Klaus (gay/yaoi)

CAPÍTULO VI: Un príncipe azul, la tubería y un arbusto.

Si votáis y comentáis seré feliz y mis personajes serán felices :3
Si estoy sad pasarán cosas sad okno, pero en verdad si me ponen muy feliz vuestros comentarios.
^-^
(Arriba una canción que aparece en en el capítulo)
~Marte
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MARC.

Como no podría conseguir la dirección de Klaus hasta el Lunes, el domingo quedó con Dani y algunos amigos más para no obsesionarse con el tema.

Al día siguiente todo transcurrió relativa normalidad. Quizás tardó más en elegir qué ponerse y en arreglarse el cabello. Finalmente se puso su chaqueta preferida, una vaquera con capucha. Quería estar perfecto para cuando fuera a visitar al rubio.

Ignoró a su madre durante el desayuno como cada mañana y salió hacia la casa de Dani para ir juntos al instituto como siempre. Quizá algo más animado de lo usual.

Las horas pasaron y llegó la hora del recreo, donde en vez de acompañar a sus amigos se dirigió a hablar con la secretaria.

—¿Necesitas algo querido?—Le preguntó una amable señora de mediana edad con con bastante sobrepeso.

—Sí,verás. Estoy haciendo un trabajo para clase de historia con Klaus Baeza, pero está enfermo y no sé su dirección. ¿Me la podrías dar Carmen? —Dijo poniendo ojos de cachorrito.

—Lo siento Marc. No se nos permite dar direcciones. Ya sabes, por lo del acoso escolar, la privacidad y todo eso.

—Vamos Carmen...Sabes que yo nunca haría eso. Recuerda el favor que hice por tu hija. O si no pregúntaselo al profesor Méndez, él me puso de pareja con Klaus.—Dijo sin poder evitar que le temblara la voz al mencionar el apellido del profesor.

—Es verdad, nunca te pude agradecer lo que hiciste por Sara.—Habló la señora de su hija con sonrisa sincera.

Hacía un par de años unos chicos se metían con ella por ser hija de la secretaria. Él, con su complejo de justiciero adolescente se metió en una pelea al ver que se burlaban de ella y la empujaban.

Por este tipo de situaciones le gustaba acumular favores.

—Gracias Carmen, eres un amor.

—Espera aquí, enseguida vuelvo.

Minutos después regresó con la dirección apuntada en un post-it.

—Si te preguntan yo no he sido. Que me puedo meter en problemas por violación de la privacidad.

Marc le guiñó un ojo.

—Descuida.

El resto de clases se la pasó jugando con el papelito. Emocionado, pensando en los diferentes escenarios que podían surgir.

Cuando llegó a casa no se contenía de la emoción. Los nervios acosaban su tripa y una sonrisa se negaba a abandonar su cara.

Estaba tan feliz que cuando llegó a casa saludó a su madre con un beso en la mejilla y se puso a cocinar.

Trisha se llevó la mano a la cara confundida. Su hijo no la saludaba así desde hace años. Sonrió.

Marc casi nunca cocinaba para otra persona que no fuera su grandma. Era así de reservado con sus creaciones, pero ese día no importó. Nada conseguiría arruinar su humor.

Preparó hummus de berenjena y moussaka. Se vio tentado de hacer comida extra para llevarle otro tupper al rubio. ¿¡Pero y si era alérgico a la berenjena!?

Su madre permaneció sentada en la mesa de la cocina mirando con fascinación a su hijo.
Se desenvolvía a la perfección en la cocina y ponía caras raras.