CAPÍTULO IX: Sugar daddy.

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Si veis alguna falta de ortografía avisadme, que no muerdo.
Votad, comentad y sobre todo disfrutad de la lectura y así haréis de mi vida un pelín menos desgraciada. <3

~Marte.

KLAUS.

Klaus estaba sentado en la cama. Llevaba el pelo recogido en un moño mal hecho para poder leer sin que le molestase en la cara. Cuando estaba solo le daba igual recogérselo, era cuando había gente cuando se sentía observado, odiaba su frente.

Sobre su regazo tenía una caja de zapatos con sus pequeñas reliquias.

Un mp3, una moneda de la República Francesa que había encontrado por la calle, un coche de juguete de cuando era niño, una foto de sus padres el día de su boda, un libro que su padre le había regalado por su decimosexto cumpleaños donde guardaba entre las páginas la carta da Marc y por último la alianza de su madre. Ese anillo era lo único que conservaba de ella, pues su padre había quemado con un puro su rostro en la fotografía que tenía de ellos. En días como ese le gustaba mirar fijamente la fotografía e imaginar su rostro. No se parecía en nada a su padre, así que solía imaginarse a la cantante rubia de ABBA. Pues al parecer tenía ascendencia de Suecia, o eso era lo que había supuesto después de escuchar a su padre gritar "Zorra sueca" refiriéndose a su madre.

Abrió el libro y lo hojeó hasta dar con la carta.

La desplegó y la releyó como tantas otras veces había hecho los últimos días. Casi se la sabía de memoria y seguía sin poder dejar de sonreír cuando la leía.

El sonido del timbre lo sobresaltó.
Al fin y al cabo Marc en ningún momento dijo a que hora iba a llegar.

Se levantó de la cama y bajó las dos escaleras hasta llegar al recibidor. Marc había llamado al timbre unas 20 veces desde la primera, quiso abrir la puerta y mostrarse molesto al respecto, pero cuando vio la gran sonrisa que portaba el castaño, se le contagió e hizo que olvidase todo lo anterior.

—Hola chico jirafa.

—¿H-hola?

Klaus se apartó para que Marc entrase y este le dio un beso en la mejilla al pasar por su lado, que como todas las veces anteriores le hizo enrojecer.

—¿Dónde vamos a hacer el trabajo?

—¿Quién ha dicho nada de trabajo? Yo solo dije que te iba a recoger.—Dijo con una sonrisa burlona.

—¿Entonces qué vamos a hacer?—Preguntó intrigado.

—No sé, ¿qué quieres hacer? Yo había pensado en ir al casco antiguo* y atiborrarte a calorías.

Klaus se quedó descolocado sin saber como reaccionar, ¿tan delgado estaba?

—¿B-bueno?, subo a coger una chaqueta y nos vamos.

—Te acompaño, quiero cotillear tu habitación.

—No hay mucho que cotillear.

—Lo sé, pero quiero estar contigo todo el rato.

—¿Lo sabes?— Dijo tras sentir una corriente eléctrica.

Klaus (gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora