Holaaaaaaa chiqueeeeeeessss. Marte is back!!!
No os voy a mentir, me habría gustado poder actualizar mucho antes, pero estos últimos meses han sido un no parar. Me he mudado de casa, he estado repleta de exámenes, he hecho demasiados viajes, me empezó a gustar, dejó de gustar y volvió a gustar un chico, y EN GENERAL, han sido unas semanas intensitas intensitas. Pero bueno, que os prometí que había vuelto para quedarme. No soy tan hijaputa como para poneros la miel en los labios pero no dejaros probar bocado. en cuyo caso, aunque estoy 100% comprometida a terminar esta historia, no sé a ciencia cierta cada cuánto podré actualizar. Una semana a lo mejor actualizo dos veces, y luego tardo 2 meses en publicar algo. No lo sé. De todas formas, os pido de corazón que comentéis, votéis y digáis que tal os parece el capítulo ^-^ No sabéis de veras cómo ayuda a seguir escribiendo.
Pero bueno, ya os dejo de dar la turra con mi vida. Disfrutad de la lectura <3.
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Klaus
Klaus se sentía enormemente desubicado. No sabía del todo cómo había terminado en aquella casa llena de gente. Había tíos, había primos, había amigos de la familia...; había niños, había adolescentes de su misma edad, jóvenes adultos, gente de mediana edad y algún que otro anciano. Y sobre todo, había mucho ruido. Klaus no estaba acostumbrado a estar en una casa, o situación tan ruidosa. Los niños correteaban persiguiéndose los unos a los otros y preguntando cuándo estaría lista la comida; los niños de más edad estaban afuera encendiendo petardos y pequeños cohetes. Y el resto de gente ayudaba en la cocina o esperaban hambrientos mientras jugaban a juegos de mesa y cantaban villancicos y cánticos regionales.
El rubio estaba sufriendo una sobrecarga de estímulos tan grande que apenas era capaz de tener pensamientos ansiosos e inseguridades. Simplemente estaba en un continuo estado de tensión, observando cómo todo pasaba a su al rededor, sin llegar a ser partícipe de nada. Meterse en las conversaciones y los grupitos de gente ya creados le daba un pánico tremebundo. Ya había intentado perseguir a Marc hasta la cocina y agarrársele como una garrapata, pero sus tíos y tías, que junto a él estaban preparando la comida, le echaron muy amablemente con la excusa de que en la cocina solo entraban los cocineros, que así había sido siempre y que así seguiría siendo.
Klaus pensó en volver a ir al baño, no porque tuviera ganas, sino solo para refrescarse la cara y quedarse ahí esperando un rato para relajarse. Pero ya había ido al baño como tres veces desde que había llegado, la gente iba a pensar que estaba estreñido o que tenía diarrea.
No se podía creer que Marc le hubiese arrastrado hasta aquel lugar y encima lo dejase solo. Pero no podía molestarse con el castaño, a penas había insistido y le había dejado su espacio, había sido muy comprensivo y le había dicho que si no se sentía cómodo no tenía por qué ir. Al fin y al cabo por mucho miedo que le diese la situación el había querido estar ahí. Quizás ahora empezaba a arrepentirse un poquito. Pero había tenido, desde siempre unas ganas tremendas de experimentar unas navidades normales, un evento familiar lleno de gente y felicidad. Pero al fin y al cabo eso había sido solo la idea idílica y utópica que tenía en mente. En la realidad cada media hora los niños empezaban a llorar porque alguien había pegado a alguien, o porque uno se había caído o no les dejaban cierto juguete. Y cuando no eran los niños, eran los adolescentes picándose y discutiendo por hacer trampas en los juegos de mesa, o los más mayores discutiendo vivamente sobre política y relaciones internacionales, cuando la gran mayoría de ellos no tenía ni pajolera idea de lo que estaban hablando.
Por lo menos no estaban hablando en inglés..., no pudo evitar pensar el rubio. La abuela de Marc era la única que había nacido en Estados Unidos, y al parecer llevaba en España desde joven, por lo que la familia del castaño no se alejaba demasiado de una familia española convencional. Estaba hasta el caso de Diego, primo de la misma edad de Marc, que era nefasto para con los idiomas, razón por la que era objeto de burlas y chistes cariñosos por parte del resto de la familia. Además, parte de la familia, ni siquiera tenía sangre estadounidense y era más española que la envidia.
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Klaus (gay/yaoi)
RomanceMaltrato familiar, drogas, sexo y amor: Klaus es un adolescente alto, sus pómulos están marcados, al igual que sus ojeras y sus costillas. Si levantas su camiseta verás un cuerpo invadido de moretones, quemaduras y verdugones. El maltrato y el odio...