sarcasmo en la voz.
-No es eso. Sucede que prefiero no hacerlo-le respondió Bell y cruzó la calle.
Whis la miró y notó como su semblante se tornó un poco triste. No quiso decir más y durante el trayecto a casa se limitó a caminar al lado de la mujer. Una vez allí se metió en la cocina para cumplir su palabra y preparar la comida favorita de Bell, quien se metió en la imprenta y continuó con el trabajo postergado. Desde el comedor, Whis la veía trabajar en el anillado de unas libretas. La capacidad de abstracción de esa mujer no dejaba de llamar su atención. Después de un par de horas la llamó para comer e hizo una pregunta que tomó por sorpresa a Bell.
-¿Puedo comer con usted?
La muchacha se le quedó viendo un poco confundida. Whis tenía su plato servido del otro lado de la mesa y sólo aguardaba que ella le concediera el permiso de sentarse.
-Adelante-le dijo Bell.
Habían comido juntos unas pizzas mientras veían una película y un vocado cuando iban por la calle, sin embargo, ese momento en la cocina fue diferente. Adquirió otra connotación y aunque para Bell fue más desconcertante que para Whis, ambos experimentaron una sensación agradable. Abrieron una charla escueta que fue tomando sustancia cuando él le preguntó por qué le gustaba tanto el pollo con arroz,pues al fin y al cabo era una comida muy simple.
-Fue lo primero que cocine sola, cuando tenía ocho años-le respondió Bell con una tibia sonrisa- El arroz se quemó un poco, pero la parte de arriba si se pudo comer. Y el pollo terminó algo seco,pero nadie se quejó. Bueno mi tía si porque arruine su olla favorita,pero fuera de eso no pasó nada malo...
-Es una historia muy tierna. En mi caso la primera vez que cocine lo hice ayudando a mi hermana, así que no paso nada malo...-dijo, pero se quedó pensando un momento- Bueno Vados se llevó todo el crédito de la preparación de la sopa y nunca se disculpó por eso.
-¿Y hace cuanto fue eso?
-Unos veinte años-le respondió Whis, visiblemente enfadado.
Bell se echo a reír. Por la forma en que hablaba Whis, ella creyó que el hecho había sucedido hace unos meses, un año cuando mucho.
-Eres muy inmaduro-le comentó riendo.
-Y usted muy seria.
-Es muy típico de la gente inmadura responder para emparejar las cosas-le señaló Bell.
-Es muy común de las personas quisquillosas señalar...-decía Whis, pero escubriño el aire y salto de la silla para ir al horno- ¡Mi sufle!
Bell río,pero sin ánimo de burlarse. Después hasta lo ayudó a lavar los platos.
Cerca de las nueve de la noche, cuando Bell se preparaba para dormir, Whis llegó a su puerta vestido con un atuendo un poco más casual. Se veía muy emocionado, mientras que Bell en pijama le preguntó qué necesitaba.
-¿Acaso no quedamos en ir a bailar esta noche? No me diga que se le olvidó.
-Recuerdo haberte dicho que no quería ir,Whis...-le respondió Bell abriendo la cama.
-Crei que podría haberlo considerado...
-No lo hice-exclamo con firmeza.
Cinco minutos después Bell dejaba la casa vistiendo un atuendo negro y medio arrastrando un abrigo. Whis la llevaba tomada de la mano, como una niña pequeña. Ella intentaba seguirle el paso, él iba hablando de lo mucho que se divertirian.
