𝗛𝗢𝗢𝗗𝗜𝗘 𝗦𝗘𝗔𝗦𝗢𝗡 | 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐌𝐈𝐍

𝙰𝚉𝚄𝙻 𝙿𝙾𝚁 𝙴𝙻 𝙲𝙸𝙴𝙻𝙾.

Christopher yacía apoyado sobre la barandilla frente a la casa de su vecino y amigo de la infancia, Kim Seungmin. No era novedad para él que el más joven tardara más de lo planeado y siempre en el mismo asunto. Suspiró cansado y se preguntó si sería mejor dejarlo plantado en venganza por su demora, aunque sabía que no era capaz de hacerlo. Después de lo que parecieron milenios para Christopher, apareció la figura de aquel chico coreano tan sonriente como siempre y vistiendo uno de sus infaltables hoodies. Su atuendo, con tonos entre azul y celeste, lo hacía ver demasiado adorable y perfectamente en armonía con el brillante día.

—¿Nos vamos? —preguntó Seungmin sin borrar la sonrisa de su rostro. Tomó su mano al ver que no le respondía y comenzó a caminar, guiando al mayor. Solo ahí Chris reaccionó, pero no se apartó, claro que no. Desde que eran niños, solían ser muy cercanos y acostumbraban ese tipo de acciones. No había nada raro, solo eran dos mejores amigos caminando de la mano, en un lindo día soleado.

Al llegar, Seungmin le soltó la mano y se adelantó entre saltos y correteos. El mayor muchas veces, y esta no era la excepción, se preguntaba como Seungmin podía tener esa actitud tan alegre y despreocupada en ese preciso momento, porque él no podía. Christopher parecía cargar con todo el dolor que debía sentir el menor, Christopher parecía sufrir para que Seungmin pudiera seguir sonriendo a pesar de su solitaria vida.

—Hola mamá —dijo, sentándose frente a aquella tumba repleta de flores multicolores. No dejaba de sonreír, nunca dejaba de hacerlo y aunque Chris seguía sin entenderlo, cada persona tenía un duelo distinto. Seungmin lo vivía así, recordaba a a su madre con nostalgia, pero con alegría en su corazón, le había dado todo y sentía que no podía despreciar lo pasándose la vida triste, su madre no querría eso para él —. ¿Me has extrañado? Yo te extraño mucho, no hay día en que no piense en ti. Mamá, he comido bien y no me he enfermado, no te preocupes por mí, estoy bien. Te amo mucho...estoy seguro de que eres un ángel hermoso, gracias por cuidar de mí.

Después de su visita al cementerio, como cada mes, comenzaron a caminar a casa en silencio. Porque Christopher sabía que aquel chico de hoodie azul podía esconder toda la tristeza que sentía, pero también tenía un límite y necesitaba despejarse cada cierto tiempo. Seungmin pensaba mucho en estas caminatas y sí, sentía cada paso más pesado que el anterior, se sentía mal, pero todo desaparecía cuando el mayor tomaba su mano. Lo sabía, sabía que Christopher era un gran apoyo para él y le estaba muy agradecido.

—¿Sabes? A mamá le encantaría este hoodie, me recuerda al cielo de un lugar que a ella le gustaba en Australia —Chris sí lo sabía, se lo decía cada vez que iban de camino a casa luego de visitar la tumba de la madre del menor. Claro que no podía decirle Eso ya me lo dijiste, no podía lo único que podía hacer era escucharlo—. Recuerdo que una vez fuimos a pasear por una de las playas de Sidney y...

Tal vez esa era la forma en que vivía su luto, Seungmin la recordaba, día y noche, en cada cosa que hacía, como si aún estuviera con él. Era la única familia que tenía en ese país donde aún se sentía un extranjero, a pesar de haber vivido trece años ahí. Christopher lo sabía, por eso no podía dejarlo solo, por eso y otras cosas, pero él no podía pensar esas otras cosas. No se lo tenía permitido.

Seungmin seguía hablando, contándole historia tras historia, anécdotas de cuando vivía en Australia, o lo que recordaba de ello. Siempre era escuchado, así que no reparó en su despistado amigo hasta que llegaron a sus casas. No importaba cuanto lo llamara, Christopher no respondía a su voz. No fue hasta que el menor le tocó la mejilla que reaccionó y, más rápido de lo que el menor pudo prever, ambos terminaron envueltos en un abrazo. Chris no sabía que hacía, pero quería abrazarlo y Seungmin tampoco se quejaba.

—Ya sé lo que pasa —habló Seungmin sin separarse aún, y el corazón del mayor comenzó a latir más rápido—. La extrañas también, pero está bien. Mamá también te quería mucho y no le gustaría verte así.

Pero no, eso no era lo que le sucedía. No estaba ni cerca de lo que pasaba por la cabeza de Christopher en ese momento, pero no podía decirle nada a Seungmin. Porque lo era todo para él, Seungmin era el aire que respiraba y estaba en cada célula de su cuerpo, era su todo y la manera en que lo amaba ya no podía ser medida. Obviamente no podía decirle eso en ese momento, no podía decirle que sentía su corazón explotar, que sentía una comodidad extrema estando con él, que no sabía definir sus emociones y todo lo sentía como un revoltijo dentro suyo, pero solo lo sentía con él.

No sabía cómo podía tener un amigo tan ciego como él, pero prefería eso a que descubriera sus sentimientos. Él era peor por haber traicionado su amistad.

Porque Seungmin era todo para Christopher, por eso no podía perderlo.

Acarició su cabello y deshizo el abrazo sin decir ninguna palabra sobre lo que había dicho. Sentía que era mejor que Seungmin pensara que todo era como creía.

—Te invito a almorzar, ¿qué dices?

Seungmin asintió, no le gustaba estar solo en esa fecha. Se adentraron en la casa del mayor y advirtieron un delicioso aroma al entrar. La mamá de Christopher los recibió con una sonrisa y les avisó que la comida estaría dentro de poco. El chico australiano no sabía como podría haber sobrevivido sin ella, después de la muerte de su madre, recalcando que en ese tiempo Seungmin no sabía nada de cocina y probablemente hubiera incendiado su casa tratando de encender la estufa.

De alguna u otra manera, Seungmin se había hecho parte de su familia y eso a Christopher le traía problemas, porque él no lo quería como familia. Y su corazón le reclamaba todos los días que no podía seguir reprimiendo sus sentimientos.

Welcome~, sean bienvenidos <3, muchas gracias a WH0ISBRIAN por permitirme la adaptación de esta bonita historia.

No se olviden de apoyar la original y espero que les guste tanto como a mí.

Cuídense mucho.