CAPÍTULO XI: Una mirada de soslayo al pasado

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¿Pero qué es esto? Marte publicando dos semanas seguidas después de tres años sin escribir una mierda? Efectivamente!!! . Si votais y comentáis me haréis la persona más feliz del mundo. No sabéis como ayuda a seguir motivada con la historia y continuar hacia delante. Aprecio muchísimo todas vuestras opiniones y comentarios positivos, constructivos o cagandoos en mis muertos jeje
(ʃƪ^3^) Disfrutad del capítulo beibis.
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Añorar el pasado es correr tras el viento.
(Proverbio Ruso)

Marc

la noche anterior, cuando estaba hablando por WhatsApp con el rubio, este le dejó de contestar súbitamente. Trillones de posibilidades habían pasado por su cabeza antes de poder conciliar el sueño. ¿Había hecho algo mal? ¿Klaus no quería pasar las navidades con él?¿Lo habría asustado siendo tan directo? A lo mejor su padre había entrado por la puerta y le había pillado con el móvil ¿qué habría pasado entonces?

Las inseguridades y las preguntas le habían bombardeado, y no le habían permitido dormir tan bien como hubiera querido. Como consecuencia ahora caminaba hacia el centro de la ciudad a paso lento, bostezando de vez en cuando y con los párpados todavía pegados. Había quedado con Dani y Carla en el casco antiguo para ir a ver el mercadillo y los puestos callejeros de navidad. Le había tocado su madre en el amigo invisible y todavía no le había comprado nada. Además también quería cogerle un detallito al chico jirafa. Así cada vez que lo mirase se acordaría de su majestuosa cara y deslumbrante belleza, a parte por supuesto de acordarse  de lo buen novio, o lo que sea, que era. Todavía Klaus no le había contestado, pero Marc había decidido que lo mejor era dejar de inventarse escenarios negativos y esperar pacientemente. A veces se le olvidaban todos los problemas de Klaus, y siempre tendía a pensar que la razón detrás de algo era debido a él. Tenía que aprender a dejar de creerse el ombligo del mundo, pero a quién quería engañar, si alguien tenía que ser el ombligo del mundo, él sería el más sexy.

Una vez hubo llegado a su destino, se dirigió a comprar un café calentito. Como de costumbre la pareja llegaba tarde. Tal para cual. Alguna que otra vez había tenido que esperar hasta una hora entera para que los putos tortolitos aparecieran de una vez. Esta vez no tuvo que esperar tanto, pero prefirió calentarse el estómago mientras tanto. Una vez le hubieron servido el café se dispuso a dar una pequeña vuelta por la plaza del casco histórico. Hacía un frío de los que te llega hasta los huesos, y pasaba de quedarse parado y presenciar lentamente a la congelación y amputación de sus dedos.

La plaza estaba llena de vida: Risas, familias, grupos de amigos, parejas..., todos ellos riendo y disfrutando de las vacaciones mientras tomaban algún tipo de brebaje caliente. Ya fuera chocolate caliente con churros, o vino especiado caliente para los más alcohólicos. El vino especiado estaba brutal. En general emborracharse a base de líquido calentito, reconfortante y dulce era una experiencia sin igual. Marc se habría pedido ocho de esos de no ser porque necesitaba con urgencia la cafeína si no quería quedarse dormido de un momento a otro en medio de la calle, en pleno invierno..., otra vez.

Había grupos de niños jugando con peonzas, parece que ese instrumento del diablo nunca pasa de modo; otros niños hacían cola para dar sus cartas de reyes magos a los pajes disfrazados; y otros arrastraban a sus progenitores por todo el mercadillo en busca de juguetes como tirachinas, yoyós y cajitas de música. Marc recordaba haber hecho exactamente lo mismo con su padre cuando era pequeño. Cómo este le compró una pequeña armónica de colores, uno de los peluches que  ni si quiera sabía por qué conservaba y un tirachinas que se había roto hacía mucho tiempo. Cuando el juguete se rompió, Marc lloró. Por miedo a decepcionar a su padre, porque algo tan bonito y que quería tanto se había roto por la mitad. Aquellos recuerdos correteando por los puestos artesanales y de su padre dándole a probar en secreto sorbos de vino caliente. Aquellos eran uno de los pocos recuerdos felices que atesoraba junto a su padre.

Klaus (gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora